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Un hotel, 4 playas y 5 pueblos de La Palma. Sentidos Palmeros II

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Ya hemos visto en el primer volumen de la trilogía "Sentidos Palmeros" lo mucho que da de sí la isla bonita. Pero que nadie se engañe: Canarias es sol 365 días al año y aunque las nubes asomen frecuentemente en ciertas partes de La Palma, hay espacio para la playa. Y para el turismo. Nosotros solemos aplicar la misma fórmula a los destinos que proponen algo en ambas facetas: mitad del día turismo rural o urbano, mitad playero. Así ningún nubarrón te amargará la jornada, es más, ayudará a tu exploración de calles y monumentos sin acusar un sol de justicia. Es hora de sentir La Palma y enamorarte de cada uno de sus rincones. A continuación tienes un pueblo y playa por punto cardinal además de un hotel que consideramos de excelente ubicación como base de operaciones. Al margen de unas instalaciones de ensueño. Agudiza tus sentidos: estás a punto de explorar un hotel que bien podría haber nacido con la misma isla. Cuatro playas donde tumbarte en el legado volcánico. Cinco pueblos con marca aborigen. La Palma.

1-. Visita el norte de La Palma. Playa de la Fajana y municipio de Garafía.

Garafía es el municipio más norteño de la isla y colinda en uno de sus límites con el observatorio del Roque de los Muchachos. Por lo que te puedes hacer a la idea del enclave idílico del que hablamos, incrustado en la montaña palmera y máximo exponente del turismo rural de la isla a golpe de numerosos senderos que se pierden en la lejanía. Si vas en familia, basta que avances un puñado de metros que se alejen del núcleo poblacional, te sientes, y respiréis profundamente todos con los ojos cerrados. 

Las piscinas naturales de La Fajana son un estupendo lugar de baño y recreo.

Cuando los abráis, sólo veréis lo que de verdad importa: el rostro relajado y lleno de paz de los que más quieres. Si el sol asoma y el calor aparece, puedes moverte al noreste en busca de las piscinas naturales de La Fajana, una recompensa de la naturaleza al esfuerzo humano por crear y erigir lugares de baño. El bonus lo pone la gastronomía de La Gaviota, justo encima de las piscinas naturales, y local del que en su día te hablamos aquí.


2-. Explora el oeste de La Palma. Playa de Tazacorte y municipios de El Paso y Los Llanos de Aridane. 

Poco tenemos que añadir sobre Los Llanos de Aridane que no te contásemos en anteriores volúmenes. Pero si algo tiene La Palma es que siempre sorprende, resultando novedosa en cada visita. Esta vez nos asomamos a los murales de Los Llanos de Aridane topando con gigantesco arte urbano digno de selfies y demás carnaza internauta de Instagram y Tik Tok. 



Por si no fueran suficiente las montañas de fondo bañadas por el mar de nubes o
las coloridas casas y calles, Los Llanos de Aridane sorprenden con enormes murales.

Por lo que nuevamente tu familia te agradecerá un breve pero necesario paseo por este pueblo. Y qué decir de El Paso. Una suerte de "miniLlanos" en algunos recovecos y con puntos de interés tan sugerentes como el Museo de la Seda Las Hilanderas, donde pequeños y adultos descubrirán la magia telar. Hablamos de municipios no costeros pero que sí se sitúan pasado el túnel del tiempo, otra de las cosas que siempre conviene hacer en La Palma.

Si con la caída de sol regresas al este, antes de llegar al túnel del tiempo toparás con
las nubes engullendo a la montaña. Mágico.

 Pero sobre todo lo situamos en el oeste porque son perfectos como parada técnica -u obligada por las nubes- de camino a la playa de Tazacorte, de negras arenas y piedras varias, pero refugiada en la montaña que protege al municipio homónimo. La playa de Tazacorte nos gustó porque en pocos metros posee dos versiones, la de olas poderosas -no grandes, sí enérgicas- y resaca marítima y la de mar calmo que, atención, también apela a la precaución. 

Cuanto más te escores a la derecha en la playa de Tazacorte, más apta para niños será.

Pero en esta segunda parte los más pequeños se divertirán muchísimo entre negra arena, múltiples cantos de todos los tamaños y espumosa agua. 


3-. Recorriendo el sur de La Palma. Playa Nueva y Fuencaliente.

Fuencaliente es uno de los pueblos con más contrastes de La Palma. Porque al clásico pueblo canario le suma un paisaje lunar único que rodea a los volcanes de San Antonio y Teneguía, como antesala de las salinas y el faro, que rematan la costa en su vertiente sur. 

Bajo el faro hay una discreta playa pero preferimos la de  Playa Nueva,
apenas unos cuantos metros más arriba y menos concurrida.

Y apenas 200 metros abajo esperan la Playa del Faro, que desaconsejamos por ser todo piedra aunque ello también le da su encanto, y siguiendo la carretera costera aparecerá en primer lugar Playa Nueva.


Las salinas rematan uno de los extremos de la isla en un enclave para la meditación.

Similar a una cala balear en lo que a protección natural y tamaño se refiere pero con el matiz de arena volcánica y el agua más fresquita y limpia que la del castigado Mediterráneo.

Siguiendo la ruta de volcanes la fauna y flora de la isla comparten paisaje con la roca
de aspecto lunar.

4-. Partiendo del este. Playa de Los Cancajos y Breña Baja.

