El secreto mejor guardado de Centroamérica habla inglés y se escribe con zeta, aunque castellanizándolo nosotros diremos de ahora en adelante Belice. Un lugar que, como la más bella y bien tejida tela de araña, atrapa al viajero que la visita y muchos llegan a quedarse allí de por vida a echar raíces. Raíces, que es lo que más cuidan sus habitantes, con un absoluto respeto por la naturaleza, un equilibrio perfecto entre salvaguardar territorio y abrirlo al mundo y un ejemplo de convivencia multirracial y multicultural. Bienvenidos al decálogo de los imperdibles del país que promete hacerlo todo más espectacular.
1-. El crisol de CentroAmérica
Con sólo 44 años de independencia y un rastro de dominio británico con tendencia a desaparecer, Belice es tan singular que no tiene autopistas, ni cines, ni cadenas extranjeras de comida, ni gigantescas torres ni ostentosos monumentos de ladrillo y menos de una decena de semáforos... es un país con una fauna y flora extraordinarios diseñados para cuidar de sus ecosistemas, y los habitantes responden mimando en cada acción a la naturaleza. El dólar beliceño poco o nada envidia al estadounidense, la tasa de conversión está a 2:1 y el tucán es el ave nacional.
Aquí no sólo no hay rencillas entre razas, sino que la convivencia es absoluta y a lo largo y ancho de sus distritos encontramos hasta 6 culturas, algunas predominantes según el enclave del que hablemos, que conservan diferencias y particularidades pero ponen en común la oda y cuidado de su tierra. Anímate y visita e interactúa con todos. Te sorprenderá la riqueza que aportarán a tu viaje.
- Los garífuna, de raza negra, vinieron de Honduras, donde llegaron a través del comercio de esclavos. Aquí florecieron con una vasta cultura que hoy ha sido reconocido por la UNESCO como una obra maestra del oral e intangible patrimonio de la Humanidad.
- Los mayas, llegados de Guatemala a finales del siglo 19 al
sentirse maltratados en Petén, los modernos Mopan buscaban suelo fértil y agua
limpia, y las encontraron en Belize. Mayoritarios en el distrito de Toledo,
cerca de pueblo Viejo.
- Los chinos, que en 1865 eran sólo 480 inmigrantes traídos para trabajar en campamentos forestales. y hoy dominan los
restaurantes, los establecimientos de lotería y las tiendas de ultramarinos.
- Los indios del este son aproximadamente el 2% de la
población total beliceña, llegados a mediados del siglo XIX para servir en
plantaciones de azúcar. En 1838 se emanciparon y proliferaron comunidades en el
norte y sur del país llevando allí sus coloridos platos.
- Los mestizos, nacidos de la unión de conquistadores españoles e
indígenas y que llegaron a Belize en
1847 de la mexicana península del Yucatán y que hoy son el 48% de la población.
Su dominio del maíz, en un país en el que es puntal y tesoro de su cocina, les
ha valido presencia en todos los distritos y mesas del país.
- Y los criollos, nacidos de la unión de los exploradores
europeos que controlaban el mercado esclaviasta en el siglo 18. Son
mayoritarios en la antigua capital, ciudad de Belize. Que por cierto cambió por
la actual Belmopán por su localización más alejada de posibles inundaciones y
otras catástrofes. De ahí que actualmente casas, comercios pero incluso
cementerios estén elevados y asentados sobre altas columnas y soportes para, en
caso de lluvia, que nada quebrante la paz de los vivos y los muertos.
2-. Gastronomía de kilómetro 0 y siempre fresca
Olvídate de grandes centros comerciales, aquí sólo existen pequeños mercados o puestos donde consumir productos frescos y de temporada (¡compra y consume cuanto puedas, redescubrirás sabores!). Aguacate y frutas tropicales son un verdadero manjar, también las influencias inglesas, especialmente los desayunos, están bien trabajados pero sin duda su fuerte son los camarones (gambas) en todas sus vertientes y alguna que otra carne.
La sopa de pollo, los tamales y los Fry Jacks, una suerte de masa frita que acompaña siempre pero especialmente en el desayuno, son obligatorios.
3-. Un paraíso llamado Chaa Creek
Un idílico rincón donde se establecieron Mick y Lucy Fleming, llegados respectivamente de Reino Unido y Estados Unidos, tras enamorarse primero el uno del otro y luego de este lugar beliceño. Ahora convertido en alojamiento, el dormir es sólo la excusa en 500 acres que reúnen y condensan lo que verdaderamente es Belzie: retiro y descanso, selva tropical, productos frescos, integración absoluta en la naturaleza y respeto por fauna (no te pierdas el aguti que campa a susanchas), flora, tierra y esencia del lugar donde se asienta. Un complejo ecosostenible regido por la naturaleza, hasta la luna decide los materiales a emplear en sus cabañas ya que, en fase de luna llena, es cuando se obtiene la mejor hoja. nos cuentan.
