Con los focos mediáticos puestos en Lopetegui, los de la grada en los jugadores y los de estos en el contrario, nadie compartía objetivo en una descafeinada noche de Champions. El Viktoria hizo lo que pudo más, el Madrid lo que quiso y menos, llevándose los 3 puntos con sudor frío y tembleque en el Bernabéu.
Bastó una de las primeras acometidas del Madrid para dejar ver, precisamente, sus lagunas. Ataque por la banda derecha con Lucas Vázquez (hoy lateral derecho) de carrilero, pérdida de balón y ni rastro de centrales para acudir a las ayudas. Menos mal que unas cuantas jugadas después sin mayor importancia se repitió la acción pero esta vez Lucas, tras un fallo de Viktoria en defensa, la pone adelantada y suave a la cabeza de Benzemá que empuja con la testa a placer.
El Madrid movía y dominaba pero sin gustarse, sin atreverse y siempre temblando atrás. Dos llegadas del Viktoria y dos sustos y después del último en la primera parte, allá por el 30'. Benzemá tuvo pase de la muerte para Bale y se empachó del halo de "9" con el que arrancó, buscando la gloria individual sin encontrarla. Y el Bernabéu volvió a clamar contra Benzemá justo por lo contrario, por intentar hacer de 9. Menos mal que el francés fue a lo suyo, recuperando la senda del tipo de delantero que es y cuajando uno de sus mejores partidos. Con todo, el Real Madrid alcanzó el túnel de vestuarios preguntándose quién es, a qué juega y si no era mejor la personalidad perdedora que la "Viktoriosa". Un minuto antes del descanso, Marcelo respondió que no. Fallo estrepitoso continuado por el resto de la zaga que no supo tapar el ataque y remate a placer del Viktoria. Menos mal que es el equipo que miente en su nombre y que la acción estaba invalidada por fuera de juego, si no se cae el Bernabéu. En la segunda mitad el balón circuló con mayor velocidad y criterio, tanto en el reparto de Modric e Isco como en las asistencias e intentonas y remates de Benzemá. Fue sin embargo de botas de Marcelo, hombre gol de moda, de donde nació el tanto de la semitranquilidad. Buena acción blanca con un recién incorporado, joven y debutante Valverde sirviendo de tacón al brasileño, que con elegancia batía al guardameta visitante.
Y fue entonces, con Isco ya fuera del campo y los que estaban dentro fuera del partido, como Bale, cuando el Madrid volvió a mostrar una carencia preocupante de estilo, fluidez y filosofía. Tanto que el Viktoria, que lo había buscado y merecía, logró recortar distancias de ajustado disparo de Hrosovsky. Nervios, murmullos en los que siempre se adivinaba el apellido Lopetegui y, para colmo, lesión de Marcelo que dejó al Madrid con 10, pues ya había agotado los cambios el técnico merengue. Tres puntos que saben a nervios y hastío, un aperitivo que podría sentar mal de cara al plato fuerte de El Clásico.
Jesús Clemente Rubio