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Guía Tenerife: La cima de España



Obviando cada vez más circunstancias, en España seguimos siendo privilegiados. ¡Qué se lo pregunten a los ingleses y alemanes que vienen en busca de sol y se marchan en modo cangrejo y ale, a presumir de rojo en su país! Sol es vida, y el nuestro es uno de los puntos geográficos con más horas del astro rey a pleno rendimiento. Existe incluso un lugar, pegadito a África, que afortunadamente conservamos pese al llamado "desastre colonial" y, permitidme la opinión, considero una de las mejores regiones españolas. Varias erupciones volcánicas nos trajeron las Islas Canarias y esperemos que nunca nada ni nadie se las lleve. Viajamos al corazón de la cultura guanche: Tenerife.


Imagino a varios europeos presumiendo de tez rojiza a la vez que rememoran sus vacaciones en el posverano más inmediato. Todos, menos uno, disfrutaron de nuestras costas, todas ellas merecedoras de la visita, salvo uno que inflándose como un pavo sentencia: "unos van, otros vienen. Mi turno será, quizás, en enero". Cuando los demás ríen ante el conocido mito de ciertas islas en las que siempre "hace buen tiempo", él calla. Luego, es su transformación en cangrejo la que les hace enmudecer.
Así pues, de una vez por todas sabed que sí, que Canarias goza de un curioso clima subtropical que dota a la región de unas temperaturas suaves todo el año. Nosotros hemos estado en marzo, con los termómetros tiritando en Madrid, y allí bañándonos.

Incluso con el Teide nevado -al fondo-, la isla goza de unos 20 grados de media en marzo.


Los Rodeos o Reina Sofía
O lo que es lo  mismo, Norte o Sur. Nuestra respuesta es más que sencilla: en el sur te encontrarás a los protagonistas de la anterior historia; en el Norte, al viajero de verdad. Es ideal establecerse en la mitad superior de la isla para, desde allí, recorrer los puntos verdaderamente turísticos -siempre en coche, alquileres muy económicos- y, si no nos haces caso, aventurarte a "guirilandia". Pero hospedarte allí significará una gran pérdida de tu tiempo y un espectáculo demasiado artificial para tus ojos.

Dicho esto, y llegado al aeropuerto de "Los Rodeos", tanto el autobús como el coche de alquiler son buenas opciones si te alojas, por ejemplo, en la capital (Santa Cruz de Tenerife). La segunda, en cualquier caso, es imprescindible para recorrer la isla como es debido sin prisas. Contrata el seguro completo del vehículo, pues salvo ganarse la vida honradamente los cacos hacen de todo para sustraer lo ajeno, especialmente en las playas turísticas. Desoyendo las voces que desaconsejan hospedarse en Santa Cruz "porque no tiene nada" -no es Barcelona, pero desde luego un paseo nocturno por las Ramblas de Franco o por la Calle de la Noria te dejará plenamente satisfecho-, elegimos el Silken Atlantida.

El Atlantida merece las cuatro estrellas, una piscina le valdría la quinta.

Hotel de cuatro estrellas de buen precio salvo en las abusivas pensiones, excelente ubicación, amplias habitaciones de corte moderno salvo la moqueta, y solarium, gimnasio, jacuzzi y sauna en la azotea. Cuatro elementos estos últimos que mejoran notablemente tu estancia si bien no puedes evitar echar de menos una piscina, aunque sea para quitarte la sal acumulada en el resto de la jornada. Hablemos, pues, de ella.

Balcones, árboles y lava
 Desde Santa Cruz, dirigiéndote al oeste por la TF-5 -o Autopista Norte, la sur es la TF-1, ambas gratuitas- hallarás municipios como La Orotava, con sus engalanados balcones y un centro histórico más que atractivo; Garachico, con un complejo de piscinas naturales "creadas" por la lava y rematadas por la mano del hombre; e Icod de los Vinos, famosa por el Drago Milenario, árbol típico de estas tierras y que, se dice, cuenta con cuatro cifras su edad. 4,5 euros aproximadamente cuesta ver lo que para algunos no es más que un árbol y, para otros, un estupendo y singular ejemplar de flora. En este municipio podrás, además, realizar un primer acercamiento a los vinos y quesos de la región canaria, pero es en El Sauzal donde esta experiencia alcanza su máxima expresión.

Los quesos canarios son menester en, al menos, una de tus comidas.


De rebote sí vale

"Carambola" se ha convertido en el restaurante de referencia de los foros sobre visitas a Tenerife, y descubrimos por qué. Una carta de discreto tamaño condensa una completa muestra de lo que da de sí la gastronomía canaria y ofrece lo mejor de cada casa a un precio más que razonable. Para que os hagáis  una idea, nuestras medias raciones de quesos y salchichas más copa de vino y refresco cubrieron nuestra demanda de una merienda por 14 euros, cena y 20 euros si añadís las "patatas carambola" que juegan con las más que típicas "papas arrugás" -cocidas con la piel de textura irregular, culpable de su nombre-, el mojo picón -esta salsa engaña algo más en su nombre (no pica tanto), especialmente en el mojo verde- y la bechamel, todo ello gratinado. Exquisito. Al igual que el servicio, organizado de tal manera que te permiten esperar en una antesala atestada de mesas de madera altas en las que empezar a abrir boca con los platos fríos.

