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Por si no te fías de la estupenda foto de portada, aquí tienes otra de la pieza que disfrutamos nosotros. |
Degustamos varias referencias y todas ellas, cuanto menos, nos encantaron… lo cual imprime aún más valor a que brillase por encima del resto el cordero de pastoreo presente en la terrina confitada sobre una cama de ñoquis, crema de calabaza y gorgonzola. Aquello era un manjar ya para la vista, con el taco de ternera coronando una compañía que en absoluto desmerecía. Pero haceos un favor y antes de engullir el plato reuniendo en cada pinchada todos los ingredientes, centraos en el cordero. Simplemente dejad caer el cuchillo sobre ella para comprobar cómo se desmenuza y deshace, haciéndote salivar aún más si bien elevando la expectativa sobre un sabor que podría luego no estar a la altura. Tranquilo, lo está. El listón está alto, pero el cordero de pastoreo salta eso y más. Suave, delicioso y perfectamente equilibrado con el resto de ingredientes de la receta. Si INTEROVIC quería hacer ruido con su carne, desde luego que en ochenta Grados lo consiguió, a tenor del número de comensales que optaron por pedirlo. Movidos también por la solidaridad, porque el plato acarreaba una cantidad para ayudar con lo cual te sabe, si cabe, mejor.
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Albóndigas o brioche componen otras de las recetas en las que Interovic ha empleado su jugoso cordero. Pero para eso habrá que cambiar de local. |
Hay varios Ochenta Grados por Madrid, acercaos a uno, pedid la terrina de cordero y disfrutad. Este plato por sí sólo justifica visita y descubrimiento de, por otra parte, tan buenas cocina, propuesta y atención. Y de la que hablaremos largo y tendido el día en que el cordero no acapare el tan merecido foco de atención.
Jesús Clemente Rubio