En 1977 los Fleming establecieron aquí una granja que llamó la atención de los viajeros, uno tras otro, a los que acogían como podían…hasta que en 1981 deciden lanzar su primera cabaña. De allí hasta el gigante que vemos ahora y que, hay que insistir, sigue siendo una excusa para disfrutar de la naturaleza de Belize.
Desde el mariposario con la Blue Morpho como estrella hasta el paseo nocturno en busca de tarántulas y otros insectos y animales, el recinto está plagado de actividades que realizar y que nos reconcilian con nuestra esencia. Incluso el paseo en RTV, además de divertido, nos lleva a una granja de estilo maya pero que incorpora las técnicas actuales de regadío.
La guinda la ponen, al margen de las cabañas y las noches de convivencia en torno a hoguera y con nubes al fuego, las villas de increíble factura, con grandes ventanales, piscina propia, jungla alrededor.
4-. Remontar el río Macal en canoa
Como los cuatro elementos, pasamos de la tierra al agua, del RTV a la canoa. Remar -o canaletear, como dicen ellos- río arriba como hicieran los mayas en sus rutas comerciales nos premia con una asombrosa vegetación y sonidos varios de la naturaleza. Conviene recorrer dejando en algún momento el remo para ponerse en la piel de aquellos mayas. Con un atardecer para el recuerdo, cerramos el día y saludamos el siguiente con hambre de cultura maya.
Más información en https://www.chaacreek.com/
5-. Magia en el sitio arqueológico Xunantunich
Atravesando el Río Mopán en un Ferry que impide que cualquiera pueda acercarse, una vez más asistimos al exquisito cuidado que el país tiene de sus zonas más destacadas, llegamos a la explanada de Nunantunich, la doncella de roca. Allí arriba estaba en su momento la dama de piedra, que se les aparecía a los cazadores frente a la pirámide. De ahí el nombre, aunque también se las llamaba las montañas de arcilla. Hablamos de una construcción milenaria que en la actualidad es el segundo edificio más alto de todo Belice con 40 metros, lo que da cuenta del diseño urbanístico del país. Aquí encontramos elementos grabados en la piedra como el Jaguar, siempre poderoso y respetado por los mayas -y actualmente en todo el país- porque sus colores, amarillo y negro, simbolizan su dominio tanto en el día como en la noche. También adivinamos la figura de Ixel, la única diosa maya.
Vayas cuando vayas, toparás seguro con algún trabajo de reconstrucción porque para ellos no es matar el original, sino preservarlo. Aprendemos también que américa era tremendamente conflictiva antes de los conquistadores, con guerras entre tribus diferentes y muros levantados para separar el grano de la paja, por decirlo de alguna manera.
En lo alto de la segunda edificación con más metros del país, El Castillo, los niños que abajo desfogan en la
explanada en la que jugaban, convivían e incluso batallaban los mayas, aquí se calman y se suman a la estupefacción de
los kilómetros de vegetación que se pierden en el horizonte. No busquéis explicación porque no la hay: simplemente magia maya.
6-. Monkey River Tour
Hemos estado en tierra, luego río, luego piedra y ahora mar. El Monkey River Tour es una de las actividades acuáticas más destacadas del país y nos lleva a la ciudad homónima atravesando primero manglares en lancha. No lo hacemos solos; dos chavales de unos 16 nos acompañan; sobrino e hijo del capitán. "Enseñamos a los niños a nuestra manera para darles algo de lo que encariñarse”, nos cuenta el capitán empleado por Splash Dive Center, una referencia en la comunidad beliceña no sólo por las actividades turísticas, acuáticas y demás sino por la formación multimateria que hacen de cada uno de sus trabajadores y que transmiten de generación en generación.
Hemos cambiado el oeste del país, Chaa Creek por el sureste, mientras llegamos a MOnkey River Town aprendemos que el mangle, la Mangrove Plant, es uno de los muchos escudos protectores de Belice. La Madre Naturaleza alimenta con él a animales, protege la costa y las aguas y muchas otras propiedades.
Los beliceños responden con idéntico sentimiento proteccionista: disponen numerosas islas de titularidad privada en esta zona para que sea allí donde acaban los turistas que buscan turismo de sol y playa. Incluso acordaron que una de ellas fuera gestionada por compañías de cruceros para disponer hileras de tumbonas para los que paran aquí unas cuantas horas; mejor alejados de todo lo demás y controlados en una isla que dispersados por el país.