Nuestro centro neurálgico para visitar la isla. Hablamos del este de La Palma, con las nubes siempre amenazantes si bien se marchan con la misma rapidez que aparecen. Pero sin duda uno de los mejores puntos de partida para tus visitas e incluso llegada a La Palma, a tenor de la cercanía al aeropuerto.

 

Serpenteando por Breña Baja encontrarás rincones para el recuerdo.

En Breña Baja podemos encontrar varios miradores que premian con cielos nocturnos estrellados y románticos paseos para acompañar la salida de sol pero nos quedamos con el barrio de Los Cancajos, centro hotelero del municipio. Aquí se ubican la playa homónima, repitiendo estampa negra pero disponiendo un desnivel y un pequeño lago ideales para albergar familias con niños de todas las edades.



La Playa de los Cancajos nos parece coqueta y recogida. Y no olvides asomarte al pequeño y
familiar lago, en la foto de nuestra anterior trilogía. 

Además, Los Cancajos albergan el H10 Taburiente Playa y el Hotel Las Olas, sobre los que ya dimos cuenta en nuestra anterior trilogía de La Palma. Pero esta vez estuvimos en un hotel que merece más bien denominarse paraje natural donde uno puede alojarse y comer, por sus verdes y cuidadas instalaciones. 


Hotel Hacienda San Jorge. La Palma hecha alojamiento.

Si no fuera un hotel, aparecería en las guías como sendero imprescindible de La Palma. Porque la Hacienda San Jorge se vale de una arquitectura tradicional isleña que distribuye pequeños y coquetos bloques a lo largo de un enorme paraje verde con una notable variedad de especies vegetales. Sin dejarnos a la simpática Lola, loro que nos dio la bienvenida en nuestro primer recorrido por uno de los senderos aptos para visitar las instalaciones. 


Aquí tienes el sendero principal que te adentra no en un bosque ni jungla...
sino en Hacienda San Jorge.


Os invitamos a que los exploréis todos hasta el final para disfrute de cada uno de los miembros de la familia, culminando uno de ellos en un lago con patos o atravesando el que deja a un lado una fuente y un banco donde sentarse y sentirse afortunado de alojarse en Hacienda San Jorge. Tal es la simbiosis de naturaleza y hombre que, súbitamente, toparás con otro bloque de edificios detrás de esa arboleda, o con la casita canaria que en realidad es el gimnasio, gratuito pero bajo demanda en recepción con motivo del COVID. No es de extrañar, hablamos de uno de los hoteles más obsesionados con la limpieza -con o sin pandemia- que hemos visto, con unas habitaciones extraordinariamente pulcras y recientemente reformadas. La luminosidad y amplitud, además de la distribución con puertas deslizantes de madera, amén de la cocina equipada y una amplia terraza, garantizan una estancia en la que a partir de las 10 y media de la noche, salvo algún huésped vecino indeseado, no se oye nada. 


La limpieza de las habitaciones es como el diseño: espectacular.

Sirva esta ausencia de ruido para ensalzar lo que descubrirás a lo largo de la jornada piscinera: que por muy fuerte que azote el viento extramuros, dentro del recinto de la Hacienda de San Jorge apenas notarás una leve y gratificante brisa. Al incrustar la piscina en un llano rodeado por muros de piedra, nada molestará el baño ni el momento de tostarse al sol salvo si eres especialmente delicado con el agua fría. Que lo está. Pero aquí el clásico "una vez te metes, ya no lo notas" aparece porque ciertamente se agradece recibir empapado los rayos de sol. 

La piscina infantil es un lugar de recreo sin peligro para los más pequeños.
Y un descanso para la vista.


Y si te preocupan los niños más pequeños, has de saber que las piscinas adulta e infantil colindan, sólo separadas por una hilera de rocas, y que la profundidad de la segunda permitirá el baño individual a partir de los 3 años, y el acompañado desde los 0 por la facilidad para moverse en su interior. Una vez más, la etiqueta de turismo seguro encuentra aquí argumentos con la obligatoriedad de presentar la PCR que ya te pidieron en el aeropuerto también al alojarte en el hotel, la constante desinfección de todo elemento utilizado -hablábamos del gimnasio, también de las hamacas- y la citada limpieza de las habitaciones.

Recorre y explora el hotel Hacienda San Jorge. Y haz un alto para dedicarte a los tuyos.

Como colofón, un apartado gastronómico inusualmente apto en hoteles con elementos de apartamentos en las habitaciones, como son la cocina o el microondas. Sabedores de que muchos optarán por esta fórmula, no escatiman en ofrecer un correcto servicio de desayuno y más que bueno de cenas donde, si bien no brilla la variedad, sí lo hacen calidad, sabor y servicio, por lo que la primera no se echa en falta. 


Mires desde donde mires, la arquitectura isleña de la Hacienda de San Jorge y 
su flora dejarán fotografías vestidas de obras de arte.


Una segunda salida tarjeta de la habitación en mano nos sitúa frente al mar y aunque la entrada principal no posee el aparcamiento cercano, no tendrás problemas en encontrar estacionamiento en las calles que rodean el complejo. Con todo, Hacienda San Jorge se erige como un alojamiento muy recomendable en La Palma porque aúna las bondades de la isla en una generosa extensión: fauna y flora, relax verde, sol y brisa y senderos naturales.

Más información en la web de Hacienda San Jorge.

- Otras guías de La Palma de la trilogía "los cinco sentidos palmeros"

5 cosas que ver y oír en la isla de La Palma. Sentidos Palmeros I

7 restaurantes donde comer en la isla de La Palma. Sentidos Palmeros III.

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Jesús Clemente Rubio