Muchos dijeron que acabase tras la sexta parte, y entonces Capcom despojó al principio de numeración a su siguiente Resident Evil. Volviendo al origen, Biohazard, y le salió tan bien que finalmente no quiso disociar el siete pero sí lanzar un mensaje al mundo de que el retorno a los orígenes, aunque en primera persona, suponía también retomar el mejor 'survival horror' de cuantos se han hecho, con atmósfera asfixiante, con agobios y sustos, miedo y la familia Baker. Así que el Resident Evil VIIIage (repetimos su juego visual) tenía la difícil misión de superar o, cuanto menos, igualar a su antecesor sin idéntico escenario para ello: una mansión en la que escapar de una familia que no tiene todos los patitos en línea. Y, lejos de acomodarse en la fórmula que funcionó, se ha atrevido a fusionarla con la acción de Resident Evil 4, dejando una historia menos profunda y de menor calado pero, sin duda, más adictiva y dinámica. Ya se sospecha que será la segunda parte de la tercera trilogía de la saga. Y que así terminará. Sólo esperamos que la primera afirmación sea correcta.
Porque aquí, empezando en alto, los jerarcas o cuatro jefes finales son mucho mejores que los Baker. Sin duda el cabeza de la familia más trastornada de los videojuegos era duro de armas tomar y tenía mucho recorrido, y aquí quizá algunos combates flaquean, pero Resident Evil Village sabe establecer esa suerte de listado de cosas por hacer y jefes a los que matar y, además, introduce un curioso elemento innovador en cada enfrentamiento para que no todo sea acumular munición y mejorar y potenciar armas y echar el resto contra ellos.
Porque sí, hay mucha, muchísima munición. Y armas que te vende o mejora un tal Duke con insano sobrepeso y misterioso origen. Pero la acción, que recuerda inevitablemente a la que introdujo con acierto Resident Evil 4, esta vez no aleja tanto el foco de terror como aquella, y eso es gracias a Lady Dimitrescu y el resto de "hijos" de Madre Miranda. Cierto que a algunos, como la citada Dimitrescu, se les pudo sacar más partido, pero también que la duración del juego entonces no sería de las 10 horas aproximadas que te llevará sino de 40... y luego también hay quejas por ese aspecto. Así que creemos que está más que ajustado y justificado el coprotagonismo de cada uno.
Resident Evil VIII rellena y amplía la trama
Aunque la narrativa avance poco de lo que se puede venir salvo en el final, sí sabe unir y atar muchos cabos de la saga y, en especial, del juego anterior. E incluso de toda la franquicia, con un vistazo a los orígenes digno de Resident Evil 0. Por lo que aquí, sin sobresalir, sí podemos y Resident Evil Village merece el notable. Luego está el capítulo de los momentos memorables: no habrá tantos ni esas situaciones de angustia y temor de lo que pueda pasar, como ocurría en Resident Evil VII, y eso lo da también la certeza de que tienes armas para destrozar todo lo que se te ponga por delante. Pero ello no quita el disfrute y gozo que otorga, precisamente, que sustos aparte puedas envalentonarte y enfrentarte a lo que sea. Descuida, que el Ethan Winters sin rostro (aquí tampoco lo verás) tiene una explicación a por qué es capaz de hacer frente a todo esto y más.
Repasemos cóctel: acción, tensión, algo de miedo, enemigos y situaciones variadas, avance en la narrativa de la saga, también de la historia más reciente de la franquicia... y universo Resident Evil. Ingredientes de sobra quizá no para contentar al fanático más purista del género, quizá a medio camino también para el que busque un Call of Duty pero, sin lugar a dudas, que contentará a todos con un mínimo de gusto y amor por el arte que son los videojuegos. Resident Evil VIII concluye (o no, ya veremos si hay algún DLC enfocado a ampliar trama argumental como ocurrió con el VII) con un producto redondo con varios aspectos mejorables, pero muchos positivos que eclipsan a aquéllos.
Más información en https://www.residentevil.com/village/es/
Jesús Clemente Rubio