La charnela es la pieza que permite que dos partes se separen y cierren a demanda. Una sierte de bisagra, de ahí que charnela también sirva en algunos lugares para referirse al mejillón. Una tercera acepción de la charnela es un restaurante madrileño, ahora dos, que rinde culto al molusco con unas cazuelas que juegan con combinaciones deliciosas para rendir oda y tributo a tan delicioso alimento que nos otorga el mar.
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Cuantiosa y sabrosa, cualquier cazuela justifica la cuenta, pero el homenaje al mejillón también viene en forma de bocata (o montado, que te recomendamos para explorar el resto de excelentes entrantes) con rúcula y mayonesa digno de tu comanda. Un gigantesco y extraordinario tomate rosa, la ensaladilla de cangrejo o croquetas abren boca y calientan alfombra roja para la estrella del menú.
Aunque bien podrían ser los que la recogen una vez todo ha terminado, postres íntegramente caseros como el strudel de manzana o que no lo son pero igualmente acertados como el gofre belga.
Y así fue como descubrimos la charnela que también actuó de bisagra para mantener unidos y abrirse a nuevos mundos a sus dueños, un matrimonio que afortunadamente dejó su zona de confort para traer este local a la escena gastronómica madrileña. Una apuesta casi convertida en homenaje a la escena gastronómica madrileña.
Más información en https://www.charnelamadrid.com/es/restaurants/charnela-ponzano
Jesús Clemente Rubio