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El Bacaro de Fabio, cuna de platos favoritos

Cuando uno recorre la gastronomía internacional sin moverse de Madrid, en campo italiano suele buscar una trattoria. Ese enclave de cocina casera heredada de generación en generación y con sabor a puchero de abuela. Y hace bien, pues es una de las más tradicionales. Pero olvida otra que gusta al público español, la tasca, el bar de rostros conocidos, conversaciones sobre lo humano y lo divino y comida igualmente apegada al local sin perder cierto toque casero. Así es El Bacaro de Fabio en Pozuelo, un lugar que bebe de la tradición local italiana y rescata de cada región sus mejores platos y cocinados. Por muchos años y platos que pasen por tu mesa, siempre descubres uno que premia tu visita con tu nuevo plato favorito. Y así nos ocurrió en el local regentado por Fabio Gasparini.

 Y me ocurrió porque pasta hemos comido mucha, de todas las formas, colores y sabores; pero nunca había encontrado una mezcla en la que todo case tan bien y el resultado sea tan delicioso. Vaya por delante que soy un amante de la anchoa y, pese a ello, son muchos los platos basados en este manjar que he rechazado por exceso de sal y obsesión por recordarte, como si fuera necesario, que sí, que estás comiendo anchoa. Los Fetuccine de Fabio recubren la pasta con salsa mantequilla, la aderezan con anchoa y rematan con la botarga tan querida por los italianos pero en pequeñas dosis. Y así obtiene un plato contundente por cantidad y ligero al estómago, sin exceso de protagonismo de ningún elemento y en perfecto equilibrio. Y así es como se fabrica tu nuevo plato favorito de pasta, superando incluso a los que desde hace un par de años han hecho de la trufa su bandera y al margen de los clásicos boloñesa o carbonara.

Las pinsas son perfectas para compartir. Foto arriba y portada: El Bacaro de Fabio.

Precisamente hemos mencionado dos ingredientes protagonistas en otros platos que elegimos: los spaguetti alla carbonara original, sin nata ni inventos extraitalianos y con guanciale, yemas de huevo, pecorino y pimienta. Los que hasta ahora lideraban mi ranking de pastas predilectas cuando visito un restaurante de cocina basada en el vecino del Mediterráneo… y que también están deliciosos. Como los ravioli de brasato, tercera elección de la que dimos cuenta atraídos por su relleno de guiso y parmesano. Como el puchero de la abuela que mencionábamos anteriormente, pero recubierto con sabrosa pasta.

Auténticos carbonara y ravioli de ragú. Dos delicias muy recomendables.

Antes de semejante abanico gastronómico, abrimos boca con una pinsa, mucho más ligera y crujiente que la pizza tradicional si bien la primera diferencia es la forma ovalada. Aquí sí optamos por la trufa y el resultado no pudo ser más satisfactorio: base blanca, sin tomate, y con trufa de nuevo en su justa medida para complacer sin hartar.

Café y crepes como broche a una excelente comida.

Dejamos por el camino el Raviolo Poché o la burrata con tomates y pesto, pero conocemos el camino de vuelta. Basta con seguir las migas de mi nuevo plato favorito para, quién sabe, en futuras visitas encontrar en el resto de propuestas de Fabio otro bocado predilecto.

Más información en https://elbacarodefabio.es/pozuelo/

Jesús Clemente Rubio