Otra opción más folclórica es el guachinche, o especie de restaurante familiar improvisado en el que los productores vinícolas domésticos venden sus excedentes, a los que acompañan de quesos y otros productos canarios. Pregunta por ellos, algunos te sorprenderán.

El viajero experto lo tendrá más que asumido pero, una vez más, a lo largo de vuestro viaje a Tenerife os percataréis de que la naturaleza se mofa de nuestra honesta presencia en su majestuosa inmensidad.

Desde Puerto Santiago, pegado a Los Gigantes, disfrutarás de atardeceres como éste.

No somos nada
La frase favorita del anciano que lamenta una pérdida es más que apropiada para lo que experimentaremos en los atardeceres tinerfeños. Siguiendo hacia el oeste, por ejemplo, darás con Punta Teno (si tienes tiempo, pásate antes por el cercano Masca, incrustado entre montañas visibles desde terracitas y con zumos canarios en mano). Sobre el mapa, te encuentras en la línea fronteriza con el mar, coincidiendo además con el lugar por donde se marcha el sol. Antes de hacerlo, te regala un espectáculo de tonalidades naranjas y moradas que salpican el imponente Atlántico; un regalo para tus ojos que, a la vez que se maravillan, no pueden evitar pensar en la sabiduría anciana "ciertamente, no somos nada sino ridículos comparados con semejante golpe de autoridad de la naturaleza".


Los Gigantes, o el triunfo de la tierra sobre el mar.


Un poco más al sur, la naturaleza nos tiene reservados otra demostración de poder: rescatando la metáfora cervantina de molinos convertidos en gigantes, en esta ocasión los personajes de enorme tamaño son impactantes acantilados y extraordinarias rocas que frenan la furia del mar. Cierto es que atardeceres hay tantos como lugares en el mundo, mas Punta Teno deja huella gracias a un faro que, como por arte de magia, supone la división exacta entre un mar calmo y uno revuelto. En el caso de "Los Gigantes", es la victoria de la tierra sobre el mar la que marca la diferencia. Ambos, además, premiarán el oteo del horizonte con una hermosa y lejana estampa de otro de los tesoros canarios: la isla de La Gomera.

'Las Teresitas' es la única playa de arena dorada.

Negras, marrones, doradas...y ¡rojas!
El título se refiere a las playas, inadmisible su ausencia en el relato. Aunque el origen volcánico determina la apariencia negruzca y oscura de la mayor parte -Benijo, en la punta norte de la isla; las de Puerto de la Cruz (salvo los Lagos Martiánez, siete piscinas naturales con mucho más artificio que las de Garachico, un Benidorm en las Canarias), etc-, también el marrón -Costa Adeje, Las Américas, Los Cristianos- reclama atención en la zona más turística de la isla.

¿Arena negra y montaña roja? La Tejita es tu sitio. También para nudistas.

Sin embargo, la arena de fácil sacudida y típica del Mediterráneo se reserva para una sola playa: Las Teresitas, pegada a la capital. A diferencia de sus hermanastras marrones, visita desaconsejada pues, sencillamente, en aquella parte de la isla no hay más que multitud de negocios orientados al turista extranjero y playas atestadas de ellos (eso sí, mucho más silenciosos que nosotros), Las Teresitas sí merecen una visita por su valor cultural y su maravillosa situación, a los pies de los Montes de las Mercedes. De igual manera, la única playa que justifica los kilómetros recorridos hasta alcanzar el sur es La Tejita, ornamentada con un impactante bloque rojizo que preside su negra arena, a la que rodea de rojizas rocas. El viento es el único pero para esta zona libre de la masificación de las citadas y vecinas playas.

El Benijo se incrusta entre la montaña y la
frontera con el mar.
Pero volvamos al Monte de las Mercedes, cuyo itinerario resulta en la recogida y llamativa playa de Benijo. Sin embargo, y como aprendimos en la reseña de San Francisco, el placer no está en el destino, sino en el camino, y prueba de ello es una sucesión de valles y montañas luciendo un verde imposible en una isla volcánica y que, no obstante, acompaña toda tu ascensión. Atrévete a detenerte en los numerosos recovecos que encontrarás, tómate tu tiempo para bajarte a echar una foto, a trazar la silueta de cada uno de los montes que se alternan hasta el horizonte donde, aún, adivinarás la playa de las Teresitas. Uno de los inolvidables hallazgos de una isla que ya había dejado patente tanto la variedad como la calidad de su oferta turística, con playas y montañas asombrosas. Faltaba el "rompemandíbulas", o elemento destinado a dejar boquiabierto incluso al viajero más exigente: el todopoderoso Teide.

