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Celestyal Cruises (IV): Tras la huella de faraones y profetas

Allí donde los egipcios, en principio, erigieron majestuosos monumentos funerarios que empiezan o terminan apuntando al cielo. Donde un carpintero, quizá también profeta e incluso rey de los judíos -no reconocido por ellos- nació y murió; donde un gigantesco coloso del que nada queda salvo una extraordinaria ciudad recibía a visitantes y enemigos, o donde Ricardo Corazón de León contrajo matrimonio. Celestyal Cruises da un golpe de autoridad en el terreno de los cruceros con el itinerario 3 continentes que, más alla de la experiencia marítima que te contamos aquí, nos ofrece un viaje por la historia, la ciencia y la fe, eras y edades del hombre, comenzando y culminando en la cuna de la mitología griega. Egipto, Israel, la Palestina aún por reconocer, Chipre, Turquia y Grecia. Una semana histórica en todas las vertientes de la palabra. Un completo itinerario en pleno diciembre tras las huellas de faraones, profetas y colosos.Antes de nada, permitidnos un apunte logístico. Cada día tendréis en vuestro camarote, como ya sabéis por nuestro reportaje sobre el barco y sus bondades, un 'Daily Program' con completa información sobre lo que será tu día a bordo y fuera del Celestyal Crystal. En el apartado de excursiones encontrarás una de las tres que incluye en el precio el crucero y mención a que, en caso de duda o querer contratar excursiones adicionales, te dirijas al mostrador situado en la quinta planta. Allí Carlos comanda, coordina y organiza cada experiencia al detalle para que ningún pasajero se quede sin la excursión deseada, o bien con dudas sobre las que ha elegido o le vienen incluidas. Así que sacúdete cualquier pudor y pregunta cuanto quieras que, si él y su equipo no son capaces de satisfacerte al momento, te citarán para más tarde o bien pasarán bajo tu puerta una hoja con detallada información para que tu experiencia sea plena.

Tras un día de navegación, llega Egipto. Riqueza para el alma.
Semejante funcionamiento en la cuestión administrativa auspicia un sobresaliente desarrollo de las excursiones, y así es. Primero porque las tres incluidas (Pirámides de Egipto, Éfeso en Kusadasi y Rodas) son dignas de aplauso puesto que cualquier otra naviera, seguro, aprovecharía para hacer caja a costa de la necesidad imperiosa de ir a las pirámides, por ejemplo. Y segundo porque, en caso de abono, es una delicia comprobar que las que no están incluidas no se disparan en lo que a precio se refiere ni presentan tarifas abusivas, con lo que uno contrata con total tranquilidad de que el paquete vale y justifica hasta el último euro invertido. Nuestra opinión es que la excursión de Jerusalén y Belén entre en tu presupuesto del viaje pues consideramos menester comprarla aparte; el resto (Chipre, por ejemplo) merecen también la pena pero si hay una obligatoria en la vida de todo viajero ésa es Jerusalén, luego veréis y entenderéis por qué.

Una de las estampas típicas es la frontal de la Esfinge con la pirámide como testigo.
Con los pormenores burocráticos resueltos, veamos lo que dio de sí cada propuesta, cada aventura que Celestyal nos propone una vez desembarcamos.

Sé parte del misterio de Egipto

Que no te asuste el madrugón, ni el enorme convoy formado por decenas de autobuses ni los camiones militares ni metralletas que te escoltarán: Celestyal tiene todo bien atado para que, como los concursantes de Gran Hermano con las cámaras, te olvides al momento de peligros y miedos infundidos por los terroristas y te centres en el pedacito de Historia que estás a punto de conocer. Eso sí, recuerda que tienes dos horas y media por delante hasta llegar a la meseta de Guiza y, al término de toda la visita -incluido El Cairo-, te aguardan tres horas más. Nuestro consejo es que en la ida eches el sueñecito que te ha faltado en el camarote y a la vuelta repases sonriente y orgulloso tus mejores instantáneas en uno de los enclaves más importantes del mundo y la Humanidad.

A los pies de las pirámides todo resulta aún más admirable, inexplicable y majestuoso.

