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El Monstruo de Colores se atreve con el teatro madrileño



300.000 copias vendidas. 16 idiomas. Un puñado de tonalidades. El Monstruo de Colores es un éxito mundial de la literatura infantil partiendo de una sencilla fórmula para introducir a los más pequeños en el maravilloso mundo de las emociones con ayuda de los colores. Hoy hablamos de un paso más, de la vida que todo libreto cobra sobre las tablas, de la obra teatral basada en la obra de Anna Llenas. Y os adelantamos que han sido 50 minutos de excelente puesta en escena para descubrir a los niños la alegría, la tristeza, la ira, incluso el amor con una cercanía y lenguaje apto para todos. Smedia sigue acertando en sus elecciones infantiles.
Acierta primero por la fidelidad al cuento: quizá podrías entretener a los infantes con una interpretación libre, pero los niños –y los padres- acudimos embelesados por el gancho del cuento. Y aquí la puesta en escena dispone protagonistas y colores inundando cada uno el escenario y, con él, viene la emoción. He ahí la segunda gran virtud del espectáculo; su vertiente didáctica. Aprender colores y la emoción asociada a ellos ayuda a comprender a los niños que ya comienzan a desarrollar más procesos neuronales a entender algunos de sus comportamientos y sentimientos. Porque en cada color emplean multitud de objetos que ejemplifican e impulsan esa asociación, marcando en la mente de los niños qué significa tener miedo y cómo afrontarlo. Enseñando a gestionar emociones negativas pero también positivas.

Un tercer aspecto destacable, al que no puede llegar el libro aunque quisiera, reúne interpretación y música: los títeres son el libro, pero las que los portan y doblan verdaderamente hacen realidad el sueño de los niños de ver cobrar vida a sus personajes favoritos. Y qué decir de la música, que aparece justo a tiempo para redondear la experiencia. Elementos que salvaron la única emoción en la que habríamos restado un par de minutos: la tristeza.

Y por último, precisamente, hablamos de la duración; todo lo que baje de la hora es más que recomendable para todas las edades. Si a partir de los 45 minutos la atención y capacidad de un adulto comienza a disminuir, imaginad un niño que apenas levanta cuatro palmos del suelo. El Monstruo de Colores cobra vida para enfadar, dar miedo, hacer sonreír pero, sobre todo, divertir y enseñar a tus hijos… y a algún que otro adulto.

Más información en https://gruposmedia.com/teatro-cofidis-alcazar/el-monstruo-de-colores/

Jesús Clemente Rubio