Venció el Madrid, crece la racha de partidos invicto y continuará, previsiblemente, el coliderato. Pero los merengues dieron síntomas de viejos fantasmas, tras una primera parte destacada y una segunda donde el medio gas fue, eso sí, suficiente para doblegar a un Espanyol en horas y posición de tabla muy bajas. Tras el paseo por Brujas, vendrá lo complicado, el momento donde le tocará a los de Zidane demostrar y consolidar la mejora del clima. El verde es el principio.Arrancó la primera parte con Vinicius Jr. reforzando el mensaje de que, si bien no hemos de volvernos locos y hablar "del nuevo tal" o de un "próximo Balón de Oro", sí creer que un jugador alejado de la competición un buen puñado de minutos, no pierde el ritmo competitivo. Asestó una y otra vez puñaladas al costado de un Espanyol que ya en los primeros minutos se estaba desangrando, muestra de que quizá el conjunto catalán tiene heridas abiertas desde las primeras jornadas que, o hace algo para sanar, o le costarán la categoría.
Se entendían Benzemá y Vinicius a la hora de progresar, ayudados por los desplazamientos de Rodrygo que arrastraban defensas, pero no cuajaban las jugadas y tendría que ser una de esas algo atropelladas pero que supo leer Benzemá para colocar asistencia y Varane, de tiro cruzado, mover el marcador. El Madrid no pasaba apuros ante una posible derrota pero sí el fantasma del empate y la falta de definición y terminación de las jugadas sobrevoló en alguna ocasión los mejores minutos del Madrid, esto es, la primera parte. Porque un rival a punto de morir es el más peligroso, máxime cuando se encuentra en el Bernabéu, que siempre motiva y que en exigió a Courtois alguna que otra intervención.
Sería Diego López, sin embargo, el que brillaría aún más fuerte debido al cañonazo de un Valverde, otra vez, clave en el juego blanco. Suyo fue también el pase en uno de esos contraataques clásicos del Real Madrid que Benzemá no supo aprovechar, igual que hizo minutos más tardes a banda cambiada recibiendo de Vinicius. Jr. Pero el uruguayo y el francés ya emitían en misma sintonía desde hacía unos cuantos minutos, y serían protagonistas del definitivo 2 a 0. Al borde del área grande sirve el delantero francés para que Valverde, de sutil y elegante toque, devuelva el esférico para que el 9 blanco no falte a su cita con el gol. A partir de ahí todo un paseo que, quiere pensar el aficionado, respondía a la ventaja en el marcador y a la pasividad del conjunto catalán. Porque otro conjunto catalán, en poco más de una semana, será el que exija el máximo a los de Zidane.
Jesús Clemente Rubio