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Ibiza para niños y familias con Marble Stella Maris


Habiendo demostrado que Ibiza es un paraíso también para las familias, resta detallar qué hotel elegimos y convertimos en campamento base desde el que operar en la famosa isla balear. Cerca de uno de los planes que te contamos en las "9 cosas que hacer con niños", el contemplar los atardeceres, se erige el primer resort de la isla que, por veteranía y capacidad de reinventarse -sufrió una importante reforma hace pocos años- registra picos de ocupación que certifican su buen hacer. Preguntes a dueños de restaurantes, taxistas, conductores de autobús o un ibicenco de a pie, todos conocen Marble Stella Maris Ibiza. Y ya sabemos justificar el porqué de semejante fama. 

 

El capital humano de Marble Stella Maris

Sin duda, el más importante. Desde tu llegada y tu primer pie en el resort, un "bienvenido a Stella Maris, welcome to Stella Maris" te recibe de boca del conductor del buggy. Porque sí, Stella Maris recrea una suerte de pueblo ibicenco cuyos numerosos bloques de habitaciones se reparten por un vasto espacio para el que el hotel habilita un transporte divertido y gratuito. Será la primera sonrisa, pero ni mucho menos la última: en recepción esperan empleados como Inma y Patricia para completar el check-in rápidamente y asesorar sobre lo que nos espera en nuestro alojamiento... e incluso por la noche, a altas horas de la madrugada, tuvimos un pequeño problema que, insistimos, nunca dice algo malo de un hotel, sí lo hace una mala respuesta o reacción al percance. En nuestro caso, Manuel se encargó con máxima diligencia y rapidez de resolver los inconvenientes y habilitar una rápida solución, siempre de agradecer cuando viajas con niños.

La ruta del Buggy abarca todo el hotel para ahorrarte paseos.

La predisposición de la animación a cumplir casi cualquier petición de los niños, el servicio en bares como el de la piscina con una camarera que parece tener cien manos y el absoluto control y dominio del comedor por parte de Beatriz completan uno de los apartados más musculosos del hotel Marble: su plantilla de trabajadores. Algo tendrán que ver los departamentos de Guest Relations (David), Operations Manager (Matthijs) y la dirección de David, claro ;).

Más que un hotel, un pueblo con todo tipo de servicios.

Instalaciones, entretenimiento

La distribución de las piscinas es perfecta para segmentar públicos.

Claro que semejante servicio necesita un producto a la altura para que la experiencia no quede descafeinada o coja, y Marble sabe distribuir correctamente no sólo los mencionados bloques de habitaciones sino tres vasos de piscinas más un cuadrilátero de chorros y mobiliario infantil en su zona acuática. Sin pretenderlo, logran una perfecta separación entre adultos (en la piscina de más de 2 metros y medio de profundidad), la de padres con niños que saben nadar o algo creciditos (en la de hasta 1 metro y medio de profundidad) y la de bebés y niños muy pequeños, con una piscina de chorros y aviones de juguete y otra en la que los que alcanzan el metro pueden hacer pie. Otro aspecto que nos encantó y que siempre ensalzaremos: prohibido fumar en todos los espacios mencionados. Si alguien quiere encenderse un cigarro serán sus pulmones los únicos que llene de humo, ya que está obligado a marcharse a otras zonas comunes y no podrá hacerlo en tumbona o hamaca alguna.

Los jueves tienes fiesta de cumpleaños. Tiger sopla velas.


Ya sea dentro o fuera del agua hay animación y diversión para todos: fragmentada por rangos de edad, encontraremos voleyplaya, ping pong, fútbol, baloncesto para adultos -también algunos niños que se animen, claro- y Kids Club para niños con sólo un día de descanso y el resto tematizados. Incluso uno está dedicado a la mascota Tigre (así se llama, Tiger) y la celebración de su cumpleaños. Vamos que sopla velas todas las semanas el amigo felino. 

Por la noche, minidisco mediante, también un show diferente para concluir cada día. Un campo de minigolf y un parque de columpios que han visto mejores tiempos, pero aún funcionales y prácticos, completan una propuesta rematada por un discreto gimnasio, un ajedrez gigante y una tienda para necesidades urgentes o de última hora. 


Pequeños y necesitados de una revisión, pero aún funcionales. Gimnasio y parque.


