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La masa y tú sois protagonistas en estas pizzas servidas en siete minutos

 Los que hacen falta ara preparar tu elección al gusto o, en su defecto, un catálogo escueto de predefinidas pero acertado en cada una de sus referencias. La salsa de la abuela (nonna, tomate) o blanca son el primer paso hacia unas pizzas que presumen de autenticidad y rapidez en el servicio, y en las que tenemos que añadir nuestro sobresaliente para una masa fina y exquisita y unos entrantes y postres que, de nuevo, arriesgan con dos o tres propuestas pero muy bien trabajadas. Sube la temperatura hasta los 400 Grados Pizza y disfruta de este manjar italiano en María de Molina o Malasaña.

Minimalista y amaderado, el local de Malasaña cede el protagonismo a las pizzas.

Nosotros acudimos al segundo y topamos con un local amaderado, de pasillo estrecho pero amplio por la disposición de mesas y sillas. En una de ellas aterrizó, previa petición vía QR (por cierto, se puede enviar la comanda t pagar  desde el enlace y una vez pides y así reduces esperas) uno de los cuatro entrantes que proponen: el provolone. Una salsa de tomate adictiva y un queso elástico hasta el otro extremo de la sala servidos a muy alta temperatura pero, apenas un par de soplidos después, aterrizará en tu paladar para adelantarte de lo que son capaces en 400 Grados Pizza. No olvides mezclar cada bocado a este plato basado en queso con un pedacito de la focaccia que le acompaña. 


Rebaña hasta la última gota de provolone. Merece la pena.










Porque el plato que da apellido al local, además de las configuraciones predefinidas, permite elaborar una pizza al gusto y así hicimos: elegimos por un lado la "Moment of Truffle", que a tenor de lo visto en las comandas de otra mesa es plato estrella, y acertamos al comprobar cómo la salsa blanca, la mozarella, la burrata y la mortadela, todos ellos bañados por aceite trufado, resultan en una pizza ligera y que, aunque en el local se empeñen en decir que son unipersonales, creednos que así lo parecen por precio, pero no por cantidad; a nosotros nos sobró con el provolone y las dos pizzas. Hagas lo que hagas, tienes que probar esta pizza.

Las pizzas de 400 grados destacan ya sean blancas o rojas.

Y adentrándonos en el terreno de la personalización, entre ingredientes y toppings te saldrán infinidad de combinaciones pero esta vez optamos por tomate (salsa della nonna), jamón york, aceitunas, tomate seco y queso parmesano por encima. Este último toque disparó el ya reseñable sabor de la elección. 

Con pocas expectativas afrontamos el postre porque, por una parte, ofrecía una pizza -otra- de Nutella, que se nos antojaba ya demasiado, aunque nos prometieron que era muy diferente a las que habíamos probado. Quizá también en la masa... el caso es que acudimos prestos a devorar la otra referencia: la cookie pizza. 

Cookie pizza en todo su esplendor. Repetirás.

Algo así como lo que vaticina su nombre pero con forma de porción de tarta, y disponiendo galleta, Nutella, galleta y de nuevo, bañando toda la porción, Nutella. Exquisito es quedarse corto, adicción es hacer justicia. Delicioso final para una carta escueta sabedora de las posibilidades de cada uno de los platos que ofrece. La felicidad se mide en grados, y aquí se alcanzan los 400.

Más información en https://400pizza.com/

Jesús Clemente Rubio