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Tu deseo de Año Nuevo y Reyes... mejor en Cinesa

 Wish es la última joya de la factoría Disney que rinde culto a los más de 100 años de historia de la Fábrica de los Sueños. Con multitud de guiños a personajes y películas icónicas, con una secuencia de créditos -que no poscréditos- que repasa el siglo de ilusión y fantasía y, sobre todo, con una trama que encierra una valiosa enseñanza, Wish se ha convertido por derecho propio en una referencia cinematográfica para estas Navidades además de, probablemente, un clásico mayúsculo de Disney. Un esperado retorno, una vuelta a lo que hizo grande al creador y estudio homónimo: la fe en la bondad de las personas y en que algo bueno siempre espera a la vuelta de la esquina. Pese a los derrotistas y malvados que pese.

Que el fin justifica los medios ha sido una constante en la gran pantalla que ha llevado a personajes a priori justos y correctos a perder el rumbo y obsesionarse con conseguir algo por mucho que cueste. Es el caso del Rey Magnífico quien, temeroso de que pudieran hacer daño a lo que más quiere, se sumergió en mares de libros sobre magia y hechicería hasta que dominó las artes de tal manera que podía extraer los deseos de la gente, guardarlos a buen recaudo y, llegado el momento, decidir concedérselo. Mientras, la persona afectada no recordará nada de dicho deseo y le será privada su principal meta en la vida, evitándole la angustia de no llegar a ella o conseguirla.

Una sinopsis que ya desvela la gran temática moral que esconde el argumento, a caballo entre el libre albedrío y la privacidad de emociones para no sufrir. Puede ser loable querer evitar dolor a tu pueblo, pero no a costa de privarlos de algo que nos hace muy humanos: la fijación de metas, la consecución o no de las mismas y el aprendizaje en el camino. Así al menos opina Asha, quien hará lo posible por devolver los deseos a sus compatriotas confiando en que siempre serán buenas intenciones, aunque a la postre no resulten tales. Pero, al menos, habrán tenido la libertad de perseguir o no sus sueños y de hacerlos realidad.

Con aquella estrella de allá, un Peter que desea volar y una niñera que desea ser la mejor de cuantas han existido tenemos una serie de ingredientes que esbozan como hacía tiempo no veíamos lo que dio la grandeza a Disney: la fuerte moraleja, la ilusión y la fantasía, los deseos y la magia, la emoción, ilusión y pasión de los jóvenes... un cóctel que quizá podía haber sido más dinámico pero aún así resuelve con nota.

Mención aparte merece el dónde disfrutarla: una vez más, las salas Cinesa Luxe fueron nuestra elección por comodidad no sólo para el usuario medio, sino para las familias. Con la opción de reclinar cuanto quieras tu bucata, nuestra hija mayor siempre encuentra su mejor configuración para disfrutar de la película sin moverse del sitio. E incluso probamos por vez primera a acudir con la bebé de 10 meses, sabedores por supuesto de que al mínimo sonido gutural o grito habría que salirse por respeto al resto, y no sólo no se dio el caso, sino que, pasados los anuncios -algo más altos de lo normal-, se quedó plácidamente dormida. Todos contentos. No queremos imaginar cómo serán los nuevos Cinesa como el del Parque Principado, en Asturias, con camas... ¡camas! en las salas. Ya no distinguiremos entre cine u hotel...

Más información en https://www.cinesa.es/peliculas/wish-el-poder-de-los-deseos/HO00000793/

Jesús Clemente Rubio