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Jaén: Donde comer y dormir como un rey es posible


donde-comer-jaén-guía-dormir-castillo-paradorÚbeda y Baeza nos adelantaron que Jaén ciudad sería, como aquéllas, una maravilla. Lo que no cabía imaginar es que más allá de sus sugerentes y retorcidas calles -y cuestas- y visitas monumentales tan típicas como obligadas hay un mundo de tapeo donde algunos, los más avezados y amantes de su negocio, se lanzan a retorcer la carta y exprimir el jugo gastronómico de la ciudad. Para fortuna nuestra, dimos con ellos y no sólo eso: si llenamos el buche como un noble dormimos como reyes, en un castillo ni más y menos. Magia de Paradores.


Tracemos una línea entre tres puntos: uno ubicado en la plaza del Ayuntamiento y la imponente Catedral; un segundo en la Iglesia de San Andrés y monumentos colindantes y un tercero en los baños árabes y el Barrio de Magdalena. Ése es el recorrido que recomendamos hacer en un día y a pie por Jaén. No escojas jornada lluviosa, por supuesto, ni tampoco la más fría: pero aléjate de las estivales porque el calor aprieta. 
La Catedral y aledaños conforman una de las zonas más atractivas de la ciudad.
Dicho esto, arrancaremos pues en la citada Catedral de pago por entrar pero innecesario ya que en la plaza donde se erige el viajero encontrará reposo, contemplación y gusto por la jornada soleada con la que nosotros topamos. Cerca estará la Oficina de Turismo, donde seguramente nos indiquen que retornando a la plaza y descendiendo por la calle "llena de arcos" llegaremos al Palacio de Vilches, primero, y a la Plaza de la Constitución. 

La imponente cruz vigila, desde el Cerro de Santa Catalina, la ciudad
de Jaén.
Más famosa y transitada que la primera y, desde luego, mucho menos hermosa. Será turno, previo paso por el gigantesco Convento de Santa Clara (cuyos patios interiores merecen un vistazo) de adentrarse en sinuosas y retorcidas calles, las que conforman la judería de Jaén, declarada Bien de Interés Cultural. Allí esperan el Convento de Santo Domingo, la Capilla de San Andrés o el Palacio de Villardompardo -ya limítrofe con la siguiente zona, el Barrio de la Magdalena-, que alberga un imperdible recorrido por la historia y cultura de la provincia de Jaén y que, en sus sótanos, esconde el mayor tesoro de la ciudad: los baños árabes. Si conseguiste llegar aquí y sortear las cuestas, menos te costará asomarte al resto de este barrio -también llamado barrio árabe-, otra interesante zona desde el punto de vista turístico. Por ella llegaremos a la Iglesia de la Magdalena y el Convento de Santa Úrsula, por ejemplo.

Consulta los horarios del Castillo de Santa Catalina; hay días que
la entrada es gratuita.
Como nos gustan los finales épicos, qué mejor que culminar la ruta "escalando" hasta el Castillo de Santa Catalina, ubicado en el cerro homónimo y escoltada por una gigantesca cruz mucho más grande que la original pero que sirve para engrandecer aún más el simbolismo bajo el cual fue colocado: la victoria de Fernando III El Santo sobre el rey Alhamar, al que le arrebató la fortaleza. Por el otro costado, un apéndice más artificial pero respetuoso con la estética sirve para cobijar uno de los paradores nacionales que, claro, teníamos que reseñar.

Parador de Jaén, en un castillo se duerme mejor

Donde el 'tomar algo' adquiere una nueva dimensión.
Decíamos apéndice más artificial pero no por ello traicionero con la naturaleza que lo rodea: el Parador de Jaén conserva estructura con la que nació en la década de los 60 pero una encantadora estética cercana al castillo que lo rodea. Es por tanto este enclave de la red de paradores un compendio de más estancias propias de estas fortificaciones medievales, con sus apuntados arcos, elegantes pasillos y portentosas bóvedas como la del salón del restaurante cafetería. De igual manera, las habitaciones repiten en intención con el añadido de unos amplios y cómodos balcones que coronan la sierra de Jabalcruz

En tu camino hacia el desayuno te enamorarás de las estancias.
Con la comodidad, amplitud y luminosidad señas de identidad de Paradores, el único precio a pagar por respetar la construcción original es el ruido: a pesar de estar por encima de la ciudad y sus despertares y jolgorios nocturnos, las paredes y maderas filtran todo lo que haga y casi diga el vecino aunque descuida: una vez haya silencio el descanso está garantizado.
Levantarte y encontrarte esto. ¿Acaso necesitas más excusas para hospedarte en el Parador de Jaén?

