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J15 Real Madrid 5 - Sevilla 0: Con los dedos de una mano


Ya advertía Ronaldo al comienzo del encuentro toda vez que posaba con sus cinco balones de oro. Mostraba sonriente una manita que, a la postre, recibiría el Sevilla en el primer gran lavado de cara del equipo blanco de cara a una importante fase de la temporada: Mundialito de Clubes, sorteo de Champions con el PSG en el bombo entre otros y una Liga complicada pero posible. Así las cosas, el Madrid eligió pasearse en la segunda parte tras fusilar al equipo andaluz en la primera con doblete del crack portugués. No hablaremos de retorno pero sí arrojaremos esperanza, pues está ocurriendo justo lo contrario que aquel fin de ciclo de Ancelotti: los merengues llegan con su peor versión al Mundialito de Clubes y una chispa de buen juego justo antes del mismo. ¿Seguirá el ciclo o comenzará uno aún mejor?

Salió el Madrid con todo y sin todos, pero los que había fueron suficientes para pasar por encima a un Sevilla que nunca se encontró en el campo ni tampoco hizo sombra al equipo local en línea alguna. A los tres minutos ya caía el combinado andaluz gracias a un rechace que Nacho empujó furioso al fondo de las mallas. Lo siguiente sería un monólogo blanco en el que funcionaba el cerebro mágico de Asensio y también la artillería lusa. Así llegó el primero de Ronaldo, recibiendo el pase al hueco del mallorquín y batiendo con soltura a Rico. Lo mismo haría minutos después y de penalti, pero quizá más reseñable aún es su aportación en el cuarto gol del Real Madrid, iniciando una jugada que completaron Kroos y Lucas con pared incluida, finalizando el alemán algo trastabillado pero igualmente eficaz para ampliar la ventaja.

Antes, el Madrid lo había seguido intentando por medio de Modric, desde fuera del área, y una bonita tijera del propio CR7 que topó con Rico. Si no fuera por la calidad del guardameta visitante, el Sevilla se habría vuelto aún más sobrecargado de goles. El quinto y último fue el primero oficial de otro jugador, Achraf, dejando un esperanzador marcador ya no para el Mundialito en Abu Dabi, sino para la vuelta que promete quemar todo el turrón que engullan los futbolistas blancos. La felicidad se cuenta con TODOS los dedos de una mano.

Jesús Clemente Rubio