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Film Symphony Orchestra: Pon banda sonora a tu vida (así fue Hollylove)



Podríamos dejaros un puñado de enlaces de las ocasiones que hemos mencionado o recomendado a la Film Symphony Orchestra, pero Google nos penalizaría por extensión de la reseña. Porque la FSO de Constantino Martínez-Orts no es una sucesión de melodías, ni un buen rato escuchando música interpretada con maestría, es todo eso y el añadido del recorrido guiado del director por la historia del cine que, sin música, poco se entendería o, parafraseando a Nietszche, sería un tremendo error. Una vez más os insistimos en que mañana o los próximos 24 de febrero o 27 de marzo vayáis al Auditorio Nacional para degustar uno de esos planes que has de disfrutar al menos una vez en la vida. Y lo hacemos por la maravilla que fue Hollylove.

Vaya por delante que el Teatro Coliseum, con todas sus bondades, no posee la acústica ni características que reúne el Auditorio Nacional. Y vaya igualmente por delante que, pese a esas limitaciones, el sonido fue brutal aupado por unos músicos de altura y comandados, claro, por el gran Constantino. Una persona devorada por su batuta y empeñada en ir más allá de lo que promete el programa o la entrada, más allá de las melodías que se han colado bajo nuestra piel en momentos e instantes mágicos del cine. Más allá de la música para ponerle nombre, apellidos y contexto a la melodía. Y como ha nacido también dotado de una elocuencia frenética, te resume todo en apenas dos minutos. El resto, a disfrutar, en nuestro caso, de las notas más románticas del cine, una especie de "spin-off" del espectáculo "La Mejor Música del Cine" que podéis disfrutar de aquí al 27 de marzo en tres citas diferentes, comenzando por mañana.

El caso es que, con el merecido aplauso dedicado al final de cada número para el músico que llevase el "instrumento sonante" en esa pieza, concluía el viaje iniciado por las palabras de Constantino y transcurrido a través de la cuerda, el viento, la percusión y las voces -¡qué voces!- cuando la banda sonora lo requería. Al principio se dibujan las escenas de la película en tu mente para después dejar paso, irremediablemente, a momentos de tu vida. Al que te retrotraen esa película y canción o, simplemente, a otros en los que encaja perfectamente el encuentro de amor y ternura salpicado de tristeza y añoranza entre William Wallace y la princesa de Gales, los ranchos con la mejor versión de Brad Pitt presentándose ante la prometida de su hermano en Leyendas de Pasión y tantos... TANTAS memorias que sólo la música perfectamente ejecutada pueden despertar y encender en nosotros. 

¿Conocéis el clásico "¡qué buenos son!" que se escucha tras cada número en cualquier espectáculo y que se repite una, y otra, y otra vez hasta que por fin puedes, en la despedida, ponerte de pie y transmitirles efusivamente lo muchísimo que te ha conquistado? No hay día que la Film Symphony Orchestra no lo haya conseguido. Vedles. Al menos una vez. Y luego nos contáis.


Más información en la web de Film Symphony Orchestra


Jesús Clemente Rubio