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Gyo Gyo, el templo de la Gyoza

 

Una carta justa pero sugerente y una decoración sencilla ala que no le falta detalle. Ésta es la bienvenida que Gyo Gyo ofrece a cualquier comensal que se acerque a su local de la calle General Pardiñas. Lo que pasa a partir de ahí es un continuo ir y venir de platos con gran variedad de gyozas, además de suculentos entrantes y ricos postres. Si eres un amante de las gyozas y de la comida asiática pasa y coge tus palillos porque el festín está a punto de comenzar.

El reclamo principal de Gyo Gyo son sus gyozas artesanales. Hasta 10 tipos diferentes donde elegir y todas con un toque personalizado y diferente al que estamos acostumbrados. Un ejemplo de ello son las gyozas de pollo con patatas al curry, las de hamburguesa de ternera (con queso gratinado y hasta una salsa de ketchup para acompañar) o las de champiñones con trufa, pakchoi y tres quesos. De entre todas, nuestras favoritas fueron las de cordero (¡súper jugosas!) y las de langostinos con maíz dulce y carne de cerdo. Estas últimas, además, se presentan con un llamativo color rosa que hace que te apetezca comértelas según llegan a la mesa.

Si no quieres llenar tu estómago a base de gyozas, tranquilo porque tendrás más opciones entre las que elegir. Entre los acompañantes, que bien podrían ser entrantes, probamos las bolitas de pulpo, los langostinos en tempura y los trozos de pollo crujiente. Este último fue el favorito de manera unánime. La salsa que lo acompaña de manera ligera le da ese toque de sabor diferente que hace que quieras comer más.

 




Y por si todavía te quedas con hambre, también podrás optar entre los 3 platos de arroz blanco cocinados con verdura, con pollo o sin ningún añadido. O el ramen, con tallarines y carne picada de miso. Nos quedamos con ganas de probar este último plato pero nuestros estómagos ya no daban más de sí. O eso, o que buscábamos una excusa para volver otro día.

Para lo que siempre hay sitio es para el postre. Ojo a los 6 wontones de Nutella, para los apasionados de esta crema. Pero no dejéis de lado los mochis artesanales. Degustamos el de mango con núcleo de chocolate blanco, muy suave y fresco y nada empalagoso. Y la tarta de queso elaborada al estilo japonés, con una textura más cercana al bizcocho que a la tarta pero que entraba muy bien sin resultar pesada. Madrid ya tiene un templo donde rendir culto a la gyoza y, por si algún extraterrestre no aprecia tan delicioso bocado, siempre podrá optar por otras opciones igualmente recomendables.





Más información en https://gyogyo.es/


Tamara García Martín