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Disneyland 30º aniversario: Un mundo iluminado por la magia

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Hace casi diez años descubrimos que el "Magic Everywhere" compuesto para el vigésimo aniversario de Disneyland París era mucho más que una frase hecha. Era toda una declaración de intenciones de un parque en el que cualquier recoveco, atracción, personaje y actividad rebosaba magia. Y de ella nos impregnamos como si de una pareja de niños se tratase... sin percatarnos de que lo único que nos faltó, precisamente, fue eso, el toque infantil y más humano, la ilusión sin peros ni mochilas pesadas... la presencia de un niño. Con motivo del trigésimo aniversario regresamos a Disneyland esta vez en pack de tres, con una niña de 4 años exultante desde que enfil por primera vez el arco de entrada a la explanada inicial del parque, la Disney Village. Y es en sus ojos, viendo a princesas y demás ídolos de la factoría de los sueños, donde adivinamos el tema musical compuesto para este 30º aniversario. "Un mundo que se ilumina", un rostro deslumbrante al darse un baño de irrealidad y fantasía. Sabemos que ahí fuera le espera un camino mucho más difícil, menos colorido y sin elefantes que vuelan ni castillos encantados, pero también que la infancia es la etapa más dulce de la vida... y una vez cruzadas las puertas de Disneyland estamos en su mundo, no el nuestro. Respetadlo, cuidadlo y disfrutadlo. ¡Esto es Disney!

Princesa por tres días. Un viaje inolvidable.

Una pandemia y casi una década después, el parque está casi igual que como lo recordamos. Es cierto que el hotel principal está aún en obras pero ya luce casi espectacular, que algunas modalidades de acceso han cambiado y que fuimos en época de máxima afluencia -fiesta nacional en Francia- que, obviamente, desaconsejamos porque si no las colas se eternizarán. Pero igualmente justo es afirmar que los escasos cambios que encontramos no afectan en absoluto a la faceta de descubrimiento y exploración y diversión que encontramos. Siempre podéis acudir a nuestra primera guía, por tanto, para un vistazo bastante concreto de cada uno de los dos parques que forman el complejo así como las atracciones, con las debidas variaciones por la inminente llegada del Campus Avengers -que desplazan a las atracciones que allí había localizadas-, e incluso el "fast Pass", que ahora es de pago y además se adquiere de manera individual para cada atracción. Así que os recomendamos una lectura rápida de nuestra aquella primera crónica y una más exhaustiva de ésta que, además, recoge el más maravilloso de los enfoques del parque: el familiar e infantil.

Personajes Disneyland y cena con princesas

Empecemos por los personajes favoritos -y no tan favoritos pero, cuando les vean, querrán igual acercarse- que, de vez en cuando y con horarios que puedes encontrar en la aplicación móvil, aparecerán en ambos parques. Un inciso para destacar de manera mayúscula "LA APP MÓVIL DE DISNEYLAND", extraordinaria herramienta de localización, horarios, tiempos de espera en las atracciones... una completa guía en la palma de tu mano.

Tus personajes favoritos posarán y reirán contigo.

Te recomendamos estar unos minutos antes de la hora prevista de llegada del personaje a determinado punto, ya que si lo haces una vez comenzado el encuentro corres el riesgo de que el personal "cierre" la cola y no permita esperar a más personas. Con la relajación de los protocolos sanitarios, ya puedes abrazar, charlar y bailar con el personaje; llevar tu libro de firmas y, por supuesto y más allá de la fotógrafa oficial que acompañará a muchos de ellos, fotografiarte con tu propia cámara. Son muy laxos en esto y no tendrás problema alguno -nosotros sólo tuvimos alguna pega con Darth Vader, pero la hicimos igualmente-. Los personajes son, como en las películas que protagonizan, encantadores, serviciales y cariñosos. Y en ningún momento te meten prisa alguna, lo cual es de agradecer tras el esfuerzo económico y de tiempo que estás realizando para que tus hijos les conozcan.

El momento álgido: conocer a Mickey Mouse...

Más allá de los itinerantes, hay dos enclaves fijos en los que conocer, respectivamente, a Mickey Mouse y algunas de las princesas. El ratón emblema de Disney tiene su propia casa en el parque y es allí donde, a veces tras una hora de espera a veces después de más de dos, te recibirá, de nuevo, sin prisa alguna y con completa predisposición para chocarte la mano, firmarte, hacerse fotografías y "reír" contigo. Nuestro consejo es que hagas cola antes de la apertura de la casa de Mickey o bien en momentos en los que los visitantes optan por otros planes (desfiles y espectáculos, si llueve, etcétera). 