Una vez vislumbres la ciudad a lo lejos, busca los monumentos funerarios más famosos. Sí, están mucho más cerca de Guiza y El Cairo de lo que creías, no es ese lugar aislado y desértico que imaginabas y has visto en documentales y películas pero, créenos, el encanto permanece y la proximidad urbana no desluce en absoluto el espectáculo que estás a punto de ver, observar, con suerte entender y, por qué no, integrar y pasar a conformar. Porque la primera parada panorámica es una delicia para la vista y el corazón, que te latirá más fuerte al verte por fin allí, frente a las pirámides, esas puntas rocosas que apuntan a lo divino o, según algunos, a los creadores de las mismas. Es el momento de la foto, claro, pero también del regodeo y la celebración personal de que has conseguido pisar donde pocos pueden y muchos desean. Es el momento de sentirte, aunque sea por unos minutos, un privilegiado.  Cuando te acercas, la emoción se torna asombro y admiración, jamás hubo una piedra caliza tan hermosa y que transmitiera tanto como las que pesan toneladas y allí se apilan. Te preguntarás por su origen y nunca darás con una única respuesta, hasta hoy todo son teorías, pero la realidad es que tocarás y recorrerás vestigios que se remontan 4000 años atrás. 

Nunca te acostumbrarás a estar rodeado por tanta belleza e historia. Siempre querrás más.

Una pena no disponer de más tiempo, nunca es suficiente cuando se trata de Keops, Kefrén, Mikerinos o la Esfinge. ¡Qué maravilla verla de cerca, descubrir la anécdota que se cuenta sobre cómo perdió la nariz y también comprobar que, efectivamente, la ingeniería egipcia no permitía introducir un alfiler entre piedra y piedra!. Pero otro nombre propio espera y proporciona un suculento bocado más al viajero; el Museo Arqueológico de El Cairo.

El tesoro de Tutankamón, que ni mucho menos fue el mejor y mayor de los faraones pero, ya se sabe, poderoso caballero es don dinero y de él ha pervivido hasta nuestros días la muestra más amplia de los tesoros que acompañaban a los faraones al otro mundo, a la espera de su reencarnación. Mucho se habla de la construcción de las pirámides y poco de la precisión y el detalle artesanal de los egipcios en la elaboración de materiales y productos para el día a día, amén de la técnica de momificación y la parafernalia que acompañaba a ésta. Aún estamos boquiabiertos por las dos momias femeninas en las que puedes adivinar sus rasgos miles de años después o la majestuosidad de la máscara de Tutankamón. Presta mucha atención al guía que, si repite la que nosotros tuvimos, completará con datos y valiosa información lo que aquí sólo te contamos desde el ámbito sensitivo.

El Museo Arqueológico alberga importantes piezas del tesoro de Tutankamón.

Entre medias, una comida en forma de buffet más que aceptable y, el aspecto que el público español siempre encuentra mejorable o, mejor dicho, descartable; la visita obligada a una tienda. Cierto es que en ella aprendes historia y proceso de elaboración del papiro, con un material tremendamente resistente por cierto, pero uno no deja de preguntarse si no sería mejor invertir unos minutos más en las pirámides para después dejar algo de tiempo libre en el que cada cual elija qué hacer. Un minúsculo "pero" de escasos minutos que, por supuesto, no ensombrece la experiencia de toda una jornada que se grabará en piedra, con cincel y jeroglífico, en tu memoria.

Vida y muerte de Jesús

115 euros, 80 en el caso de los niños, te separan de la excursión de contratación imprescindible. Imprescindible porque Celestyal logra condensar en un día dos lugares sagrados no sólo para el cristianismo, como se podría intuir por el título del presente párrafo, sino para el Judaísmo y la comunidad musulmana. Tres religiones, tres formas de entender lo divino como origen del Ser Humano y tres culturas enfrentadas a conflictos políticorreligiosos que les arrebatan el maravilloso verbo de convivir y les deja un apesadumbrado "sobrevivir".
En olivos como éstos apresaron a Jesús.

Más allá de editoriales y opiniones, os resumimos la jornada con un adjetivo tan manido que se ha perdido su razón de ser; emocionante. Agnósticos, creyentes, ateos y escépticos, todos acabarán la jornada con un chute, más que religioso, histórico. Partimos y terminamos en lugares y textos sagrados, pero lo que encontramos en ellos no es sino símbolos de las sociedades de entonces que conforman las culturas y creencias de ahora, un espejo cúbico que nos ofrece la oportunidad de elegir la cara en la que reflejarnos, y todo ello con un halo sagrado que se mete bajo nuestra piel y no nos suelta hasta pasadas unas horas.

