El cañonazo de Asensio desatascó el enésimo partido falto de ideas del Real Madrid y con una fluidez tan escasa que hizo grande, por unos minutos, a Las Palmas. Partidos y puntos que los clubes grandes pueden permitirse arrancar de esta forma pero que dejan un claro aviso: la artillería es tan pragmática como pesada, y lo pesado y lento en un campo se acaba pagando. Mucho más necesitan los de Zidane para el siguiente choque liguero dentro de 15 días: el Atlético de Madrid, con la pólvora mojada, ya afila sables.
Saboreó el equipo canario unos primeros minutos en los que la grada blanca suspiró hasta dos veces. Once no de gala pero sí vestido de fiesta y un rival en malos momentos para redimirse de las anteriores derrotas y, sin embargo, el partido sirvió más para comprobar el nuevo divorcio de afición y Benzemá que para corroborar el retorno del Madrid más letal. Isco hizo lo que pudo con un Kroos casi inmóvil, Marcelo que no termina de encontrarse en la defensa ni asomar ni lucir su faceta ofensiva y un conjunto, en definitiva, al que le salen las cuentas pero no sabe cómo llegó al resultado. Como tampoco Casemiro sabe la fortuna que tuvo el saque de esquina que alivió momentáneamente al conjunto local y que, peinado, aterrizó en la cabeza del brasileño para abrir el marcador. El "1" subía al electrónico pero no calmaba a una hinchada sabedora de que el Madrid ha pagado partidos atrás el no saber cerrarlos.
En la segunda mitad, con Las Palmas adoptando un papel mucho más pasivo, Asensio e Isco disfrutaron de más respiro y espacios para tratar de crear o, al menos, maquillar la desidia de otros compañeros. Pero fue otro miembro de la artillería pesada, la zurda de Asensio precisamente, la que desde 25 metros destrozó la escuadra visitante y encubrió lo mucho que le cuesta al Madrid sacar los partidos adelante, especialmente en su casa, más peligroso si cabe. Pero si todo el mundo hoy y mañana hablará de este gol -golazo, sin duda- nosotros no queremos dejar de resaltar el tercero, una obra de arte nacida de un contragolpe iniciado por Cristiano e Isco y culminado también por ambos, con sentencia del primero y definición del segundo. No logra ver portería el crack portugués si bien lo intenta de mil maneras, justo al contrario de lo que le sucede en estas últimas jornadas a su equipo: lo intenta poco pero, en ocasiones, resulta. Esta vez bastó con la artillería pesada pero en quince días espera un equipo que bien sabe jugar a otra cosa y llevar la guerra a otros terrenos donde los cañones no sean sino lentos y aparatosos obstáculos. Será cuando el Wanda albergue el primer derbi entre Atlético y Real. Madrid se frota las manos.
Jesús Clemente Rubio