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7 restaurantes donde comer en la isla de La Palma. Sentidos palmeros III

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Llegamos a uno de los sentidos palmeros que conviene tener más desarrollado a tu paso por la isla, por calidad, variedad y cantidad en la oferta. Hablamos de los mejores restaurantes donde comer en la isla de La Palma, sin orden jerárquico ni prioritario. Tan sólo un puñado de locales que recorren variopintos conceptos de cocina, desde lo gastro hasta lo tradicional, desde los fogones más recomendables para alérgicos hasta los de excelente ubicación. Vive La Palma. Saborea La Palma.


El "Michelín": El Rincón de Moraga

A unos metros de una estampa que deleita a la vista en uno de los accesos al municipio de Los Llanos de Aridane nos espera un establecimiento que merece estrella Michelín. O Sol Repsol. O cualquier reconocimiento internacional. De momento tiene el nuestro, humilde, pero entregado. Y lo tiene porque Miriam, la propietaria, ha hecho de una antigua casona canaria un restaurante donde el patio invita al recreo, la reflexión y, claro, la degustación de las mejores viandas.

Con una presentación tan exquisita como el servicio, platos y más platos se sucedieron en nuestra mesa con la expectativa levantada por el empleo de materias primas "kilómetro cero" y, en todo caso, de proveedores locales en su mayor parte. Fusiones contrastadas con sabores que conjuntan como el mejor outfit, una carta de recorrido internacional con fuerte presencia isleña e incluso emplatados que terminan en mesa. ¿Hemos conseguido captar tu atención? Pues espera a ver fotografías y leer sobre cada plato que pudimos degustar.

La selección de nigiris luce así y sabe mejor.

El gazpacho de aguacate con helado de queso es, de lejos, la mejor propuesta de cuantas hemos catado de este tradicional manjar. Vuelta de tuerca con el contraste térmico y el ingrediente principal, y adictivo y sabroso a partes iguales. Aguacates recién cogidos del huerto, como la zanahoria que, junto al perejil, daban cama y reposo a un cherne, pescado canario similar al mero, delicioso. Una combinación suprema, creednos.

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El cherne del Rincón de la Moraga fusiona sabores en un resultado sublime.

Así que incapaces de creer que el manejo de la fusión de lo tradicional con lo moderno tendría réplica en otros apartados de la carta, nos marchamos a lo puramente internacional: una selección de nigiris de extraordinaria factura y gran acogida para el paladar. 

Hasta la torrija sabe diferente, y mejor, de lo que tenemos en el imaginario común.
Apta para toda la familia. Como todo en el Rincón de la Moraga.

La torrija de brioche con natillas de cítricos, suaves ambas y de excelente textura, y el chocolat mexican, una suerte de brownie bañado en chocolate con matiz picante, redondearon uno de esos restaurantes que piden retirar carta y apostar por menú degustación. Justo lo que luego comprobamos que ya ofrecen... imperdible.

Si no te atreves con el chocolate picante, pídelo aparte. Pero es altamente recomendable.



El "lujo para alérgenos": El Duende de Fuego

Además de recordarte que en los enlaces de más abajo puedes comprobar cuánto nos gustó nuestra primera visita al Duende de Fuego, cuando leas esto verás que, entonces, nos quedamos cortos. Es de justicia decir que el cuidado del chef, Pedro, por la cocina para todo tipo de intolerancias y alergias merece loas y cantos por toda la isla, pero también que no hablamos de un restaurante SÓLO para alérgicos. Porque El Duende de Fuego cumple una máxima: de todo para todos y, añadimos, todo delicioso. 


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Con aceite o con tomate, el pan de El Duende de Fuego no tiene rival.


El tratamiento del producto, de nuevo mencionamos el sello -y certificado inminente- kilómetro cero, es soberbio, da igual si se trata de la propuesta más básica o de la elaboración más compleja. Sirva de punto de partida el pan, marca de la casa, un paso más allá en sabor y textura, y con ingredientes y proceso naturales. Sumergido en el aceite se convertirá en un imprescindible de tu visita a El Duende de Fuego... y, si quieres más, pídelo con el tomate QUE SABE A TOMATE y procedente de tomates DE VERDAD. La autenticidad y el origen son santo y seña de El Duende de Fuego. Y esto no ha hecho más que empezar.


Ojo a los huevos rotos con puré de patata de vainilla y chorizo confitado. Bestial.

