Ir al contenido principal

El rincón más coqueto y sabroso de Madrid


 
Como el abrazo de la cristiandad de la Plaza de San Pedro, en la calle Isla de Oza se alza un viejo monasterio reformado en restaurante que así recibe al comensal. Y aprieta tan fuerte que no le suelta hasta que no se marcha satisfecho tras recorrer una carta en la que los platos como mínimo cumplen y de ahí al sobresaliente, todo ello sin contar los puntos extra que dan el enclave y la animación de 15:30 a 17:30 para alegre sobremesa paternal. 



Seguid nuestro consejo y combinad en los entrantes fríos, calientes y parrilla.

Si no tenéis hijos, la última característica os importará entre poco y nada... pero os garantizamos que incluso para vosotros también es ventajoso esto porque nos quitamos gritos, regañinas e inquietos niños hartos de una sobremesa que, por otra parte, tendrá lugar sí o sí ya no por costumbre española sino porque el lugar donde se asienta El Rincón de Vespok así lo merece. Metidos en faena, quisimos combinar en nuestros entrantes algunas de las referencias de la parrilla con los platos llamados a abrir boca, y el resultado fue excelente. Si bien las croquetas de carabineros sorprenden por tamaño y sabor, aunque no nos habría importado algo más, la ensaladilla rusa con txangurro es de textura, frescura y cantidad soberbias. Metidos en brasas, el chorizo criollo y la contundente butifarra redondearon una apertura para enmarcar. 

Echamos de menos un segundo canelón...
cantidad más que suficiente en el delicioso arroz.


Pero fue en los segundos cuando la fina y delgada capaz de arroz seco con gambas premiaba al comensal que hubiera acertado con esta elección con un intenso sabor y una bandeja rectangular que invita a ser compartida... aunque también a ser devorada en el más absoluto y egoísta alarde de gula. Adictivo y delicioso y que deja mucho más colmado que el canelón de foie con trufa, exquisito, pero que sin duda pide más. En el medio, allá donde reside la virtud, se erigió un rodaballo de sabor, presencia y cantidad impecables. 

El mejor combinado para rematar tu visita a EL Rincón de Vespok.

El colofón llegó con una cremosa, suave y rica tarta de queso que, sin embargo, palideció ante un coulant que quizá por sí sólo habría resultado demasiado para los que no gustamos del chocolate demasiado negro, pero combinado con la bola de vainilla que pedimos aparte resultó en un broche perfecto gracias al cremoso que reside en las tripas del coulant y que, combinado con la vainilla y la galleta de la base, disparó nuestros sentidos.

Fue en ese momento, llenando la cuchara de galleta, vainilla, bizcocho y crema de chocolate, sentados en la terraza a pie de jardín y viendo cómo nuestra hija jugaba con el resto de niños y el animador, cuando nos dimos cuenta de que habíamos encontrado nuestros nuevo rincón en Madrid. El Rincón de Vespok.

Más información en https://www.elrincondevespok.com/

Jesús Clemente Rubio