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Real Madrid 3 - Real Sociedad 4 (Copa del Rey): Adiós a la Copa... y a los experimentos

Zidane ganó el partido contra el Atlético de Madrid. Pero lo que la pizarra y las rotaciones dan, también lo quitan, y ha sido el caso del partido de hoy. Error del técnico blanco a revolucionar una línea tan importante como la defensa, que antaño tantos quebraderos de cabeza diera a club, grada y banqueta y que, cuando mejor momento atravesaba, veía la entrada de Marcelo y Nacho. No bastó el clásico "Hasta el final, vamos Real" y pese a que ellos fueran responsables precisamente de la posible remontada, la Real Sociedad completó un magnífico encuentro con Odegaard e Isak a la cabeza.
Ya era tarde. Un puñado de minutos más, y el agónico cuadro dirigido por Alguacil quizá habría sucumbido ante el empuje, poderío y garra madridista, pero la remontada se quedó en el intento. Antes, el Real Madrid había cometido errores de pretemporada en la defensa, con Marcelo y Nacho desaparecidos en labores básicas de todo lateral y viéndose superados por un Isak que necesitaba la ayuda de más de un central para ser frenado. El VAR lo hizo, pero fue sólo momentáneo. El primer tanto de Odegaard, sublime y que rompió toda posible conexión entre defensa y centro del campo merengues, fue el artífice del primer gol y completó su currículum frente a su futuro empleador para pasar a engrosar sus filas. No sólo por el gol, sino por el asombroso pase interior a Isak para marcar el tanto que no subió al marcador gracias a la bendita tecnología, por la conducción, por recuperar, por distribuir... por brillar. Brillo el del noruego y la Real Sociedad que contrastaba aún más con un Madrid opaco, sin ideas y cuyos únicos destellos venían de una banda izquierda donde Vinicius fue señor y amo y, de haber consumado la victoria local, habría copado portadas de periódicos. Podríamos mencionar el autopase kilométrico al que llegó, o la media docena de llegadas por desborde y regate en las que, al fin, supo frenar y pensar ese par de segundos que antes no se tomaba y le empujaban cuando estaba al borde del precipicio. Le faltó el gol, pero de todo lo demás anduvo sobrado.

Más sobrada fue la Real Sociedad que en el minuto 58 ya vencía campanada mediante 0-3 pero ni Zidane ni el Madrid entienden de derrotas hasta que el árbitro manda a la caseta. Primero Marcelo, luego Rodrygo -que entró de refresco- y, por último, Nacho, casi igualaron el doblete de Isak y el redondeo de Mikel Merino, pero ya era tarde. Faltaron minutos, sobraron rotaciones. El Madrid sigue muy vivo en las competiciones restantes, pero uno no deja de pensar en el devenir del equipo blanco en el torneo del KO de haberse clasificado. Días malos los tiene cualquiera, pero es inevitable dibujar un escenario muy diferente con una estrategia mucho más sencilla. Aprendizaje, pero también aplauso por caer con las botas puestas.


Jesús Clemente Rubio