La reinterpretación de los huevos rotos, culminando una base que recuerda a la rural zaragalla de chorizo pero de corte más limpio y confitado, elegante y desgrasado, y aderezado con puré de patata de vainilla de haití. Nótese este último aderezo. Gustará en su aspecto inicial. Maravillará en el momento del corte y revuelto de los ingredientes y conquistará desde el primer bocado. Manda huevos, así se llama el plato, que tengamos que ir a la isla de La Palma para probar una de las más destacadas versiones de tan conocido plato.

Los arroces son otro de los puntos fuertes de El Duende de Fuego.


A la hora de escoger entre los apetitosos arroces y risottos optamos por la fórmula más sencilla y simple: el arroz a banda con potas. Pero Pedro Hernández no entiende de simplezas, y nos premió con un arroz... un arroz que inunda de sabor la boca y allí permanece hasta hacerse hueco en tu recuerdo. 

Tierna carne que se desprende del hueso con sólo ver el cuchillo.

Había tiempo y apenas espacio -las raciones son abundantes- para las costillas de cerdo con mojo caramelizado, que como aquel osobuco que probamos en nuestra primera visita apenas es capaz de permanecer armado porque apenas clavamos el cuchillo se desprende la carne. Tierna. Jugosa. Inolvidable. Como el helado de ron y pasas que nos acompañó a la salida, dond espera la Plaza Chica, ubicación que estrenó hace unos meses El Duende de Fuego. Amantes de la gastronomía mimada en cada plato y producto, aquí tenéis vuestro restaurante. Y alérgicos e intolerantes también. 


El tapeo de alta cocina: Cinnamon Gastrobar

Otro restaurante cuya coqueta ubicación ya entra por los ojos, con una agradable terraza, sinuosas calles y coloridas casas características del barrio de San Telmo. Nos encontramos en la calle homónima justo en su punto de apertura a una amplia y tranquila plaza, con lo que antes si quiera de comenzar a comer ya nos alegraremos de nuestra elección. Pero Cinnamon Gastrobar es mucho más que su ubicación, pues se toma al pie de la letra su apellido para proponer una alta cocina con pequeños bocados a precios muy ajustados y soberbia calidad.

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Aros de cebolla bañados en miel: caerán como pipas. Al fondo, gambas a la plancha.

Te advertimos de que leas lo que leas a continuación, olvídate del concepto predefinido que traigas. Aquí hasta los aros de cebolla macerados con miel sorprenderán a tu sentido del gusto pues explorará nuevas versiones de conocidas propuestas. Tan adictivos como las gambas a la plancha cuya presentación, por cierto, se extiende al resto de la carta: impecable. 

Las 'galletas' de morcilla vienen en cucurucho de papel, pero las pusimos así de monas
para vosotros.

Hablaríamos de entrantes, pero el concepto gastrobar invita a compartir esta suerte de raciones si bien también se pueden optar por principales o, al menos, platos más contundentes. Antes de abordarlos, las galletas crujientes de morcilla, un espectáculo en elaboración, texturas y sabores. 

Rematamos con un pulpo exquisito (foto de portada del artículo), una maravilla para los sentidos porque fue la vista la primera que lo devoró antes de que le hincásemos el diente. Habríamos recorrido más carta pero, aunque parezcan menudas, las raciones son excelentes para esta idea de compartir y probarlo todo.

Si no sabes cuál elegir, pide los dos.

En el apartado de postres pecamos de más, pero también disfrutamos el doble: la crema de vainilla con crujiente dulce coronándola es espectacular, cuando crees que te ha empalagado te sorprendes cogiendo otra cucharadita... hasta que tocas fondo. Pero es que el brownie, majestuoso con nata y vainilla por doquier, fusiona los tres dulces en tu boca para disparar el placentero arte de comer. 


El del "arroz para recordar": Restaurante del Parador de la Palma

De poco sirve a estas alturas convenceros de lo encantados que estamos con el apartado gastronómico de Paradores. Posiblemente, la única red de restaurantes en el mundo que supera el centenar y, en todos, la calidad es indiscutible. No iba a ser menos El Parador de la Palma, con uno de los mejores arroces de cuantos hemos probado. En La Palma y en el mundo. Ve y dinos si exageramos. 

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Aunque oscurecemos el plato en aras de mostrarte el idílico paisaje que nos acompañó
en la comida, has de saber que éste es el arroz que nos deleitó.

