Resurgir blanco con goleada incluida a costa de un flojo Malmö para cerrar la fase de grupos de la Champions League, certificar que Benítez sigue vivo y soñar con que este Madrid puede hacer algo grande. Pedía la afición caras nuevas y las hubo, si bien el juego pareció ni resentirse ni mejorar con respecto de lo visto en partidos anteriores. Objetivo cumplido y repetición de pitada ante el anuncio por megafonía de Benítez.
Puro trámite el vivido en un Estadio que ni perdona ni olvida, que sólo encontró consuelo en los goles -de lo que se trata el fútbol según muchos- y en la tripleta de Karim Benzemá, que sigue haciendo olvidar las cuestiones extradeportivas a golpe de tantos. Un retorno que supuso a la postre una de las mejores noticias fue el del brasileño Marcelo en la banda izquierda; no la pisaba desde el Clásico y lo hizo para sustituir a Pepe y calzarse el brazalete de capitán. Pero el foco se lo llevaría una vez más Cristiano Ronaldo, ansioso por marcar uno, dos, tres y hasta cuatro tantos para firmar el récord de goles en fase de grupos en la competición continental.
Más datos en los que regocijarse; el Madrid no pierde desde el 24 de octubre de 2012 en la fase de grupos de la Champions League, y así un sinfín de baile y cifras que quizá no traigan ni llenen vitrinas pero, ahora que la Lotería de Navidad está a la vuelta de la esquina, hace soñar con que alguno pueda caer este año. Con o sin Benítez.
Jesús Clemente Rubio