Lo que sí que dejamos a tu libre elección es la visita al Pabellón de las Princesas, único reducto posible para conocerlas salvo que optes por la cena en el Auberge donde, 200 euros mediante para 2 niños y un adulto, cenaréis con cuatro de ellas yendo de mesa en mesa y de un lado a otro del salón durante más de dos horas. Nosotros preferimos esta opción pese al esfuerzo económico porque es verdaderamente inolvidable el momento en que entramos en el restaurante y la niña vio que estaba Aurora (La Bella Durmiente) al lado de la mesa donde nos sentamos. A partir de ahí, Ariel, Blancanieves y Cenicienta culminaron una de las mejores veladas de su corta vida. 

...con permiso de la cena con princesas. No ponemos más fotos para no destripar.

Si te es imposible o simplemente no quieres realizar tal desembolso, avisado quedas de que en el Pabellón de las Princesas hemos llegado a ver esperas de 180 minutos... para luego poder ver sólo a una de las cuatro que esperan dentro. El resto, según están dispuestos los tabiques, no podrás tan siquiera verlas pero, también es cierto y de nuevo, que a la que ves lo harás sin prisa y con abrazos y charla con las niñas -algunas chapurrean español, como buenos miembros de la realeza son duchos en las lenguas e idiomas-. 

Quizá por la pandemia, quizá por negocio, el tiempo dirá.... pero al margen de las colas para las atracciones, éste es el eslabón más débil de la cadena de la ilusión que compone Disneyland. Echamos en falta más personajes repartidos por los parques, mayor variedad y, por supuesto, a las princesas en alguno de esos enclaves. Reservarlas para una visita que lleva a la desidia o bien para una actividad extra de más de 200 euros puede -y de hecho, comprobamos que ocurre- desilusionar a muchos padres pero, lo más importante, a multitud de niños. No caigáis en esos sentimientos oscuros porque queda un último recurso, aunque sea una "televisita": los desfiles.

En las zonas de princesas todo recuerda a ellas.


Numerosos desfiles y sorprendentes espectáculos en Disneyland París

Ni una sola tacha podemos poner en este apartado. Al contrario, todo es destacable ya que si bien cuando nosotros estuvimos no operaba, por ejemplo, el espectáculo de "Frozen", sí lo hacían el del Rey León o Mickey the Magician. Sendas medias horas reúnen en poco tiempo una maravillosa puesta en escena, adictivas -y de sobra conocidas en el primer caso- melodías y mucha diversión. Disney tira la casa por la ventana en estos y demás números disfrutables por muchísimos visitantes gracias a los amplios teatros pero, claro y como siempre, te recomendamos acudir con antelación. O a primera hora al City Hall o a su réplica en el Walt Disney Studios si eres portador de Mastercard porque, por si no lo sabías, el tener una tarjeta de este tipo no tiene precio y sí posibilidad de reservar asiento de excelente visibilidad y de manera gratuita para, por ejemplo, el Rey León. 

Igual que ocurre con las numerosas sesiones de los espectáculos techados, el que tiene lugar al aire libre frente al imponente, majestuoso y remodelado Castillo de La Bella Durmiente  se repite en varias ocasiones y, aunque no lo tengas programado, toparás con él en algún momento... para irremediablemente detenerte a verlo. Muchos personajes bailando en diferentes tarimas habilitadas para ello, música pegadiza y una atmósfera que es justo la que imaginas de tu visita a Disneyland. Dream and Shine Brighter se titula y es la mejor propuesta diurna con permiso de los minidesfiles de por la mañana y, obviamente, la "Parade" de las 5 y media de la tarde. Un desfile de carrozas que también ha recortado personajes -especialmente príncipes- con respecto a la que teníamos en mente pero que sí sabe rodear a princesas y personajes de llamativos carruajes y numerosos bailarines. No hagas esperas para coger sitio, nosotros nunca lo hicimos y siempre cogimos un buen lugar para verlo y, si nos preguntas, ponte siempre de cara al castillo. Las fotografías con las carrozas, los personajes y el castillo de fondo te recordarán una y otra vez lo feliz que fuiste en Disneyland.


Más desfiles culminados por la clásica 'Parade'.

Llegada la noche todo acaba para muchos visitantes extranjeros... no para los españoles, allí estábamos todos siempre para ver, noche tras noche aunque se trate del mismo, el doble espectáculo nocturno. Antaño sólo se podía gozar del Disney Illuminations, con música acompañando a proyecciones de películas sobre el castillo en un viaje que emprende Mickey Mouse en busca de la magia. Ahora, cinco minutos antes de éste... en realida no sabemos si destripártelo. Nosotros conseguimos acudir sin saber nada de la representación que, aunque breve, se incrusta en la memoria. Digamos que hay una legión de drones al servicio de la magia. El resto descúbrelo por ti mismo. De lo que sí te vamos a hablar más en profundidad es de las atracciones ;).

