Si habéis salido el pasado fin de semana de aperitivo o tardeo, lo habréis notado. Teníamos ganas de compartir, de reunirnos bajo el sol, de disfrutar, siempre con las debidas medidas de seguridad, del placer de compartir. Un divertido rato, una buena charla o una extraordinaria mesa. Y paseando por Latina por uno de sus rincones más reconocibles, la Constanilla de San Andrés, uno repara en un discreto local que en el nombre de lo vegano no sacrifica sabor, ni presentación, ni el carácter apetecible y atractivo de otras cartas. Todo ello en un interior lleno hasta donde le permiten las limitaciones actuales y una terraza en la que las reservas pugnaban por la mesa donde el caprichoso sol proyectase sus rayos. Ambiente y local idílicos, cocina vegana sin trampantojos y mostrando que lo vegetal también es sabroso y divertido y un servicio ágil y cercano rematan uno de los locales de este segmento más recomendables de todo Madrid: el restaurante Viva Burger.
Como el color inunda todo el local y la sonrisa de quienes te atienden, por qué no trasladarlo a una carta en la que está el gusto, dada su variedad. En ella no vemos intentos procesados de engañar a nuestra mente y paladar con que algo sepa a lo que no es, ni mucho menos; las patatas, que sí las hay, se sustituyen en el clásico centro a la mesa rodeado de salsas por yuca frita -previamente cocida- sin rastro de aceite y con unos acompañamientos que, además de deliciosos, resultan hasta divertidos si juegas a adivinar de qué se trata. La alioli es la más fácil, claro, pero ¿qué hay de la brava picante? ¡Si una incluso sabe a Riskettos! El impulso que necesita la yuca para colarse en tus preferencias, en cualquier caso.
De ahí puedes saltar al dúo de croquetas donde, con permiso de la de ligero pero embriagador sabor a seta, la de espinacas con tropezones de tres "quesos veganos" es, quedas avisado, muy adictiva. Porque como el resto de cuanto allí probamos, marca a fuego tu paladar, pero en absoluto cae pesada a tu estómago. Si ya rematas los entrantes con una ensalada de quinoa y otras muchas lindezas que, cuchara en mano, depositarás tú mismo sobre hojas de lechuga para elaborarte los tacos más saludables y ricos que hayas probado en mucho tiempo, quedarás más que satisfecho. Pero claro... nunca hay que olvidar que los "principales" son platos que reciben esa denominación por algo...
Y es que la estrella de la casa son las hamburguesas que, insistimos, no son resultado de kilos de sal y otros aditivos procesados para que la legumbre sepa a carne, sino una mezcla de hasta 20 ingredientes naturales y vegetales que combinan el cocinado y el crudo resultando en una "carne" que se desmenuza como obliga su textura original pero que, si la comes como hay que comer una hamburguesa, sujetándola con ambas manos y con firmeza, ningún ingrediente caerá al plato.
En nuestro caso probamos la Chingona que bebe de México para reunir entre dos estupendos panes (harina de espelta, harina de maíz, pipas de girasol y masa madre) verduras, manzana, cacahuete, avena, salsa tofunesa, mostada, eneldo, lechuga, tomate, aguacate... y así podríamos estar todo el día. Igual que lo pasamos relamiéndonos cada vez que la recordábamos. Llenan, y MUCHO, por cantidad y calidad.
Como lo hace la Queen en honor a la reina Letizia que, una vez adquirió semejante título, se dejó caer por el Viva Burger catando esta hamburguesa y quedando REALmente complacida y satisfecha. Quizá sea por culpa, amén del pan integral y otros acompañamientos de la anterior, por la cebolla caramelizada, el exquisito tomate a la plancha y el "no" queso fundido.
Y cuando uno roza ya la cúspide de la felicidad con buen ambiente, excelente atención de Mada y demás empleados, agradable compañía y mejor mesa, poco más puede pedir... y sin embargo lo pide. Porque así somos, eternos insaciables de la felicidad. Y así es Viva Burger, dispuesto al más difícil todavía. Parecía improbable mejorar la experiencia con los postres: ¿una tarta de zanahoria sin huevos ni lactosa? Pues sí, y además de ligera está riquísima. Porque el "frosting" deja un punto amargo que, combinado con el esponjoso bizcocho, resulta en una carrot cake perfecta. Si hasta la gigantesca cookie de avena y con chispas de chocolate es ya uno de nuestros postres favoritos...
Se acabaron los lamentos. Necesitamos alegrías. Merecemos celebrar cada día. Hagámoslo, aunque sea ése que elegimos para comer fuera, gritando ¡que viva la vida!. Que Viva Burger.
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Jesús Clemente Rubio