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J24 Real Madrid 1 - Girona 2: 60 minutos de descanso


Parecía que la racha del Real Madrid no tendría fin tras cosechar empate en el Clásico y victorias a domicilio ante Atlético de Madrid y Ajax, respectivamente. Trío de buenos resultados en otras tantas competiciones para llegar, a priori, al trámite entre tanto desafío. Y el trámite se atragantó. El Madrid salió jugando como los dioses y, como aquéllos en momentos previos a su caída, se relajaron y en la segunda parte no fueron ni la sombra del equipo que maravilló en la primera. Sólo un equipo regresó de la caseta, y fue el que se llevó los tres puntos. El descanso del Madrid duró 60 minutos y, al menos en Liga, amenaza con ser eterno. 

Odriozola y Marcelo parecían por fin cuajar en las bandas; Varane y Sergio Ramos transmitían seguridad y contundencia como centrales y Casemiro, gol mediante, confirmaba que él podía tirar de un centro del campo algo tocado pero con suficiencia gracias a la precisión de Kroos y el cerebro de Ceballos. Arriba, Asensio y Vázquez se encargarían de habilitar a Benzemá para hacer el resto. Sobre el papel y en los primeros 45 minutos, ningún reproche. Todo más que correcto, embotellando al Girona, acosando la portería de Bounou y metiendo miedo tanto al rival que tenían enfrente como a los que esperan o seguían el partido por televisión. Pero llegó el descanso, ¡maldito descanso que relaja al artista!, y sólo el Girona regresó de la caseta. 


Sin centro del campo

Un combinado blanco desdibujado era rematado por los cambios de Solari, que buscaron atar el partido con el 2-0 cuando en realidad pusieron más cercano el empate a 1, perdiendo el desborde de Lucas, las galopadas de Asensio y la posesión de Ceballos, y apostando por un Bale que hoy por hoy no apostaría por sí mismo.  Se olvidaba además Solari de que las numerosas llegadas al área del Girona, 23 en el total del encuentro y más de la mitad en la primera parte, son las que tuvieron que servir para consumar la victoria. 

Con la peor versión de todos en imparable auge y la desaparición del centro del campo, el técnico argentino pensó en jugarse todo al ataque. Vinicius y Mariano. Y una suerte de 4-2-4 que además de no ser capaz de sujetar las tablas conseguidas por Stuani de penalti permitió al equipo de Eusebio echarse encima del Madrid y estrangularlo hasta el remate de Portu tras rechace de Courtois. Si no hubiese sido por el portero belga, la renta visitante habría sido mayor y poco más pudo hacer en sus paradones salvo, dicen algunos, blocar el balón. 

No es el único que pudo hacer más, ni tampoco el que menos hizo. Entrenador y jugadores, que nos habían dado lo mejor en las últimas semanas, fueron también capaces de lo peor. Pero la Liga, que seguro que leeréis en muchos sitios que ya está muerta, sigue. Quedan jornadas, puntos y pinchazos, la pregunta es si el Madrid que resta es el que hemos visto en los últimos compromisos o el de hoy. Como siempre, el tiempo tiene la respuesta.

Jesús Clemente Rubio