Disney Illuminations pone el broche a una jornada de fantasía y magia.


Emocionantes o relajadas, pero todas preciosas. Así son las atracciones de Disneyland París

Comencemos por el Parque Disneyland. Y dentro del mismo, en el "mundo" Fantasyland. Que recrea magistralmente los universos de las películas, que en 4 minutos te relata las aventuras de Peter Pan, Pinocho y Blancanieves. Todas ellas cortadas por el mismo patrón de excelente representación, si bien las esperas varían y se acentúan especialmente en la del niño que nunca crece. Lugares que encontramos una vez atravesado el Castillo de Aurora, de visita y exploración en sus catacumbas y azotea obligatoria. Como lo es la instantánea tratando de sacar Excalibur de la roca. 


Diviértete en familia en los paisajes Disney.

Volviendo a las atracciones dispuestas a ambos lados de Fantasyland, completan los laterales la casa de Mickey y el Pabellón de las Princesas. En el medio quedan el tiovivo, nada del otro mundo; los dumbos volantes, que sí nos gustaron porque a bordo y con la caída del sol vivirás un momento mágico junto a tu familia y con vistas del castillo y todo Fantasyland; el laberinto de Alicia, divertidísimo perderse entre sus setos y el surrealista y colorido país de las maravillas; y ya en el extremo norte del parque el País del Cuento de Hadas donde las barcas desmerecen al entretenido viaje en tren.



El Castillo de Aurora, el Laberinto de Alicia... Fantasyland.

Descrita la parte central del parque, si miramos al mapa y marchamos al extremo este del parque descubriremos, valga la redundancia, Discovery Land, con una aventura 4D de Star Wars, la adrenalina subiendo en Hyperspace Mountain -de las atracciones más divertidas de todo el complejo y con la épica de La Guerra de las Galaxias y la oscuridad alternándose en una veloz montaña rusa- o el recorrido guiado de Buzz LIghtyear para ayudarle en su misión intergalática a golpe de disparo a dianas. Un "pique" comprobar al final de la misma quién ha acumulado mayor puntuación. Aquí también tienes el recinto "Arcade" donde varias pantallas gigantescas y un puñado de gradas invitan al reposo mientras los más pequeños se divierten con dibujos clásicos de Mickey y sus amigos. 

Las atracciones recrean con acierto cada mundo.

En la vertiente oeste del mapa aguardan los dos mundos restantes: antes de superar el castillo está Frontierland, que conecta con éste por, entre otros cmainos, el pasaje de Aladín, visita menester. Si bien el barco es una pasada, no hicimos el crucero por el lago ya que preferimos fotografiarnos a pie del mismo y dedicar nuestro tiempo al Phantom Manor, una mansión encantada apta para casi cualquier edad y donde nuestra pequeña disfrutó "jugando a ser mayor en una película de terror" y de la historia de una novia atormentada. Y tras una destacable caminata -Frontierland es, quizá, la zona del parque donde más caminarás- probamos la aventura de Indiana Jones que, si bien dispone del único "loopin" del parque, palidece ante la excelente Big Thunder Mountain. 

La divertidísima Big Thunder Mountain preside Frontierland.

Sí, es nuestra favorita. Porque es rápida, larga y además permite montarse a niños a partir del 1,05 de altura, mientras que Indiana Jones o el Roller Coaster de Nemo (en el otro parque) exigen el 1,20. Algo que resulta engañoso porque, insistimos, Big Thunder es DIVERTIDÍSIMA. Y espectacular por las vistas del lago y Frontierland que ofrece en determinados momentos. Y, repetimos, es muy, muy larga. 

Sólo queda mencionar el AdventureLand como el rincón de exploración del parque. Puentes colgantes, cabañas en el árbol, barcos piratas e islas calaveras que encierran la mejor culminación de cuantas se nos ocurren para tu visita a Disneyland, antes del espectáculo: Piratas del Caribe. Un jovial y jocoso recorrido en barca con piratas crueles y violentos, borrachos y amistosos y, por supuesto, el gran Jack Sparrow. Vayas cuando vayas, siempre "será de noche", pero es en horario nocturno cuando se disfruta mucho más el paseo en barca.. y el camino hasta ella. 

Adventure Land invita a la exploración y el descubrimiento de la mano de piratas.


