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Teatro EDP Gran vía: Transformando el arte en energía

Esta no es una reseña sobre ninguna obra en particular. Ni siquiera un avance de varias, ni tampoco una crítica -ya sabéis que siempre constructiva- de lo que nos ronda en cartelera estos días. Esta vez hablaremos de un nuevo teatro. En realidad es uno de los referentes de la capital, que asoma orgulloso en Gran Vía, y que hace tiempo anunciaba su cambio de nombre a Teatro de la Luz apostando por una luminosidad y estética sin precedentes. Hoy, el Teatro EDP Gran Vía estrena nomenclatura y un fin que nos encantaría que exportasen las salas de todo el mundo: transformarel ruido generado durante las representaciones en energía para donar a causas solidarias. Y así fue como el teatro cerró el círculo del proceso energético del que hablaba Einstein. Sin crear, sin destruir, sólo transformando el arte en energía.

Los de arriba representan para entretenimiento y deleite de los que, desde abajo, presenciamos. Unas veces estupefactos, otras con sonora carcajada o tímida lágrima, con suerte con desatados vítores y aplausos ante la calidad presenciada. Bien, pues desde ahora, y gracias al acuerdo entre Smedia y EDP, el Teatro EDP Gran Vía será capaz de absorber todas esas emociones, manifestadas por ruidos de toda clase, en energía que después donarán a organizaciones y asociaciones humanitarias. 


Ríe, llora, aplaude... ¡da igual! Genera energía para los que más
lo necesitan.
Dicho de otra forma; se transformará la consecuencia del arte -el aplauso, el vociferado "bravo"- en energía para los que más lo necesitan. Y, de paso, se "medirá", como bien decían durante la presentación, la energía generada durante determinadas representaciones, lo cual no determina la calidad de la misma o el contento o descontento del público; tan sólo el grado emocional que presentan unas y otras obras. Pero servirá para ver la evolución de un Shakespeare tradicional, dramático y pausado convertido, por ejemplo, en un ameno y dinámico musical. El primero en pasar por la maquinaria energética, curiosamente aunque llega como anillo al dedo, es "El Jovencito Frankenstein". Musical con Víctor Ullate a la cabeza que ya ha cosechado éxito de crítica y taquilla y que no duda en enfrentarse a semejante e inédito reto consciente de que, igual que la energía es protagonista dentro de la obra, también fuera por las emociones que genera.

Nosotros estamos deseando asistir a la misma y ver cuánta energía se genera, datos que siempre serán públicos en redes sociales tras cada función así como con informes periódicos. Pero lo que más nos importa es que mientras estemos aplaudiendo, pateando o vociferando, da igual, no sólo estaremos siendo partícipes del bello arte del teatro, sino de la hermosa labor de donar energía a quienes más lo necesitan. Como decía Enrique Salaberria, presidente de Grupo Smedia, da igual si el Teatro Gran Vía se apellida Philips o EDP, lo que importa es la huella que deja en espectadores y ahora en personas desfavorecidas. Chapó Smedia, chapó.

Jesús Clemente Rubio