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Verano ahumado y con queso en RIBS

 My Summer Plan es mucho más que el eslogan de Ribs para este período estival. Proponen un plan que incluya su gastronomía americana sin ocultar su deseo de que pruebes y te quedes con algunos de los bocados vegetarianos y veganos o, ampliando el espectro, por sus ensaladas en general. Cierto es que argumentos no les faltan, pero permitidnos incorporar a este plan sus clásicos carnívoros y populares entrantes y postres que le han convertido en la referencia que es en el sector. Porque las patatas con bacon y queso, hamburguesas y brownies nunca pasan de moda.

Dicho y hecho, y habiendo casi olvidado el sabor de uno de los entrantes más disputados por el segmento en los últimos años, nos atrevimos con las bacon and cheese fries de Ribs. El verbo no está empleado por casualidad; hace falta echarle bemoles para batirse en duelo con un contundente entrante por preparación y cantidad, pero ya en la primera pinchada descubrimos que se saben lo que se hacen al colocar un queso nada pesado y muy agradable al paladar. Con el punto justo de preparación de las patatas, el entrante se antoja imprescindible y obligatorio. 

Contundentes y deliciosas. Bacon Cheese Fries en Ribs.

Claro que fue en las hamburguesas, sendas apuestas ahumadas de Ribs, en las que terminamos de sucumbir a su carta. La Honey Emmental viste una hamburguesa Black Angus con pan brioche y la complementa con el queso que le da nombre, la mayonesa ahumada -impresionante-, cebolla crujiente y bacon, todos ellos bañados en salsa barbacoa. Si el equilibro entre los ingredientes mencionados es idílico, hemos de resaltar la carne, jugosa y muy sabrosa. Carne que repite en scamorza donde el queso emmental cambia por éste (también ahumado, por cierto) y la cebolla es caramelizada, entre otros matices. Pero cualquiera de las opciones con el humo como protagonista es un acierto en tu visita a Ribs. 

Las dos opciones ahumadas de Ribs son nuestras nuevas favoritas. 

En el postre, no nos la quisimos jugar, y pedimos el clásico brownie... sólo que de clásico tiene poco. El bizcocho es crujiente en lugar de esponjoso -o duro, cuando ya está algo pasado-, no escatiman en helado de vainilla para dar el contrapunto al chocolate oscuro del brownie y rebajar su sabor hasta casi el punto perfecto, que termina de redondear la combinación con la montaña de nata. El resultado es uno de los mejores brownies que hemos probado. Cierto es que la tonelada de calorías descrita no apuntan a la mejor operación verano, pero sí a ese capricho estival que no te impedirá lucir palmito al día siguiente y que sin duda gozarás desde la primera patata hasta la útima gota de nata. 

Un clásico superior al resto.

Más información en https://www.ribs.es/

Jesús Clemente Rubio