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L´Albufera: Dos niveles, dos ambientes y un arroz sublime

Meliá siempre es garantía de calidad... por eso cuando uno se entera de que las tripas del Castilla albergan un restaurante que, se rumorea, prepara algunos de los mejores arroces de la ciudad... la expectativa es tan alta que había que comprobarlo. Ya desde la entrada, desde el hotel o desde el exterior, apenas recorridos unos escalones uno se percata de que el lujo va a estar presente en instalaciones, servicios y, posiblemente, carta. Lo que no se imagina es que por unos 50 euros por persona puede tener un arroz meloso -en nuestro caso- sublime, dos ambientes y niveles tan apetecibles como su carta y un valor añadido que nadie reconocerá nunca que le encanta apenas lo ve: una gigantesca sala infantil que hace las veces de kids club del hotel y que te permite la sobremesa para recrearte que merece el restaurante. Ya no hacen falta 3 horas y media de coche para dar un bocado a los mejores arroces de La Albufera, en el norte de la capital asoma un establecimiento homónimo con múltiples argumentos... y todos sobresalientes. 

Por detallar algo más las instalaciones, nosotros comimos en el primer salón de altos techos, decoración nada pomposa y justa para crear la ambientación exclusiva que se le espera a un restaurante ubicado en un Meliá urbano de la capital. De camino al baño el reojo capta una enorme sala donde los niños comparten con sus coetáneos ese valioso tiempo para ellos y sus padres, antes y después de la comida. Y al fondo, otro salón de dos niveles igualmente vistoso.


Tres entrantes, tres aciertos. No puede ser casualidad.

Pero, amén del servicio, rápido y atento, es la carta la que se lleva el foco ya desde los entrantes, con unos mejillones a la marinera cuya salsa querrás dar cuenta hasta su última gota con el delicioso pan que sirven de aperitivo con aceite y tomate. También probamos los lomos de anchoa, de sabor contundente pero sin el incómodo exceso de sal de las de peor calidad. Más que satisfechos con los entrantes, nos relamíamos pensando en la calidad del arroz... que superó expectativas, al igual que hizo la cantidad. Una enorme cazuela para dos sobre el papel, para tres una vez servida, y por supuesto no te dé vergüenza alguna de repetir, ellos mismos te lo pondrán fácil preguntándote una vez hayas dado cuenta del primer pase. En nuestro caso, un arroz meloso con bogavante que, podemos afirmar con la seguridad que nos dio el debatirlo durante unos minutos, hace podio en todos los que hemos probado en Madrid. Textura y sabor extraordinarios, incluso adictivos -siempre cabe un grano más- que te harán olvidar los 40 euros por persona que pagaste o, al menos, los justifican por cantidad y calidad. Ni esforzándote al máximo podrás sacarle tara alguna.

Qué arroz meloso, qué sabor, qué cantidad, qué maravilla.

Tampoco lo conseguirás en el apartado de postres, donde nosotros apostamos sólo por una de esas referencias tan denostadas en otros lugares: la tarta fina de manzana. Cuando leemos tatin de manzana en carta siempre imaginamos una fina lámina de hojaldre portando una también simbólica cantidad de la fruta que nombra al plato. Y de remate helado de bola de vainilla. No hablaremos de la decepción que encontramos después en otros lugares, sino del placer que nos dio el ver reflejado en el plato aquello que habíamos imaginado. Merecen la pena los 10 últimos de espera. Como merece la pena el dejarse caer por L´Albufera para reafirmar la leyenda -el hecho- de que las mejores cocinas del mundo tienen su filial en Madrid. Y los mejores arroces, también. 

Fina, exquisita y con helado de vainilla. Así se sirve una tarta fina de manzana.

Más información en https://lalbuferameliacastilla.com/


Jesús Clemente Rubio