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PortAventura es Uncharted pero también Dreams Village


Hace un año escribíamos en estas líneas sobre un mundo hecho para recordar, PortAventura World. Sabedores de que os dábamos muchísima información útil pero también nos dejábamos en el tintero varios elementos importantes. Hoy subsanamos esas carencias del primer artículo hablándoos de la última incorporación del parque, Uncharted: El Enigma de Penitence, que por aquel entonces no estaba inaugurado; asomándonos a algunos espectáculos y personajes pero también a una faceta que no se ve desde ninguna atracción ni punto del parque pero que, sin embargo, probablemente sea de las mejores cosas que hacen en PortAventura. La labor de su fundación con la iniciativa Dreams Village. 
PortAventura World es un regalo para 
cualquier niño.

Y por lo último, que además es lo más importante, vamos a empezar. De reciente ampliación, Dreams Village, como su nombre indica, tiene la finalidad de cumplir el sueño de muchas familias a través de una estancia pagada de una semana en una pequeña villa que se asemeja al clásico pueblo americano de casas de aspecto amaderado con zonas ajardinadas y cuadriculadas calles donde mezclar a los niños en aras de su desarrollo y diversión.

Dreams Village  o la exaltación de la familia


Con este espíritu, y con unas calidades por casa de hasta 6 ocupantes envidiables, la Fundación PortAventura elige a familias con algún niño que ha atravesado una grave enfermedad y, afortunadamente, ha salido de ella. Una especie de recompensa final para el enfermo, que es quien peor lo pasa, pero también para todos aquellos que siempre estuvieron a su lado, se llame madre o mejor amigo. Al margen de los lógicos atractivos de poder ingresar en el parque cómo y cuándo quieran, la verdadera fortaleza de la iniciativa es esa exaltación de lo familiar y humano, el mezclar a niños y familias que han atravesado difíciles y similares situaciones en una especie de terapia grupal de recuperación. Una celebración de la vida tanto en una villa tremendamente equipada y con numerosas actrividades colectivas hasta la posibilidad de gritarlo a los cuatro vientos desde la cima de Shambala. Todo vale en la alegría de vivir.






Una casa de ensueño para una estancia inolvidable.

Un cuerpo de voluntarios que, en muchas ocasiones, cuenta en sus filas con empleados de la empresa que al salir no van a casa, sino al Dreams Village a ayudar. Una iniciativa que no para de crecer. Y un  porche techado repleto de globos y estrellas con el nombre grabado de cada uno de los niños que por allí ha pasado. De las iniciativas más hermosas que conocemos y que, aunque PortAventura no presuma de ella o al menos no la utilice para sacar músculo, merece ser contada.

La atracción de Uncharted, a la altura del juego


Divertida. Sorprendente. Y con el universo Uncharted como mera excusa, sí, pero nos encanta codearnos con un joven Nathan Drake para enfrentarnos al Enigma de Penitence en una montaña rusa de aceleraciones diversas, cambiante sentido de la marcha y con luminosidad baja o nula. Es la que más esperas acumula por razones obvias, la novedad y el atractivo de la franquicia, y logísticas, no hay pase Exprés. Si bien sí Single Ride mal usado por algunos grupos para lamento de empleados y otros que sí acudimos a ella porque vamos realmente solos al dejar a la pareja fuera con las niñas.


Uncharted es al adulto lo que Street Mission al niño: imprescindible.

En cualquier caso, es cierto que el tráfico va más o menos rápido gracias al buen hacer del personal y que, una vez completes el recorrido, darás por buena la espera para montar en una de las atracciones más entretenidas de PortAventura World. Uncharted: El Enigma de Penitence. Sin olvidar la excelente ambientación durante las esperas.

Personajes y espectáculos de PortAventura World

Hemos crecido con ellos. Aprendido a contar con ellos o la diferencia entre lo que está cerca y lejos. Ahora también a reciclar, como en uno de los espectáculos musicales que protagonizan Óscar, Epi, Blas y compañía. Con canción principal muy pegadiza, por cierto, y grada suficiente -incluso grada alta para poder comer mientras ves el espectáculo o si vas con carritos y se te hace un mundo dejarlos en la entrada- para seguir los números con una buena visibilidad. Un resumen que afecta a todos los espectáculos del parque, pero también a los personajes recurrentes que asoman por sus instalaciones e incluso al desfile final. Sobre los primeros, ya sea a bordo de carroza o en elegido escenario para posar para fotografías, las colas se aligeran rápidamente y la dedicada atención del personal facilita que todos los niños que avisten un personaje y lo deseen, se fotografíen con él. Incluso nos ocurrió que llegamos tarde a uno y enseguida nos facilitaron información sobre dónde y cuándo podríamos encontrarlo nuevamente.  



El desfile final, aunque te acabará martilleando el cerebro el tema principal "Esto es PortAventura", es también muy cercano y demuestra que no hace falta ser demasiado estricto u obstaculizar al usuario para que éste entienda que hay que respetar distancias y facilitar el trasiego de las carrozas. Es una excelente forma de ver a tus hijos boquiabiertos cada vez que un personaje les devuelve el saludo o el beso y de cerrar un gran día de diversión y emociones... con permiso de la noche.



Enfrente del Gold River hay un salón western donde se llevan a cabo hasta tres shows en la tarde noche para deleite de los que allí asisten, y Woody, el pájaro loco, junto a uno de los animadores ciertamente lo dan todo para que padres e hijos se diviertan bailando canciones famosas, infantiles y no, coreografía incluida. 


Con todo, PortAventura World es mucho más que un parque temático, que sus atracciones, que su Fundación, que su gastronomía y villas...es verdaderamente un mundo para que niños y adultos se reencuentren, reconcilien y refuercen el valor de la familia. Allí donde compartir la felicidad y compensar todas las penas o esfuerzos compartidos igualmente durante el año. Porque los más pequeños lo merecen... y los más grandes, también. 




Jesús Clemente Rubio