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SUMO apuesta por calidad y seguridad en sus ingredientes


Volvimos a SUMO esta vez sin excusa de actualidad alguna -como si la necesitáramos- pero sí con el ánimo de explorar sus platos e ingredientes desde otro enfoque: el de la seguridad del origen y la calidad del producto. Tomamos como ejemplo el atún rojo de Balfegó y lo convertimos en eje y punto de partida de nuestra comanda para comprobar que reúne los requisitos de los que presume la cadena de comida japonesa: calidad, trazabilidad, sostenibilidad y garantía de suministro.
Comenzando por la última, Balfegó garantiza producto fresco y congelado durante todo el año. O lo que es lo mismo; evita sorpresas al consumidor de pedir esos makis de atún que tanto le gustan y, un buen día, toparse con que le han dado el cambiazo o, peor aún, no hay existencias. Algo que nos ha ocurrido en otros establecimientos. Una seguridad que también se extiende al origen del producto, gracias a su trazabilidad plasmada en un tamaño, peso y documentación legal a disposición de los clientes en todo momento.



 No es broma, nosotros preguntamos por ello por curiosidad y nos facilitaban cuanta información necesitábamos para comer tranquilos esos nigiri tan deliciosos. Cuota de pesca, inversión de parte del beneficio en proyectos de investigación, técnica de cerco para evitar peces pequeños... la sostenibilidad es otro de los mantras de SUMO y, aunque sobre la mesa es más difícil de comprobar, igualmente existe documentación de todo tipo que asegura el cumplimiento de este requisito.





En un mundo en el que cada vez más sectores -el turístico a la cabeza- apuestan por valores añadidos a sus productos, SUMO sorprende sólo con el ejemplo atunero que hemos puesto destacando por los valores mencionados y, por supuesto y ya aprovechamos para sentarnos a la mesa, por calidad. Los mencionados makis de atún así como los nigiris no necesitan de soja ni cualquier otro añadido par abrillar y demostrar la calidad del producto que, como ya es característico en este buffet, obtiene réplica en el resto de referencias. Esta vez la única tacha fue el arroz tres delicias, algo seco y escaso, pero fue imposible deslucir una comida que volvió a brillar con los crepes de pato y su adictiva salsa, nuestros favoritos, amén de nigir como los de salmón y pez mantequilla, ambos flambeados. 



Mencionando merecidamente la presentación de los platos, con ese toque asiático que buscamos también en el emplatado, cabría añadir las gyozas al vapor que tanto nos traen de cabeza, los makis tempurizados y crujientes o las gambas a la plancha, ya peladitas y aderezadas con salsa... ¡deliciosas! Es la ventaja de dejarte caer por el de Francisco Silvela, los platos a la plancha y llegados del mar, también las almejas. Si bien los postres aún deben mejorar en términos generales, hay uno que ha dado con la tecla y es la mezcla de brownie y cooki (brookie), al que pusimos por encima una bola de helado de vainilla -pedida por otro lado, no la incluye el postre- para completar una conclusión excelente. 

Más información en https://sumorestaurante.com/

Jesús Clemente Rubio