Hablamos de un cremoso -nosotros diríamos caldoso- de pescados canarios (rabil, brota y calamar) con pimentón ahumado pero no creas que éste se adueña del protagonismo del plato. Sentirás el pimentón, también el agradecido toque ahumado pero la combinación de estos y los pescados resulta en una delicatessen que justifica la visita a este Parador. Recomendado por el servicio (¡y qué servicio, por cierto!), bendito asesoramiento.

Las láminas de pata asada y la cama de puré configuran otro plato imperdible de Paradores.

Claro que a las láminas de pata asada con alioli de tomates canarios y sal de Fuencaliente nadie les ha regalado la fama, más que sus naturales e isleños ingredientes. Un plato tradicional que se convertirá también un clásico de tu visita a la isla de La Palma una vez cortes el primer pedazo (¿has visto nuestro vídeo en Instagram de otiuMLive?). 

Emplatados y productos de primera. Marca Paradores.


Tacos de rabil, croquetas, crujiente de pollo y otros platos y entrantes supremos completan una carta que, nuevamente, está a la altura de la calidad que uno busca y espera de Paradores. 


El "guardián de la tradición": restaurante Chipi Chipi

Nos gusta la fusión, la comida española y también la internacional pero si lo que quieres es dar un bocado a la misma isla de La Palma, Chipi Chipi es tu restaurante. Desde el precioso patio que evoca arquitectura y rincones palmeros, con minimanantial y tortugas, hasta, por supuesto, la oferta culinaria.

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Recorre sabores isleños sin moverte de la silla.

Carnes a la brasa que van desde el pollo hasta el "lagarto" -pluma- y secreto, pasando por salchichas y chorizos. Sentirás como la brasa potencia sin eclipsar el sabor de las carnes, de precio muy ajustado y con una rapidez inigualable en el servicio. 

Chipi Chipi es también un sitio de recreo para adultos y pequeños. 

Un enclave excelente a pocos minutos en coche del núcleo urbano de Santa Cruz de la Palma que reúne en un puñado de metros cuadrados las razones por las que esta isla es la más bonita. Y la más apetecible. 

Apetitosas carnes que dispara su sabor gracias a la brasa.


Los "restaurantes con vistas": La Muralla y Los Jardines de Sal

De camino al Roque de los Muchachos, o descendiendo del mismo y antes de llegar a Tijarafe, aparece un restaurante que se asoma a un espléndido paisaje palmero. Probablemente estemos ante una de las mesas que más paz y calma traen al comensal, con una terraza acristalada en la que sientes pero no padeces la brisa isleña en un día soleado.

Los calamares, ricos de por sí, entran mejor frente a semejante panorámica.

 Junto a platos típicos que nos sorprendieron por su trabajada factura, como los calamares, nos lanzamos al queso asado, sobresaliente, y al que más fama tiene entre los locales. Los nidos. En nuestro caso, un nido de pollo que, usando este formato, mezcla carne, verduras y patatas paja en un contundente plato que, como todo, se disfruta más compartiendo. Un descanso para la vista y el viajero y un premio para el buche, así es La Muralla.

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Por fin descubrimos el nido de La Muralla. Y entendimos su fama.

Y de verdes paisajes rematados por el azul del mar a idéntico final pero muy diverso principio. Incrustado en el paisaje lunar y volcánico de Fuencaliente, a orillas de las salinas, se sitúa El Jardín de la Sal. Un local que requiere reserva en días y horas punta sobre todo por su ubicación, escoltada por las citadas salinas y con el faro de Fuencaliente vigilando desde el fondo. 

Mar, cielo, volcán y salinas. Un baño de naturaleza mientras comes en El Jardín de la Sal.

Si el día no es demasiado ventoso encontrarás en su terraza la excusa por la que escapaste a las islas: cielos despejados, tiempo agradable y tierra privada de ruido y asfalto. Naturaleza y más naturaleza -mano del hombre mediante en las salinas- y una comida que, sin sobresalir, sí aguanta la tentación de ir con lo justo aprovechando el tirón turístico.

Con fuerte sabor a mar, los tallarines son una buena opción para los amantes de la pasta.

Nuestros tallarines salidos del fondo del mar, merluza sobre cama de patata y con cobertura de algas y unos postres cremosos y nada empalagosos completaron nuestra comanda.

No olvides rematar con un buen y cremoso postre.


- Otras guías de La Palma de la trilogía "los cinco sentidos palmeros"

5 cosas que ver y oír en la isla de La Palma. Sentidos Palmeros I

Un hotel, 4 playas y 5 pueblos de La Palma. Sentidos palmeros II.


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Jesús Clemente Rubio