Hemos probado los dos y por ambientación, cantidad de posibles culpables (cuatro frente a tres) y contenido, Jack el Destripador siempre nos sedujo, hablaremos del que se refiere al asesino de prostitutas, si bien los dos repiten fórmula y jugabilidad. Al comienzo de la partida habrá que definir quién ejercerá como Fiscal -y, por tanto, acusación-, quién como Abogado -que defenderá al único detenido, también decidido al comienzo de la partida- y quién o quiénes como Tribunal -que fallarán sobre la culpabilidad o no del acusado-. A partir de ahí, y partiendo de cartas que actúan como documentación del caso, cada uno tendrá que "rolear" e interpretar su personaje bien siguiendo las pistas e indicios contenidos en las cartas que seleccionen, bien inventándose la argumentación para convencer al tribunal. Claro que la otra parte tiene hasta tres oportunidades para protestar y, en ese caso, tendrás que sustentar tus afirmaciones con documentación o quedarás en evidencia ante el Tribunal.
Éste es el punto que más nos gusta, el de interpretar y adoptar un papel que, como todo juego de rol, cuanto más te creas e integres mucho mejor transcurrirá la partida. Sin embargo, si bien abogado y defensor poseen varias cartas que les sirven de guía, no así el Tribunal, cuyas preguntas al final de cada exposición y alegato último carecen de guía alguna y claro, se suele dar el caso que lo que preguntan, al disponer de semejante libre albedrío, o no obtiene respuesta de abogado y defensor o lo que recibe es una mentira improvisada -ya que carecen de datos- en la que se nota enseguida el embuste. También es cierto que no éramos muy duchos en esto de "rolear" y aún así preferimos alimentar el juego con multitud de argumentos inventados en lugar de quedarnos en silencio, encadenando mentira tras mentira inmediatamente desarmada.
Lo cierto es que uno disfruta cada papel ejercido, pero ser abogado o fiscal te permite manejar documentación, como siempre, muy bien trabajada por GDM Games que te aporta argumentos suficientes para defender o acusar, repasando características del presunto culpable así como el resto de personajes no arrestados. Por ejemplo hay una pista que indica que en la zona de los asesinatos hay muchos mataderos, con lo cual es normal encontrar a gente con restos de sangre en la ropa. Eso puede eximir a tu acusado, pero también le puede inculpar el hecho de que él ejerza una especial violencia despellejando animales... y lo mismo podría aplicar a las personas.
En cualquier caso, cada una de las exposiciones y, sobre todo, el alegato final, sacará el abogado que siempre llevamos dentro y quisimos ser tras ver películas y películas jurídicas de Hollywood, y llegará un momento que te lo tomarás tan en serio que querrás ver entre rejas al culpable o bien salvar a un inocente de entrar en prisión. Aquí se trata de repartir Justicia y no hay final bueno: más allá del veredicto, lo que dictamina si la persona en cuestión era o no culpable es el número de iconos predominantes en las cartas escogidas por abogado y defensor. Cuanto más sencillas las pistas para una u otra parte, mayor o menor número del icono relacionado con el presunto culpable... así que en segundas y posteriores jugadas os recomendamos que elijáis la documentación que más aleje la inocencia -si eres el abogado defensor- o culpabilidad -si eres el fiscal- para así que depende aún más de vuestro buen hacer el conseguir el veredicto deseado.
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Jesús Clemente Rubio