Ir al contenido principal

Dirty Dancing, o cómo hacer un buen musical de una película de culto



Amantes de Baby, de Johnny Cash, del cine, del baile y que sabéis perfectamente a qué me refiero si digo “Este es mi espacio, éste es el tuyo. Bailemos el chachachá”, hoy hablamos de un espectáculo que no os podéis perder: Dirty Dancing en teatro. Una obra bastante fiel a la película que profundiza en la historia de amor de los protagonistas, no escatima en decorados y reproduce todas las escenas y bailes míticos de la afamada película. ¿Todas? Sí, todas.

 

La película hecha teatro

Eso es lo que más destacamos de esta obra: su fidelidad con la película original. Se toman algunas licencias como la de incluir alusiones políticas de la obra, que no llegamos a entender del todo y alguna que otra escena o canción que no se encuentran en el original. Pero esa será su mayor falta: añade pero no quita. Si eres un súper fan de la película de Dirty Dancing, te encantará el espectáculo producido por Let´s Go, dirigido por Federico Bellone y ubicado en el espacio escénico de Delicias. Allí tendrás la escena de las sandías (“traje unas sandías”), el momento en el río, las escenas más ridículas y que te volverán a arrancar una sonrisa, los bailes, las relaciones entre los personajes… ¡todo!

Y hablando de que añade, hay que decir que la obra profundiza bastante más en la historia de Baby y Johnny, llegando a entender más la relación, alegrándote por ellos y sufriendo a partes iguales. También tiene espacio para ver la relación que Baby tiene con su padre y cuáles son sus ideales. Incluso la madre anda aquí un poco más espabilada, teniendo también su momento.

 

El baile de Dirty Dancing

Aunque el hilo conductor de la obra es la historia de los dos protagonistas, la música y el baile son los acompañamientos perfectos. Estarás deseando levantarte de la silla y arrancarte a dar unos pasos. Lo mejor es que las canciones son de sobra conocidas, lo que ayuda a que el público esté animado y metido en el desarrollo en todo momento. De principio a fin. Sobre todo “a fin”… y seguro que puedes adivinar por qué.

 

La caracterización y los personajes en Dirty Dancing

Destacábamos la fidelidad de la obra con la historia original. Pero hay otra cosa que me llamó poderosamente la atención, muy para bien. Los personajes están perfectamente caracterizados. En muchos momentos te estará pareciendo ver a la auténtica Baby, a su padre, su hermana, al dueño del hotel… El vestuario es de 10, con permiso de las oportunas pelucas. Eso facilita enormemente meterte en una historia que conoces al dedillo. Lo que tienes en la cabeza es lo que se representa ante ti.

 

Conclusión: ve al Espacio Delicias

Si dudas sobre ir a ver Dirty Dancing, te animo desde aquí a que no te lo pienses. Te lo dice una fan incondicional de la película, que la habrá visto como 20 veces y que se conoce los diálogos al dedillo. Como he dicho, el guion y los personajes te harán meterte de lleno en un escenario que, con los años, has hecho tuyos. Como pega: las escenas nuevas que meten, según nuestro criterio “con calzador”, lo único que hacen es sacarte de una historia que conoces bien y alargar el espectáculo innecesariamente. Un parpadeo que no ensombreció para nada nuestra experiencia.

Disfrutamos muchísimo con las míticas frases (por supuesto, no faltó nuestra favorita: “no permitiré que nadie te arrincone, Baby”), con las peleas, las actuaciones, la caracterización de los personajes y sobre todo con el baile final. La guinda para terminar en alto un pastel que siempre gusta y nunca empalaga. Más de 800.000 espectadores de 35 ciudades distintas lo corroboran.

Más información en https://planletsgo.com/dirty-dancing

Tamara Garmín