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Kabutokaji significa exquisito


Los Reyes Felipe y Doña Letizia, Cristiano Ronaldo y Georgina y tantas otras ilustres y famosas parejas y figuras públicas han pasado por su mesa. Lo que no quiere decir nada. Que repitan ya invita a pensar que algo se cuece entre sus fogones que encandila y gusta. Tras probarlo, os desvelamos el secreto: la exquisitez. En la selección y empleo de materias primas, en cocinado y emplatado, en tu paladar. Kabutokaji no significa exquisito pero nos lo creeríamos si así nos lo asegurase un japonés tras adentrarnos en una carta que homenajea su cocina salpicándola de Mediterráneo. Podamos acudir asiduamente o de manera puntual dado su precio, Kabutokaji es como el buen traje: quizá a simple vista puedas confundirlo con cualquier otro pero, una vez te lo pones, tú y el resto aprecian la calidad y lo bien que te sienta. Y todo en Kabutokaji luce y sienta bien, incluso su extraordinaria sorpresa final.
Para abrir boca, salmón flambeado con aguacate. Vaticinaron el placer que nos aguardaba.

Comenzando por un local que ya en la coqueta terraza exterior erige las siglas KBK que están a punto de convertirse en tu próxima referencia hostelera. Dentro, con luces tenues y amplio salón de comidas tras recorrer brevemente un estrecho pasillo, te sorprenderá una mesa a la que aún no ha llegado tu comanda pero sí los platos, con una cubertería que va desde la apariencia añeja y colorida, tendencia en restaurantes de moda, hasta la colección "Mujeres inspiradoras", con una suerte de retrato de famosas de varios ámbitos. Los camareros, perdón, asesores gastronómicos completan los brillantes apartados extragastronómicos del lugar.

Gyozas, tartares y mucho sushi en Kabutokaji


Metidos en materia, optamos en los entrantes por la Gyoza Ibérica y la Cococha de Merluza. La primera llega en plato y con campana para crear una expectativa que luego encuentra réplica en su sabor y jugo. Deliciosa. La segunda igualmente tierna y con esa textura que a más de uno no le gustará -piensa en ostras y réstale algo de viscosidad- pero, un consejo y casi ruego, no os perdáis este plato por semejante nimiedad. Dos elecciones, dos aciertos. Sigamos.



Quizá el resto de entrantes sean también sobresalientes, pero nos quedamos con nuestras
gyoza y cococha.



Con la promesa de que la próxima vez optaremos por la tempura KBK, elegimos la otra más demandada, la de cangrejo de concha blanda que, por sus características y también al estar frito, se puede comer directamente disfrutando de su faceta crujiente y el delicado equilibrio del almidón de patata que presenta como rebozado, salsa tentsuyu, yema de corral y trufa, servidas juntas pero sin agitar. Eso es cosa tuya. En cualquier caso, todo perceptible hasta por el paladar más tosco.

Las presentaciones están tan cuidadas como el producto y su tratamiento.

Makis de salmón y aguacate nos adelantaron que estamos ante un SushiMan que echa el resto en cada preparación, y donde cada componente brilla por sí mismo: el alga, el arroz y el protagonista del maki en cuestión. Sea salmón, atún, aguacate o pepino. Obviamente, tras dar cuenta de ellos, nos frotamos las manos ensoñando con los nigiris que estaban a punto de aterrizar en nuestros platos y bocas. No fue para menos. Pez mantequilla y trufa o huevo y trufa (sí, nos encanta la trufa) nos gustaron, pero fueron los de anguila y vieira los que nos hicieron comentar su excelso sabor con la boca llena y sin esperar a saborearlos más. 




Cuando uno explora todos los apartados de la carta y elige una o varias referencias de ella, siempre espera que algún producto desluzca o que no termine de ser de su agrado. Esperad sentados. En Kabutokaji no ocurre. Puede que haya bocados que palidezcan ante otros, pero nunca hablaremos de algo malo, sino menos bueno que su compañero de carta. 

El sorprendente postre de Kabutokaji


En nuestra visita sólo sumamos aciertos dejando fuera el postre porque, imaginamos, un asiático, por mucho toque mediterráneo que tenga, acostumbra a no sacar músculo en el cierre de la velada. Pero recordad... KBK significa exquisito, y hemos tenido que marchar a un asiático de Pozuelo para encontrar LA MEJOR -y hemos probado unas cuantas, como bien sabéis y habréis leído- torrija de cuantas hemos degustado hasta el momento. Sí, los tres chocolates son una auténtica orgía dulce para los amantes de este producto, pero la torrija es gruesa por fuera y con adictivo crujiente en la superficie y delicada y tierna por dentro gracias al empleo de pan brioche. 


Hay pocos postres, pero se bastan y sobran. Especialmente la torrija.

Sí, nos gusta el chorreo y la contundencia de las de casa y la abuela pero aquí, perdóneme abuela, me quedo con el sabor tan ligero como extraordinario, con apariencia y texturas sublimes. Y así, satisfecho, sorprendidos y boquiabiertos, es como Kabutokaji nos despidió, sabedor de que siempre querremos tener una segunda cita.

Más información en https://www.kabutokaji.es/

Jesús Clemente Rubio