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Los miniplatos de Fijo revolucionan la cocina casera y tradicional

 Fijo propone menús Ejecutivo y degustación, pero es la carta de miniplatos la que nos ha parecido una extraordinaria manera de explorar su cocina, nuestras tradiciones entre fogones y las necesarias actualizaciones para adaptarlas a los paladares del siglo XXI. Un restaurante, en definitiva, que no esconde el origen peruano de su chef que, con suma destreza, mima cada plato originario de su país sabiendo sacar también la mejor versión de nuestra cocina. Todo ello con una fórmula de pequeños bocados con precio ajustado que permiten asomarse a todas las referencias que te resultan atractivas... que serán muchas.


Una rica crema de calabaza con jamón crujiente nos abrió el apetito. 

Algunas imprescindibles. Las bombas de huevo de Senén, o Sagardoki, explotan ya en boca derramando la yema del huevo junto a los ingredientes que la acompañan; jamón y queso o trufa. Un ingrediente presente también en las croquetas que probamos pero especialmente en la tortilla temblona, cuyo nombre responde a un punto de cocinado muy bajo, poco cuajada, como nos encanta. Si le añadimos la trufa de marras, el resultado es un contundente y delicioso plato que, por cierto, no supera los 8 euros. 

Dos explosiones de sabor. Una con yema, la otra con bechamel. Ambas con trufa.

Del Perú probamos la causa limeña, como nuestra ensaladilla rusa pero con menor presencia de la mayonesa y mayor protagonismo del ají amarillo y el limón. Suave, ligera y exquisita. El tiradito de vieiras es tan adictivo como la modalidad flambeada del molusco, si bien en el capítulo marítimo nos quedamos con el gamón envuelto en kataifi y vestido con hojas de lechuga y menta. Todo ello con permiso de la opción que reúne zamburiñas y gambón con pulpo en un baño de salsa FIJO. 


De arriba abajo: causa limeña, tiradito de vieiras, vieiras flambeadas y 
pulpo, zamburiñas y gambón bañadas por la salsa FIJO.

En el apartado carnívoro la hamburguesa de ciervo con foie nos premió con un sabroso pedazo de carne que, como acostumbramos, os aconsejamos probar fuera del resto de ingredientes y guarnición para apreciar su calidad e intensidad. 


Poco cuajada y trufada, como nos gusta.

Un cierre espectacular para los pases salados rematados por un suspiro limeño, combinación de merengue con yemas y azúcar, que pese a carecer de nuestro amado chocolate se ha convertido en uno de nuestros postres favoritos. Y hemos probado unos cuantos. Entre ellos varios tiramisú, y éste, con su fina capa de cacao, es uno de los más suaves, cremosos y equilibrados que hemos catado. Poniéndonos castizos, fijo que te gusta, fijo que repites. FIJO.

Hamburguesa de ciervo y suspiro limeño: dos descubrimientos para enmarcar.

Más información en https://www.restaurantefijo.es/carta/


Jesús Clemente Rubio