Ir al contenido principal

Real Madrid 2 - Barcelona 1 (J30): El madridismo está en una nube

 

Y que nadie le baje. Porque rivales e incluso algunos seguidores temían una semana 'horribilus' para los merengues, con Liverpool y Barcelona afilando cuchillos y dispuestos a apear o, al menos, restar opciones para las competiciones de Champions y Liga. Pero Zidane lo ha vuelto a hacer. Ha ensanchado hasta límites insospechados la plantilla del Real Madrid, ha sabido dosificar, encontrar las fórmulas para cada encuentro y, una vez más, imponer su pizarra. Cierto que el Barcelona asedió en los últimos minutos, tocaba sufrir, pero igualmente correcto es afirmar que Zizou le ganó la partida al planteamiento de Koeman en una primera parte que, a la postre, definió el encuentro. Valdría hablar del Rayo Vinicius, de la clase de Benzemá y del mejor centro del campo del mundo con Modric, Casemiro y Kroos otra vez en versión estelar, pero por mucho que se diga el resultado será el mismo: el madridismo está en una nube. Y de momento nadie es capaz de bajarles.

Venía el Barcelona con un Messi deseando reexplotar y reencontrarse con el gol en un Clásico, con Jordi Alba queriendo ser su mejor escudero y puñal por la banda izquierda, con el ánimo de asestar un golpe no definitivo pero sí de extrema gravedad a los blancos en su lucha por la Liga. Pero se toparon con un equipo que, pese a las bajas, continúa serio, contundente y sencillo, sin complicarse, a la hora de defender. Militao crece, Nacho se consolida, Mendy sigue siendo un quebradero de cabeza en defensa y ataque. Y si algo "se cuela", ahí está Courtois. Siempre Thibaut.

Con los deberes hechos atrás, el Madrid pensaba de mediocampo para arriba. Allí topaba con un Casemiro que no jugó su mujer partido pero sí ofreció idéntica solidez que en encuentros anteriores, un Modric que mereció más aunque lograba mover y repartir juego y un Kroos que sigue tocado por una varita o, quién sabe, quizá su pierna sea la varita. Pregunten si no por el segundo gol fruto de una falta botada con calidad pero con la que se alió la fortuna, que sabe elegir a los mejores. Antes había abierto la lata Benzemá, tras tocarla Modric en perfecta profundidad para que Lucas Vázquez, antes de lesionarse por cierto, dejase al astro francés. No bastó con empujarla, ni mucho menos. La recibía el máximo anotador merengue de espaldas a la portería, perseguido por un defensor y dibujando un escoramiento que le impediría un remate claro. Y ante las crisis, frente a las situaciones complicadas, es cuando surge el ingenio, la brillantez, la diferencia. Sutil toque de tacón para vencer toda adversidad; la cuestión de no poder encarar, la de tener el aliento azulgrana y la de no disponer del mejor ángulo. Y así se abrió la lata, así se desató la emoción culminada por Toni Kroos.

Pero enfrente, no olvidemos, está uno de los mejores equipos del mundo. Que juega con más ganas si cabe por sus opciones de Liga pero, sobre todo, porque está en el feudo de su archienemigo. Y fue de menos a más un Barcelona que empezó a encontrar la conexión Messi - Alba y repeler más en defensa, además de adueñarse del balón. Zidane fue inteligente; se lo entregó, pero sin una sola concesión más. De hecho, tuvo Vinicius un par de oportunidades en las que pecó de buen compañero y, en lugar de finalizar la jugada, cedió demasiado largo para Benzemá. Del posible 3-0 se pasó al 2-1 de Mingueza y, más tarde, al asedio creciente y ya agobiante tras la expulsión de Casemiro por doble amarilla. Tuvo un larguero el Barcelona en los últimos instantes, con Ter Stegen rematando, igual que tuvo un palo el Madrid minutos antes. Un penalti inexistente reclamado una y otra vez, incluso al término del partido, fruto más de la impotencia que del buen criterio. 

Porque este Madrid ha conseguido en apenas unas semanas cambiar los rumores de destitución de Zidane por un liderato temporal en Liga -a expensas de lo que haga el Atlético de Madrid, que podría meter un diferencial de tres puntos de vencer al Betis- y un más que probable pase a semifinales de Champions. El madridismo está en una nube y, como toda nube, hoy duerme allí arriba, en el cielo, en el olimpo de la Liga... El Real Madrid es líder. Muchos no lo dirían hace unas semanas pero, os garantizo, hoy todos emplearán el "ya lo dije". Sed bienvenidos vosotros también pero, un consejo, no volváis a marcharos. Zidane os enseñará una vez más cuán os equivocáis.


Jesús Clemente Rubio