En Monkey Town el restaurante Alice también ha pasado de generación en generación. El único ornamento que rompe la sencillez de las despejadas paredes es un tímido marco con la fotografía de las mujeres que comenzaron este negocio, abuela y bisabuela de las que actualmente lo regentan. El mejor final para una jornada en la que, además del recorrido en lancha, habremos pisado suelo selvático para ver y sobre todo escuchar a los monos aulladores pero también increíbles redes tejidas por arañas, que hasta te parecerán hermosas. Siempre con diez capas de loción antimosquito aplicadas, porque literalmente te rodean y se te posan pero, si vas bien protegido, apenas te dejarán recuerdo.
7-. Snorkel con Splash Dive Center
Al día siguiente regreso a Splash Dive Center y al mar. Toca visitar el mundo submarino con gafas y tubo mediante porque Belice presume de albergar la segunda barrera de coral del mundo en tamaño, tras el de Australia, y primero vivo porque dicen que el del continente oceánico está muriendo -o lo están dejando morir- mientras ellos cuidan escrupulosamente del suyo replantando cada buzo local e incluso extranjero. 300 kilómetros de sistema arrecifal mesoamericano que no requieren enorme destreza para poder apreciar el coral…con un esnorquel básico uno aprecia la magnitud del tesoro submarino que posee Belice. Gozarás también de una de las islas Silk Caye donde estableces base de operaciones antes y después del esnórquel.
BONUS: coincidieron nuestras jornadas y actividades con Splash Dive Center con el torneo que organizan para dar caza al pez león, otro de los muchos proyectos que ponen en marcha para ayudar a la comunidad beliceña. Resulta que hablamos de una especie invasora procedente de Estados Unidos que no tiene depredador natural en el caribe y que se reproduce rápidamente, así que los beliceños se ponen manos a la obra a limpiar sus aguas y costas de este invitado no deseado y, de paso, aprovecharlo más que el cerdo para fabricar todo tipo de enseres.
Más información en https://splashbelize.com/
8-. El caribe beliceño, Villa at Playa de Cocos y península de Placencia
No olvidemos la costa caribeña de Belice. Ni siquiera el sargazo logró evitar que un reputado cirujano plástico y de reconstrucción facial de Estados Unidos pensase en Placencia como el lugar idílico donde pasar el resto de sus días. Fred T. Work erigió Villa at Playa de Cocos donde inicialmente iría su casa de retiro. Cuando diseñó su casa de jubilado nunca imaginó en el hotel que se convertiría..v. illas con piscina propia e infinita privada, con el mar a un puñado de metros, domótico, gigantescos cristales que inundan las habitaciones con luz natural, esto es una obsesión en todas las instalaciones. Relax y mar. Y qué decir del cuarto de baño… más grande que la zona del dormitorio con ducha interior pero también exterior en patio chill y el Tiki Bar. Es ahí, en la azotea y con el sol cayendo o saliendo donde uno descubre el mayor tesoro de estas Villas en Playa de Coco.
El nombre del complejo viene de los 50 cocoteros que plantó
Fred cuando llegó a la zona, un recordatorio de que vino aquí a plantar raíces
que mañana crecerán altas y fuertes a los pies del océano. Actividades
acuáticas por doquier para divertirse con esa ingente cantidad de agua que
espera fuera... y en la entrada del hotel. No temas, dirígete a la cascada y sorpréndete ya desde el primer minuto en Villa at Playa de Cocos. Cuando llegues, lo entenderás.
Más información en https://villasatplayadecoco.com/
9-. El futuro es ahora: Hyatt Placencia
Desde Nicaragua llegó Sara Perez, directora de marketing y eventos del Hotel Placencia y dentro de poco Hyatt Placencia Hotel. Ensalza el aterrizaje de un grupo hotelero tan importante al país como señal del rápido crecimiento de su atractivo turístico. El prestigio y el reconocimiento de marca son garantía.
Uno de los hoteles punteros de una de las zonas de mayor atractivo y gasto turístico del país. Pese a poseer huéspedes más que fidelizados, renuevan porque el que trabaja o quiere trabajar, quién vive o desearía vivir en Belize lo apuesta todo al país, y los comercios y en este caso hoteles le pagan con creces esa apuesta. Y eso a sellos como Hyatt les gusta porque significa que cada empleado se dejará la piel por su tierra y, por ende, por el complejo que en él opere.
En poco más de un año la completa remodelación habrá concluido. No hace falta que esperes tanto para viajar a un destino cuya conectividad pronto mejorará, ojalá algún día sea directa desde nuestro país, pero ya sencilla con previo paso por, por ejemplo, Guatemala. Ya sabes qué es, dónde está y cómo llegar a Belice. Porque los secretos que merecen la pena, se revelan y comparten.
Más información en https://www.hyatt.com/stay/es-ES/pljdh-placencia-resort
Jesús Clemente Rubio