Hace tiempo os hablábamos de su carta clásica, de su acento sureño y de ese servicio que parece venir de otra época, cuando la atención era un arte y el comensal, un invitado. Pues bien, hemos vuelto. Y sí, hemos disfrutado sobremanera de su carta, de la cocina nuestra, la de siempre y con la notable calidad de sus materias primas.
Esta vez, la visita vino marcada por la curiosidad y el apetito de probar cosas nuevas. Entre los platos que pasaron por la mesa, hubo uno que acaparó toda la conversación: el pez lorito a la plancha. Era la primera vez que lo probábamos y no exageramos si decimos que fue el gran descubrimiento del día: textura suave, sabor limpio y un punto de plancha que hace que no quieras parar de comerlo. La parrillada de verduras nos confirmó que, cuando la materia prima es buena, sobran los artificios. Todo sabía a producto y a respeto por la cocina sencilla y honesta.
Los chipirones a la plancha fueron otro acierto: tiernos, sabrosos, con ese toque marino que tanto gusta y que en La Giralda siempre saben controlar. Y para equilibrar tanto mar y huerta, no podía faltar un clásico: el rabo de toro. Meloso, potente, con un sabor intenso que recuerda por qué esta receta sigue siendo bandera de la cocina tradicional andaluza.
El broche lo pusieron los postres. La tarta de manzana con helado de turrón: el contraste justo del dulzor del turrón frente a la acidez justa de la manzana, todo en equilibrio. Y, para limpiar el paladar, un sorbete de limón al cava, refrescante y festivo, como debe ser el final de una buena comida.
Volver a La Giralda es redescubrir lo que ya sabíamos: que hay restaurantes que no necesitan reinventarse, porque su secreto está en mantener viva la esencia. En cada plato se siente la tradición, el cariño y esa manera de cocinar que huele a Andalucía y sabe a casa. Si quieres conocer otros platos de La Giralda, visita el artículo que escribimos sobre nuestra primera visita pinchando aquí. https://www.otiummadrid.com/2022/11/giralda-mejores-frituras-pescado-madrid-restaurante-arroces.html
Tamara García Martín