Sobre la mesa de nuevo la matrícula de honor en el desayuno: por variedad y atención, por   calidad y servicio. Siempre merece la pena el precio del buffet mañanero. Echamos de menos que la piscina abriera más a menudo; en un enclave privilegiado al aire libre seguramente sería objeto de deseo de los que no puedan dosfrutarla en calurosos días como los que coincidimos nosotros salvo que se trate de periodo estival. Y un servicio añadido como el SPA tan celebrado en otros Paradores de Turismo habría rematado la opción, sin duda y pese a las ligeras carencias, más recomendable para una estancia de enuseño. No obstante, no olvides que cientos de turistas se dejan caer cada día por las inmediaciones de un emplazamiento en el que tú puedes amanecer o despedir el día. Lo que no saben es que ellos también podrían, debido a su creciente abanico de ofertas.
Completa, confortable y luminosa. Así es la típica habitación de Paradores... con el aire medieval del de Jaén.
Sería injusto finalizar sin ahondar en quizá el punto crucial y en el que los Paradores no encuentran parangón ni rival alguno; los servicios incluidos en la tarifa. Una enorme guía de servicios te espera en tu habitación junto a un curioso sistema de préstamo de libros, importado de Europa y del que ya te hablamos en otras crónica viajeras. Pero es que incluso si el día no sonríe o buscas en la televisión descanso a una agitada jornada, la oferta de cine y deporte de pago, toda ella desbloqueada, satisfará tus ganas mediáticas. Una vez más, el Parador de Jáen, al igual que sus hermanos, se postula como la experiencia más completa.

otiuMMenester: http://www.parador.es/es/paradores/parador-de-jaen . No te pierdas las ofertas puntuales que hacen como las recientes "treintañeros" (85e por noche con desayuno incluido) o el actual 3x2 para verano.

Salir a bomborombillos y por la puerta grande

Detrás de un estrecho y corto callejón y un gracioso y largo nombre se esconde todo un descubrimiento de la hostelería jienense. Su nombre alude a una palabra autóctona que versa sobre llevar a hombros a alguien, y cierto es que su reducida carta merece salir así y por la puerta grande.

La Trepolina de Atún está deliciosa. Un manjar imperdible.
De también discretas dimensiones, Bomborombillos conserva el concepto tradicional de bebida más tapa pero da una vuelta de tuerca con una pequeña tarima en la que un puñado de mesas de coqueta ornamentación invitan a la comida o cena más relajada, casi íntima. 

Nuestras bravas con un toque jienense y 'chic': fresas naturales.
No será la primera difeencia que aprecie el comensal; igual contraste entre tradición y vanguardia habrá en su original carta a mano, donde una primera página respeta - aunque con más gusto, creatividad y cariño- platos típicos como los huevos rotos con bacon y trufa o el carpaccio de gambón para después adentrarnos en toda una apuesta -acertadísima- por la fusión de conceptos o rediseño de los conocidos. 

Casi no echarás de menos los calamares de la Plaza Mayor.
Ni se te ocurra matar el sabor de la hamburguesa Tay con
salsa alguna: no la necesita.
Metámonos en materia: desde las bravas con fresas naturales en su salsa hasta las minihamburguesas Tay pasando por los bocadillos de calamares con ali-oli de ajos negros . TODO a una plausible calidad y con sorprendente y económico precio en un ambiente que atrae, atrapa y que su comida hace inolvidable. 

otiuMMenester: Calle del Pintor Carmelo Palomino, 12. 691 94 19 18. Si quieres tarima, llama para reservar ¡ESTÁ A TOPE! Precio medio por persona: 10-15 euros.


Y la salchicha se rindió al aceite: Restaurante Kasler


La oferta de vinos es más extensa que la gastronómica. Imagina.
En otra zona de moda en Jaén nos asomamos al restaurante Kasler, que de la cocina e idea original alemana quedan el nombre y una obligada fuente variada de salchichas. 

La presentación de los platos es otro valor añadido de 'Kasler'.

Nos encantó la iniciativa 'OleoTour', todo un homenaje
al mejor aceite de oliva virgen extra.
El resto es un paseo por la experimentación, la demanda de los clientes y la constante innovación para llegar a platos de estupenda factura, grandioso sabor y notable cantidad. Cabe mencionar antes de entrar en materia su colaboración y apuesta por el aceite en el marco de "OleTour Jaén", una exaltación del oro líquido que tantos premios se ha llevado ( no hay que olvidar que Jaen es potencia mundial en producción de aceite de oliva virgen extra). De líquido a líquido, porque la carta de vinos quita el hipo sin vaciar el bolsillo, y propone casi uno por plato no sin previo y estupendo asesoramiento.

La alcachofa rellena sabe aún mejor que pinta.
Sirva como ejemplo de la oferta gastronómica que siete platos probamos y ninguno desmereció, aunque por encima de la alcachofa rellena o de las patatas con ketchup curry (increíble salsa) auparemos la fuente de salchichas variadas y al codillo al olimpo de cuanto degustamos. 
Vistámonos de alemanes y, sobre todo, comamos como ellos.

La respuesta es sí; unas simples bravas pueden sorprenderte.
El mejor regustín, amén de un pedazo de tarta Sacher; el servicio. Impecable, atento, amante de su oficio y extraordinario metre. Si bien el salón restaurante no tiene tanta magia como la primera zona amaderada, si quieres un restaurante moderno de calidad y económico Kasler. Y consejo para los más puristas: sí, también hay tapas, y se dice que cada día a las 14 horas hacen cola para degustar su platito de paella.
Aún pensando en el sabor de aquel pedazo de tarta de chocolate con frutos rojos.

otiuMMenester: Restaurante Kasler. Calle Miguel Castillejo, 2. 953 25 53 93. www.kasler.es Precio medio por persona: 15-20 euros.


Jesús Clemente Rubio