El Real Madrid completó el reloj que tanto juego ha dado para prensa escrita y tuiteros y alzó la duodécima Champions a costa de una Juventus a la que la moral, o la falta de ésta, no le permitió mantener el prometedor ritmo del comienzo. Mientras Ronaldo se hizo con el resto de papeletas para ganar el Balón de Oro, Zidane se consagró haciendo Historia. Doblete y a casa... a seguir con la celebración. ¿Comienza o SIGUE una era?
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Héroe de la duodécima desde cuartos de final, Cristiano consolidó su candidatura al Balón de Oro. |
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Allegri tuvo claro que la clave estuvo en la actitud del equipo tras encajar el segundo gol. |
Porque la Juventus no dio un sólo paso atrás y sí dos hacia adelante y, nuevamente, arrebató el balón al Madrid. De ir por debajo en el marcador son los minutos que te adelantan que el equipo español se ha quedado sin la copa porque entregar el balón a una escuadra italiana es un suicidio futbolístico; no sólo te matará el partido y el ritmo sino que las pocas ocasiones en las que lo recuperes o creas poder armar una contra su defensa se sacudirá cualquier atisbo de peligro. Para colmo, llegó el gol, la genialidad, pues esto es una final de la Liga de Campeones, plagada de ases: Mandzukic se sacó una chilena de la clásica jugada en la que el portero deja de sentirse amenazado que sorprendió a todos y especialmente a Keylor. Fue entonces cuando sufrió el Madrid, cuando saltaron las alarmas (aunque se oyeron a volumen especialmente bajo), cuando la Juve encontró su partido y el Madrid perdió su aura y tendencia.
Y entonces, descanso y charla mediante, apareció la cualidad invisible en el deporte; la fortaleza mental. Un disparo fortuito de Casemiro tras tres intentonas madridistas desde fuera del área (¿orden de Zidane?) pegó en un defensa lo justo para despistar a Buffon. Fue mucho más que un gol, fue un puñetazo a la moral de la Juventus, el retorno del topicazo "pierdefinales", el viejo fantasma. Tres minutos después, la magia de Modric alcanzaba la línea de fondo y dejaba atrás un balón para que Cristiano fusilase; un gol que vale oro. La Juventus sería a partir de entonces testigo de su propia derrota, zarandeada por un Madrid que volvió a jugar de ensueño, ya con Isco y Modric enchufados y Ronaldo y Benzema firmando buenas acciones. Pero la gloria última quedaría para el actor que faltaba por ser reconocido en esta final: con equipo y entrenador consagrados, la cantera daba el mazazo final a través de un Asensio que merecía semejante recompensa. Y al Madrid le dieron las 12 en Europa... que se prepare ahora el mundo, dice Cristiano. Amén.
Jesús Clemente Rubio