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90 Grados: Más que una terraza, mejor que un restaurante

rodizio-nachos-90-gradosO te mueves, o podrías haber vivido de las rentas mucho tiempo. Poco caduco se ve el concepto de 90 grados, del que ya en su día os hablamos como uno de los descubrimientos del año y que ahora, lejos de dormirse en los laureles, se actualiza en espacios y carta. Menos mal que el servicio sigue siendo el mismo, porque lo bueno se puede mejorar, pero la perfección difícilmente.

El micuit de pato o la quintaesencia del foie.
Con la amabilidad y la atención por bandera, el 90 Grados sigue sacando músculo por una inmensa terraza cercana a El Retiro en la que ahora, para quitarnos cualquier pero de cara al resto de la crónica, fuman. Si no eres amante de la nicotina quizá este espacio, pese a su atractivo, pierda habitabilidad para ti pero siempre te quedará el interior, ahora ampliado y modernizado, más coqueto y acogedor. 

Ambas croquetas estaban deliciosas pero, si has de
optar por unas, opta por las de chipirón.
Con una mayor capacidad para albergar comensales, el restaurante iguala ya en importancia al concepto coctelero; así se explica también la vuelta de tuerca a una carta que ya funcionaba.


La presentación de los platos sigue siendo sublime.
Sobre la misma, ya sean entrantes, carne, pescado o postres, encontrarás una calidad sorprendente teniendo en cuenta sus ajustados precios. Como entrantes, deliciosas las croquetas de chipirón que nos gustaron aún más que las de jamón ibérico. 

Las mini hamburguesas de buey (mal llamadas, porque vienen 4 que son algo más grandes de lo que tu mente dibuja con el prefijo mini) nos encantaron y culminamos con un risotto de boletus para compartir a la altura. En la parte carnívora, el rodizio suave y sabroso y empanado con crujiente de nachos al que sólo le hizo sombra el chipirón. 
De mini, nada, de hamburguesas de buey, todo y más. El entrante perfecto para abrir boca.

Y para rematar una cena inolvidable, el postre entre postres, el pijama de brownie, una suerte de copa de helado con dos bolas, sirope de chocolate, nata, brownie enorme y hasta bengalas. Nuestra línea irá al infierno por ello pero quién dijo que ya no estábamos en él, a 90 Grados de buen comer, copeo y buenrrollismo.
Más que un postre, EL postre. El pijama de brownie, como su nombre indica, es para ponértelo e irte directo a la cama.

otiuMMenester
- Calle del Alcalde Sáinz de Baranda, 64. 91 573 28 21. www.90gradosmadrid.com
- Entrantes y postres desde 6 euros, principales desde 12. Hay muchos tipos de menús: degustación, ejecutivo, brunch, coctelero... ¡consúltalos en su página web!

Jesús Clemente Rubio