Habitaciónes limpias, equipadas y minimalistas

En el apartado de habitaciones, nosotros elegimos Confort porque, según nos dijeron y así fue, estaban pegadas a la zona de piscinas. Lo cual nos facilitaba mucho los desplazamientos hacia dicha zona así como dentro y fuera del hotel, incluso cargando con carro escaleras arriba. La recompensa era una habitación muy despejada y limpia, cómoda y con una capacidad de almacenamiento plausible gracias no sólo a los armarios sino las numerosas estanterias en habitación y baño. Un cuarto de baño que da continuidad a la modernidad del resto de la estancia. Las confort están equipadas también con tetera, que facilita sobremanera la preparación de biberones a cualquier hora del día.

Las habitaciones son amplias, minimalistas, confortables y muy limpias.

Está en Sant Antoni, pero es Gracioneta

No caigas en tópicos y prejuicios que consistorio y empresarios luchan por desterrar: aunque el hotel se ubica en Sant Antoni, ni la zona es la capital de la borrachera extranjera que ha sido en los últimos años ni la zona de cala Gracioneta, donde se ubica el Marble Stella Maris Ibiza, se identifica lo más mínimo con esa etiqueta. Hablamos de un enclave con una clara tendencia y apuesta por el turismo de lujo, exclusivo y mucho más refinado que el que tenemos en mente, y un lugar alejado del centro de Sant Antoni que te hará dudar si aún te encuentras en dicho municipio. Con uno de los lugares más recomendables para observar el atardecer a unos metros y la cala Gracioneta (no olvides visitarla) y uno de los chiringuitos más exclusivos de la isla a otros tantos, el entorno de Marble Stella Maris te proporciona la calma y tranquilidad que buscas en tus vacaciones, permitiéndote elegir el ruido en lugar de que te venga impuesto.

¡Qué arroces, qué estaciones y repostería, qué buffet!

Sabéis que afrontamos uno de los apartados que más nos pesan -también a muchos otros viajeros- a la hora de valorar un hotel. Aunque siempre hay opciones, solemos desear algo más de variedad, y en Marble Stella Maris también nos ocurrió. Pero es innegable el esfuerzo por reponer constantemente, satisfacer cualquier petición -echamos en falta tomate triturado para preparar nuestras tostadas en el desayuno con aceite y tomate, ya que allí no se estila por falta de demanda extranjera, y en cuestión de minutos y en días sucesivos lo tuvimos ya siempre en una bandejita- y emplear materia prima de calidad así como un cocinado adecuado. 




Es quizá el rasgo más característico de la gastronomía del Stella Maris Ibiza: aunque se trate de buffet, detrás hay "cariño", esmero a la hora de preparar los platos. Las salsas boloñesa y carbonara, en el capítulo de la pasta, destacan y no están preparadas a granel para un público multitudinario. Lo mismo ocurre con las diversas estaciones que se suceden con el paso de los días: desde preparación de tu propio poke hasta dürums y kebabs, por poner sólo unos ejemplos. Los arroces son otra buena muestra de la dedicación en el cocinado y los ingredientes: ríete tú de paellas de muchos chiringuitos que palidecen ante unos arroces deliciosos y de intenso sabor. En el apartado repostero, que nos lleva a los postres de las comidas y cenas pero también al desayuno, tenemos que destacar los bizcochos de zanahoria o manzana, la tarta de Oreo -probablemente, la mejor que hemos probado por su acertada combinación de la galleta y la crema-, las variantes de donuts -dales un golpe de calor en el microondas, nos lo agradecerás- y un largo etcétera. Sin obviar la fruta partida y pelada, también de calidad, y la ausencia de aglomeraciones, y os lo dice uno que se hospedó en uno de los picos de asistencia. 



Sirvan las fotos para reflejar la apuesta gastronómica del Marble Stella Maris Ibiza.
El snack del Todo Incluido va mucho más allá de los pobres perritos y nuggets.

Claro que puede mejorar pero, insistimos, hablamos de un hotel que propone buffet pero con "preparación a la carta" y que no descuida bocado alguno, tampoco a la hora de comer, al contrario de lo que muchos establecimientos hacen al volcarse con desayunos y cenas, abandonando las comidas a su suerte. Por poner un "pero", las cenas las alargaríamos media horita más... a las nueve y media muchos españoles estaríamos empezando, como para pedirnos terminar. No es nuestro caso porque, ya sabéis, los niños mandan.

Los niños son la prueba del algodón para los hoteles familiares.
Stella Maris la superó con nota.

Son ellos, precisamente, los que  confirmaron todas nuestras impresiones sobre el hotel. Satisfechos en la piscina, encantados con la animación y las habitaciones, deseosos de ir al comedor a ver "qué toca hoy". La prueba de fuego de que Marble Stella Maris Ibiza es tu hotel familiar de cuatro estrellas en Ibiza.

Jesús Clemente Rubio