Respecto del otro parque, a falta de conocer algún día el Campus Avengers, es destacable que al ser de tamaño mucho más reducido comprende en pocos pasos multitud de opciones. Salvo el recorrido de Cars, ubicado en los límites del mapa pero que pasó de ser un mero trámite a sorprender a todos los que montamos, el resto están bastante cercanos. Aquí destaca el Hollywood Tower (Twlight) por su ascensor maldito con subidas y bajadas de las que cosquillean -que no revuelven- las tripas y ambientación; la Roller Coaster de Nemo, quizá la atracción con más colas del parque pero que sin duda merece la pena al situar a dos usuarios al frente y a otros dos de espaldas, dando pie a la "rejugabilidad". Y muy logradas también la del perro salchicha de Toy Story, montaña rusa para los más pequeños, y la lanzadera que bebe de los soldados de jueguete del mismo título. Y que, además del sube y baja, premia con unas vistas inmejorables de este lado del complejo Disney. Sin olvidar el paseo con gafas tridimensionales de Ratatouille dinámico, enérgico y que nos hace partícipes del universo de Rémy y compañía. 

Walt Disney Studios Park es un homenaje cinematográfico en toda regla.

Expuestas las atracciones más interesantes, prácticamente todas, os preguntaréis por la logística para montarnos en ellas, movernos con acierto por el parque, donde comer... en conclusión, cómo maximizar los tiempos si no hay Fast Pass. Os lo explicamos.


Beber, comer y moverse por Disneyland París

Vayamos de lo genérico a lo específico. Es cierto que los hoteles Disney están cerca del parque, que permiten acceder al mismo una hora antes... y, salvo el New York basado en el universo de los cómics y el de Mickey cuando reabra, el resto gozan de poca recreación más y apenas estarás en ellos. Por eso es una muy buena opción, por menos dinero y hasta, en casos como el nuestro, con un trayecto más cómodo y menos duradero, hoteles del entorno como los IBIS de Marné La Vallé. Pegado a la parada de RER, en una estación estábamos en el parque si bien, claro, tendrás que costearte el transporte. Pero echa cuentas porque quizá con lo que te ahorres en los hoteles te compense... o quizá no. Simplemente recordarte que ambas opciones son recomendables para una experiencia grata de Disneyland.


Ambos parques cuentan con las licencias más conocidas.


Sobre las comidas, muchos de los que optan por incluir algún régimen de comidas nos cuentan que, si vuelven a Disneyland, no lo contratarán. Somos muchos los que optamos por la vía de llevar comida al parque, algo menos preparado pero igualmente nutrititivo -como una ensalada de pasta, por ejemplo- y aprovechar alguna espera o cola para comer o, si queremos relajarnos, sentarnos en cualquiera de los múltiples bancos y mesas para reponer fuerzas. No hay problema en introducir comida en el parque y es una opción, además de económica, de ganar tiempo en tu visita. Todo es un punto más caro comprado dentro, excepto el agua; hay muchísimas fuentes repartidas por el parque y el agua potable de París es excelente. Así que no olvides echar tu botella reutilizable favorita a la mochila.

Una mañana agitada te bastará para dar cuenta de Walt Disney Studios.

Y por último, las esperas. Ya no hay Fast Pass, sí Disney Access desde la aplicación del móvil que consiste, básicamente, en comprar un acceso "premium" a algunas atracciones -no está disponible en todas- previo pago de entre 8 y 14 euros por persona. Muchísimo, pero algunos valoran mucho más su tiempo y lo pagan. La última novedad que manejamos, aún por confirmar, es que además el Disney Access sólo podrá adquirirse una vez al día, es decir, el resto de ocasiones te tocaría montarte esperando colas... no sé yo si esto tendrá una buena acogida. En el otro lado de la balanza tenemos la novedad de "Single Rider", disponible en bastantes atracciones y algunas tan frecuentadas como Ratatouille o Roller Coaster, e indicado para los que se montan solos. Mucha menos espera pero, claro, menos compañía... si bien siempre puedes hacer esa cola con quien desees y luego, eso sí, montar por separado. Como las cosas buenas de la vida, compartir es mejor pero claro, si hacerlo supone una hora más de espera... valóralo. 

Son días cansados, llenos de emociones y pateo, pero la recompensa es eterna.

Y hasta aquí nuestra experiencia en Disneyland. Mucho más enriquecedora con niña mediante, extraordinaria por el ambiente de celebración que rodea al trigésimo cumpleaños del recinto y memorable por cuanto pudimos volver a explorar y redescubrir a través de las "gafas" de una niña. Quince días después Mia continúa soñando con lo vivido, rememorándolo con una sonrisa, abriendo su libro de princesas en busca de los autógrafos de las protagonistas. 

Si a los 20 la magia estaba en todas partes y a los 30 nos premian con un mundo que se ilumina, sin duda Disneyland París seguirá a los 40 y por los siglos de los siglos encandilando a niños y adultos. Que siga Disneyland. Que siga la magia. 

Más información en https://www.disneylandparis.com/es-es/

Jesús Clemente Rubio