El cementerio judío alberga tumbas con piedras sobre ellas en lugar de flores. Al fondo, Jerusalén.
Comenzar con la vista panorámica de la ciudad amurallada de Jerusalén es ya un prolegómeno de lo que dará de sí la excursión y del viaje de tres enfoques que nos espera, pues el guía -otro fenómeno- nos dará buena cuenta de qué territorios corresponden a qué colectivo religioso y, con ayuda de anécdotas y alguna que otra declaración subjetivada -es difícil no tomar partido en una situación de semejante envergadura- nos resumirá la situación pasada y actual de Jerusalén.

Hemos dicho lo que vemos, pero no dónde estamos en esta primera parada; las bíblicas Colinas de Judea por las que caminaremos hasta el Monte de los Olivos, allí donde un beso dio comienzo a la traición. La iglesia de Getsemaní infundirá, quizá por primera vez, un respeto en tu persona hacia la figura de Jesús y las religiones en general que nunca creíste posible.

Recuerda que el Muro de las Lamentaciones es, para muchos, un lugar sagrado. Respeta.

Pero será a las puertas de la Muralla y una vez cruzada ésta cuando "el Vaticano judío", el Muro de las Lamentaciones, la Vía Dolorosa, por donde caminó Jesús cargando la cruz con sus respectivas "estaciones" y la Iglesia del Santo Sepulcro, donde fue crucificado, ungido tras descender el cuerpo de la cruz y, cerca, enterrado y más tarde resucitado, donde "la flor de piel" se colará en conversaciones y boca de todos. El famoso muro porque allí, separando hombres y mujeres y tapándose los primeros convenientemente la cabeza, quizá introduzcas tu papel y deseo entre las grietas, fisuras o separaciones de las piedras; quizá sólo hagas la fotografía o puede que, siguiendo la Torá, te sientas en el lugar más sagrado del mundo, pero será cuando observes y eches un vistazo a tu entorno cuando comprendas y entiendas la fe judía y, con suerte, rescates como nosotros lo bueno que deja como las celebraciones de que los niños cumplan 13 años o las oraciones sinceras sin pena mediante. Todo aquello que se haya hecho en nombre de la religión que huela a muerte, odio y destrucción ni lo mencionamos ni lo pensamos; preferimos rescatar lo que consigue unir y despertar en cada uno para empujarle a seguir adelante y a querer más a lo que y a quienes les rodea. Y eso será algo que encuentres en El Muro de las Lamentaciones... y en el Santo Sepulcro.
En el Santo Sepulcro son muchos los lugares sagrados y relacionados con Jesucristo.

Conmovedores cánticos frente al Santo Sepulcro, cuya cola para acceder quizá te impida en esta excursión hacerlo, fueron protagonistas de uno de los momentos más solemnes de nuestro viaje. Observar el lugar en el que un cuerpo fue enterrado para después no hallar cuerpo alguno, secundado por creyentes que entonan canciones igualmente serenas y sentidas fue un instante que más que en la religión nos hizo creer en la magia.

Tres culturas, tres religiones y una ciudad: Jerusalén.
Visitados los lugares que despidieron a Jesús, nos aventuramos a los que le dieron la bienvenida; una Belén más sacada de un conflicto bélico que de la Navidad y que lucha por erigirse como el estado Palestino no presenta la imagen ensoñadora que quizá nos habría gustado encontrar, más en estas fechas, pero precisamente por ello merece la visita para entender cómo funciona el mundo y por qué se rige actualmente. 

Aunque Belén presenta una imagen mejorable, tiene rincones,
más allá de la Iglesia de la Natividad que merecen el paseo.
Ello no impide que la ciudad de David y Jacob acoja una Iglesia de la Natividad en la que, 2019 años después , podamos acceder a los pasajes de los villancicos, donde "el niño está en la cuna" o el "Portal de Belén". La plaza que antecede a la Iglesia, al menos, nos premió con un gigantesco árbol que nos recordó que estamos en la cuna de la celebración de estas fiestas, el principio de todo un movimiento que, ya se sabe de la fe, mueve montañas.

El nacimiento de Jesús es protagonista en la Iglesia de la Natividad.