Una de las impresionantes panorámicas del Monte de las Mercedes.






Teleférico hacia el cielo

Se conoce que la nostalgia helvética nos invade más de lo que quisiéramos y, aun satisfechos con el Monte de las Mercedes, no podíamos renunciar al Parque Nacional de las Cañadas del Teide - uno de los tres Parques Nacionales existentes en la isla- así como la ascensión al pico más alto de España, antiguo volcán que convierte además a Tenerife en la décima isla más alta del mundo.

Dicen que "pa´ gustos, colores", y la zona acepta el reto ofreciendo en su trayecto una detallada combinación de tonos rojizos, negros y mostaza en las arenas que allí quedaron tras ser arrastradas y cubiertas en mayor o menor medida por ríos de lava. Con permiso del Timanfaya, en Lanzarote, este Parque Nacional supone a los ojos toda una lección de geología y formación de terrenos. 2.000 metros más altos después, alcanzamos el cable que el hombre le echa a la naturaleza para que ambos mundos entren en contacto: el Teleférico del Teide. Un cable que eleva a un máximo de 38 personas por trayecto 1.000 metros más, a poco menos de 500 de los 3.718 totales del pico. No es necesario ser alpinista para imaginar cómo ha de sentirse un hombre capaz de superar un reto de tamaña empresa dispuesto por la naturaleza. Incluso a mí, que descubrí lo que era un piolet por el Trivial Pursuit, ya no me parecía tan alto el pico, y sí la exhibición que había a mis espaldas. Arrepentirse de pagar por tocar el cielo no es una opción.

De nuevo "en tierra", tómate la molestia de cubrir los 3 kilómetros que separan las instalaciones del teleférico de las "Roques de García". Es nuestro particular homenaje a aquellos primerizos billetes de mil pesetas que, en el dorso, recogían la fotografía de una de estas rocas. Juega a descubrir el ángulo exacto y, de paso, no olvides asomarte al valle situado detrás de las rocas.



Si a estas alturas -véase el doble sentido- no te has dejado conquistar por la magia tinerfeña, al menos finiquita con buen sabor de boca tu aventura en "La Hierbita", con platos tradicionales como el Almogrote (una especia de pasta de queso con pimentón), el Escaldón o el soberbio Queso Palmero asado con Papas Arrugás. Créenos si lo consideramos un imprescindible de la cocina de Santa Cruz, al igual que necesaria se hace la reserva, pues siempre está lleno (además de la comida, es posible que debido al magnífico servicio).

Otra opción para paladares menos exóticos y del "tiro hecho" es la pizzería Da Canio, una cadena de renombre en la isla que cuenta con una docena de establecimientos y un centenar de platos, cifras libres de hipérbole. Las pizzas son, como los acantilados, gigantes y el precio, sin embargo, diminuto.


Gigante y diminuto... correcta antonimia que resume lo que da de sí una visita a la isla de Tenerife. Playa y montaña. Frío (en la parte montañosa no sobra una manga larga ligera) y calor. Arriba y abajo. Allá donde los gigantes dejaron de ser molinos, donde un volcán propició tierra habitable, donde los guanches -primeros aborígenes- dejaron su huella y alpinistas su bandera, donde la tierra echa un pulso al mar con el sol como testigo, donde la naturaleza conquista nuestros sentidos y nosotros coronamos sus picos, se erige radiante y esplendorosa, la Montaña Blanca, que llamaban los únicos y verdaderos guanches.


otiuMMaximus
- Atardecer en "Los Gigantes". Párate al principio del pueblo, en lo alto. Y presume de foto.
- Su historia, su aspecto, su "escalada", el Teide. Imprescindible.
- Playas de "La Tejita y "Benijo".

otiuMMenester
- Viaje Madrid-Tenerife norte por 70 euros por persona ida y vuelta con Ryanair. Hotel Silken Atlantida por 80 euros las 4 noches. Alquiler del coche con Goldcar por 42 euros (+38 del seguro y unos 60 de gasolina) TOTAL 2 PERSONAS: 430 euros. (con comidas y gastos, 660 euros).
- Restaurante Carambola, El Sauzal: 14 euros dos medias raciones, resfresco y copa de vino.
  Restaurante la Hierbita, Santa Cruz de Tenerife: 35 euros 2 entrantes, 1 fritura para una persona y 3 copas de vino.
  Pizzería Da Canio, Santa Cruz de Tenerife: 21 euros dos pizzas, copa de vino, refresco y agua.
- Dos autopistas recorren y atraviesan la isla, si bien el resto de carreteras gozan, en general, de muy buen estado. Todas ellas son gratuitas y de punta a punta calcula una hora u hora y media (en función del tipo de carretera). El ascenso al Teide cuesta 25 euros por persona, sin contar descuentos.

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Jesús Clemente Rubio