Regresa el equipo azulón a un lugar de infausto recuerdo. Estadio de fútbol que quedará para siempre en el recuerdo de todos aquellos aficionados del equipo , por aquel entonces, entrenado por Juan Eduardo Esnaider, que se desplazaron al estadio del Barrio de la Palmera, al Benito Villamarín.
Aquella tarde del
15 de Mayo de 2016, aquel ambiente hostil, más característico de una batalla
campal que de un partido de fútbol. Tres mil aficionados azulones desplazados a
Sevilla, con la ilusión intacta, con el orgullo por bandera, pusieron rumbo a
un sueño que jornada atrás parecía imposible pero que pudo haberse hecho
realidad ese día en la ciudad hispalense.
Aún tengo en la
mente esas caras de odio de unos pocos aficionados béticos hacia todo lo azul
que veían por las calles. Niños atemorizados, que no entendían el por qué de
tanto odio hacia ellos. Familias enteras atemorizadas por unos vándalos, que lo
único a lo que se dedicaron aquel día fue a atacar a todo lo que tenía que ver
con el Getafe. Insultos, lanzamientos de huevos, gestos con la mano de querer
cortar cabezas, escupitajos. Sí, amigos sí, eso fue lo que la familia azulona
vivió en Sevilla aquel mes de mayo del 2016 por culpa de un puñado de vándalos.
Recuerdos de un
partido al que el Getafe salió asustado, vacío, sin alma, acongojado, sin
querer admitir que todo se iba a jugar a una carta, la carta de la victoria en
un partido, en un miserable partido. Todavía guardo en
mi retina las lágrimas de la afición del Getafe, de aquella chica,
indirectamente famosa por ser la imagen del aficionado azulón en todos los
medios de comunicación. Aún siento ese frío que me recorría el cuerpo viendo a
todos los seguidores del Geta, cómo fueron maltratados por un partido de fútbol,
por un deporte que aquella tarde no fue tal, aquel día fue una encerrona, aquel
día fue un atropello al fútbol, a los niños, a los adolescentes, a los padres,
a los abuelos, a todos.
Dentro de mí sentí
pena, lástima, impotencia y no por la afición azulona,no. Sentía todo aquello
por el sector mencionado de la afición del Betis, aquel equipo del cual yo fui durante mucho tiempo
simpatizante y que un pedacito de mi corazón era verdiblanco. Por eso, no
llegaba a entender a ver a toda esa gente maltratando a mis aficionados, a mi
gente, a mis azulones. Aquel desprecio también de Dani Ceballos pidiendo la
desaparición del Getafe, el pudrimiento de un equipo, de una afición. Lo siento
pero aún duele, duele mucho y no puedo digerir todo aquello.bPero ha llegado el
día, ese 3 de Noviembre de 2017 que ya predijo Pedro León, delante de las
cámaras de televisión, ese día en el que volverá a jugar el Getafe frente al
Betis, ese día bautizado como San Karma y que no podremos olvidar, ese día en
el que, el fútbol triunfará y los miserables perderán.(Cada uno sabe dónde
encasillarse).
Personalmente, me
gustaría dedicarle este modesto artículo a todas esas personas que sufrieron
aquella tarde en Sevilla, el desprecio de unos malnacidos dirigidos por las
palabras de un miserable, de un déspota, despreciable, miserable, mezquino,
menesteroso y un sinfín de adjetivos
calificativos, que gracias a sus montajes y su poder en los medios, estuvo a
punto de provocar una tragedia en lo que debería de haber sido una fiesta, azulona
o bética, pero una fiesta al fin y al cabo.
Amigos, el Getafe ha
vuelto, no sabemos si para una, dos, doce o cincuenta temporada, pero aquí
está, en Primera División, duela a quien duela, joda a quien joda.
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Tony Zambrano