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Popeyes: El secreto está en el marinado

Tiembla Kentucky. Porque desde Luisiana y, por si te es más familiar, recogiendo la fórmula que triunfa en lugares como el Amy Ruth's de Harlem, llega un pollo frito que en España no siempre lo está, con una carta que no siempre alberga pollo y una apuesta que supera a cualquier otro aterrizaje de cadena del sector (por número de aperturas, 30 millones de euros mediante). Popeyes ha llegado y serás tú el que ruegue que no se vaya nunca.



Medio día de marinado que le da un sabor característico.
Y lo harás porque más allá del rebozado parte de una materia prima española y de calidad, a la que se le somete a un marinado de mezcla ultrasecreta de especias antes de mojarla en huevo y harina. Pasos sencillos para un producto final que casi exige no aderezarlo con salsa alguna dado su sabor. No obstante, dispondrás de hasta 6 para "dipear", siendo los tenders de solomillo (riquísimos, te dijimos que no todo era pollo) ideales para la ocasión. 

Cuando quisimos darnos cuenta de la fotografía habíamos devorado
la mitad... sirva de ejemplo de lo ricos que están los nuggets grill.
Sobre el debate acerca de si las piezas mejor con o sin hueso, mientras que las primeras nos parecieron de buen sabor pero quizá resaltaba algo más el rebozado, las de sin hueso convertían al pollo en verdadero protagonista y causaban casi tanta adicción como las patatas fritas. Sí, sabemos que la tentación del tubérculo alargado y frito es universal haya donde vayas pero, créenos, en Popeyes, por muchas que pidas, nunca te parecerán suficientes.

El clásico, el tradicional, el número 1... La estrella de Popeyes.
¡No le añadas salsa! Está genial como sale de cocina.
Convencidos del sabor de Popeyes y de que su marinado verdaderamente funciona, el remate de la jornada fue el grill. Una de las localizaciones más aceptadas que he visto en un restaurante de este tipo, desterrando el rebozado y confiando en su pollo sin más, Popeyes logra el beneplácito de padres españoles que quieran una opción más saludable para sus hijos o, simplemente, que gusten de cuidarse sin renunciar al pollo de Popeyes. 

Ojo al postre grande, por tamaño y por venir acompañado de dos
suculentas opciones dulces: apple o banana pie.
Si a todo ello le añadimos una sostenibilidad que pasa por casi el cien por cien de los materiales del restaurante, respetuosos con el medioambiente, y unos helados tipo Sandy pero con el valor añadido de pastel de plátano o manzana calentitos y memorables, obtenemos un nuevo establecimiento que será bienvenido por todo el que se deje caer por un Popeyes. A partir del 27 de noviembre.

Más información en https://popeyes.es/

Jesús Clemente Rubio