Aquel año nada bueno se esperaba de un Real Madrid que llegó a ver peligrar incluso los puestos UEFA en Liga. Pero ya se sabe que si cada partido es un mundo, cada competición un universo... y el universo Champions es el que mejor conocen los jugadores del Real Madrid, que por algo fueron -o siguen siendo- galácticos.
Así se cerró una eliminatoria de mala espina por la nacionalidad del rival, misma que el verdugo de la última edición. Pero ya lo dice la canción: si en España, Real... en Europa Real y en el mundo, claro, Real... El aroma de la Séptima puede conducir a la Undécima.
Repetición del resultado de la ida respecto de vencedor, vencido y goles, pero partido algo diferente. Porque mantuvo la buena sintonía aunque escaso juego de la Liga pero desarrolló nuevamente el potencial ofensivo de un equipo en el que todos atacan y, cada vez más, todos saben -y bajan a- defender. Tras un par de ocasiones claras en las que los que erraron fueron precisamente los atacantes (y alguna que otra intervención de los guardametas) hubo que esperar a la segunda para que llegasen goles y algo de circulación.
En esas que apareció Cristiano, en realidad que reapareció, pues nunca se fue, y éste sí, James, y certificaron el pase del Real Madrid a un complicado bombo. Antes bien pudieron poner ambos goles por el bando contrario Florenci y Manolas, de no ser por un Keylor Navas que sigue empeñado en convertirse en ídolo ya no de la portería, sino del Santiago Bernabéu -que una vez más coreó su nombre-. Pero, decíamos, fueron el portugués tras gran jugada de Lucas Vázquez -que sigue acumulando crédito y respeto- y James finiquitando un contragolpe iniciado por el propio Cristiano los que anotaron. Y sentenciaron. El Madrid ya está en cuartos, imbatido por cierto como local en Champions, claro que también Bayern, Atlético y Barcelona... pero Europa es Real.
Jesús Clemente Rubio