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Django: Encadenado al amor y la venganza


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Aunque Los Miserables es la favorita en las quinielas de otiuMMadrid, es justo realizar un repaso del resto de cintas nominadas a la mejor película a pocos días de la ceremonia más famosa de Hollywood. 9 son los filmes que optan a la estatuilla y, como en Los Inmortales, sólo puede quedar uno... o dos, en el caso de los Goya. Tanta leña se ha hecho del árbol caído que pasaré por alto los discursos politizados llenos de razón pero fuera de lugar y otros gazapos de nuestro homólogo de los Oscar. Pero la de hoy es otra historia.
Una historia de venganza, de sangre y vísceras, de personajes perfectamente caracterizados, de tacos y flashbacks... como podrás imaginar, Django:desencadenado es una historia de Tarantino y un esclavo en busca de libertad para cuerpo y alma y liberación de su amada. Descubre cómo Django rompe sus cadenas, pero hazlo desde la lejanía, no te salpique el tomate.

La "D" es muda
No caigamos en el error que se suele cometer con la música heavy, repudiada por muchos sin apenas conocerla porque "sólo es ruido", dicen. Tarantino no es sólo sangre, es mucho más. Es rescatar a actores muertos cinematográficamente (Don Johnson) adjudicándoles un papel que, sorpresa, les viene como anillo al dedo y hasta se lucen. Es dotar a cada personaje que aparece -he aquí la gran influencia de los cómics que Quentin adora- de personalidad, historia y características únicas y reconocibles, sin olvidar un nombre o apodo a la altura -el del protagonista se lee "Yango"...la D inicial es muda, no lo olvides-.


Aunque no lo parezca, Django buscará venganza con más cabeza que corazón y paso a paso.
Curiosamente, es uno de los metrajes más largos del director de Tennesse y, no obstante, en el que menos hace gala de sus habituales excesos de violencia gratuita y lenguaje malsonante. Lo suple con una agresividad cargada de dramatismo -hay escenas sobre la esclavitud verdaderamente duras- y una fonética y pronunciación ruralmente cerradas y erróneas, las  de los propios esclavos. El argumento, al menos en su punto de partida, sí es fiel a otros títulos como "Kill Bill": Django (Jamie Foxx) es un esclavo con sed de venganza y deseo de reencontrarse con su esposa Brromhilda (Kerry Washington) de la que le separaron al ser vendidos cada uno a postores diferentes. Encontrará su oportunidad con el cazarrecompensas alemán King Schultz (Christopher Waltz), que le ofrecerá en bandeja de plata la cabeza de quienes provocaron esa separación a cambio de que le ayude en su labor de atrapar a forajidos y delincuentes varios.

Venganza con cabeza
DiCaprio parece poder con
todo tipo de papeles.
La premisa, sencilla, va evolucionando y retroalimentándose a lo largo de la película, en la que descubrimos diferentes escenarios, personajes y sus secretos. Lo bueno de ser un director consagrado pero sobradamente conocido es que, en cuanto varíes lo más mínimo tu manera de trabajar o prives al público de lo que espera, sorprendes. En este caso para bien, porque la historia dota de vista a la venganza ciega, y Django cubre sus carencias culturales y su rabia sentimental con el aprendizaje sobre el terreno y la esperanza del reencuentro. 

Tarantino vuelve a hacerlo: consigue que todo aspecto visible y audible esté cuidado al más mínimo detalle. La música, espectacular. Los efectos sonoros, como anillo al dedo. Los entornos, acertadísimos. Y lo más importante: el guión y la interpretación de cada uno de los actores -y decimos todos y cada uno de ellos, principales, secundarios e incluso extras- son sublimes. De esta forma, en las casi dos horas y media cualquier espectador encuentra un motivo por el que olvidar mirar el reloj y pedir más: sangrienta acción, desgarrador drama, sarcástico humor, diálogos imposibles (está nominada también al mejor guión original)... Por ello es una firme candidata al Oscar, porque si bien quizá sus individualidades no despunten tanto como la interpretación de Jackman en "Los Imposibles", el conjunto resulta soberbio, y es el conjunto lo que premia el Oscar a la mejor película.

Un maquillaje excelente para un
actor a la altura.
Es pecado mencionar a Don Johnson que, creedlo, lo hace incluso bien, y olvidarnos del malo malísimo Samuel L. Jackson (premio para el maquillaje). O del camaleónico Leonardo Dicaprio en el papel de Calvin Candie, pieza fundamental en la búsqueda de la amada de Django y que protagoniza un titánico duelo interpretativo con Christopher Waltz, y eso que cuenta con dos décadas menos de cine a sus espaldas. Menudo actor ha resultado ser aquel niño de "Los problemas crecen".

En breve hablaremos de Lincoln, película sobre el presidente homónimo que luchó por abolir la esclavitud que aquí se muestra de manera explícita y sin tapujos. Lo que imaginamos que fue una barbarie porque otros se esfuerzan por contar con paños menores, ya se encarga Tarantino de desnudarlo y mostrarlo tal y como es. Esta vez el excéntrico regidor no ha tenido que poner en marcha en exceso su retorcida maquinaria de violencia: la historia se ha encargado de abastecerle de sangrientos e inimaginables castigos. Tranquilos: Django, una vez desencadenado, ajusticiará a los culpables.


otiuMMaximus

- La tensión en el diálogo final entre DiCaprio y Waltz.
- El papel de Waltz. Querrás cabalgar junto a él.
- El oscarizado Jamie Foxx y su acento paleto.

otiuMMenester

- Recuerda que los jueves tienes la entrada a menos de 6 euros en cines CINESA, presentando la tarjeta del Club.
- El próximo domingo, a partir de las 0:30 horas, comienza la ceremonia de los Oscar.
- Django compite con Los Miserables, Lincoln, Amor, Bestias del Sur Salvaje, El Lado Bueno de las Cosas, Argo, La Vida de Pi y la Noche más Oscura por el "Oscar a la mejor película".

Jesús Clemente Rubio