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Pop Air: El museo más original para toda la familia es inflable y colorido



 Lo de Productores de Sonrisas es digno de estudio. Tan pronto te montan un circo navideño para el recuerdo, como una exposición de dinosaurios al aire libre respondiendo así a los desafíos y restricciones de la pandemia como, ahora, un museo inflable. Sí sí, una exposición que bajo el nombre de Pop Air reúne a una docena de artistas con otras tantas obras que beben -y respiran- del arte de insuflar aire para lograr estancias y muestras asombrosas. Es la premisa de Balloon Museum, un recorrido donde cada una de las quince estaciones desafía a nuestros sentidos, posee un fuerte componente didáctico o, simplemente, nos divierte y entretiene de una manera tremendamente original. Más iniciativas así, entre lo lúdico y lo cultural y con la originalidad por bandera, más Productores de Sonrisas.

Conscientes de que queréis descubrir por vuestra cuenta qué os tienen preparado los numerosos artistas que han querido juguetear con aire y globos para sorprenderos, no haremos demasiado destripe de lo que nos encontramos. Sí deciros que ya desde la entrada, con cuatro alfombras extendidas y diferentes por colores que indican nuestra hora de acceso, uno puede vaticinar lo que le espera en vista de las majestuosas obras de arte "globalizadas" que nos encontramos. 


Una vez dentro, un festival de espejos combinado con imágenes y fuentes de luz cuidadosamente seleccionadas nos proponen una primera sala que parece infinita. Nos producirá vértigo dar un solo paso, nos invitará a llenar la memoria de nuestro móvil de fotografías y vídeos pero, sobre todo, dará cuenta de las posibilidades de una muestra que, pese a su sonoro nombre en inglés, cabría imaginar que poco esconde: Balloon Museum, el museo del globo. Ni mucho menos. Tras invertir en esta sala de bienvenida los primeros minutos de la hora y media que, estiman y así comprobamos, dura el recorrido, nos adentramos en una segunda que saca músculo con globos enormes con infantiles formas y ojitos y todo. Jugando con acierto con las luces y sombras para derivar en habitaciones que, más allá del componente lúdico o didáctico, siempre poseen un sobresaliente apartado estético.

Una vez dentro, no querrás -y apenas podrás- salir de la piscina de bolas.

De ahí en adelante, una gigantesca piscina de bolas con performance incluida, columpios, sillas con proyección de vídeo que nos enseña el arte de jugar y experimentar con el aire -eso si somos capaces de estarnos quietos y no girar sin parar-, una suerte de fortalezas que atravesar por los rincones que nos atrevamos o quepamos... Incluso viviremos una tormenta de burbujas y hasta una "pelea" de sacos, por llamarla de alguna manera. Como colofón, de nuevo sin desvelaros nada pero sí avanzaros todo para convenceros del idílico plan, una ristra de estancias segmentadas y decoradas para dar pie a tu foto familiar. Un piano, una oficina, un columpio celestial, una aerolínea... con los globos y el aire siempre como protagonistas. 


Juego de colores y perspectivas en muchas de las estancias.

Un cierre extraordinario que os recordará a otras exposiciones cuya única oferta es precisamente ésta, la de disponer de varias estancias para tus selfies. Aquí es sólo una de las quince paradas que nos esperan en este viaje lleno de color, ilusión y aire. Mucho aire. 

El broche lo pone la decena de 'salas selfie'.

Más información en https://balloonmuseum.world/es/madrid-es/

Jesús Clemente Rubio