La fusión de bohemios y hippies ha parido desde hace relativamente poco un nuevo concepto que va mucho más allá de un original nombre; un estilo de vida que apuesta por liberarte de toda atadura comenzando por lo estético y combinar vistosidad y originalidad. Es el mejor resumen que se nos ocurre para Boho Bar, un local que propone un recorrido sensorial disponiendo diversos ambientes en el mismo recinto con cuidado especial de nuestro paladar, que visitará varios rincones del mundo a través de elaborados platos. Todo ello en una atmósfera endiviable. Así es Boho Bar, el restaurante que mejor sabor de boca nos ha dejado de cara al próximo año.
De día, la luz inunda Boho Bar. |
Caminando por las calles San Marcos o Colmenares uno topa con gigantescas cristaleras que bien podrían ser una moderna sala de exposiciones; lo que al principio es un vistazo curioso y rápido se torna un examen de lo que dentro hay y acontece.
De los mejores salmorejos que han pasado por el paladar de otiuMMadrid. |
El visitante de Boho Bar es, por tanto, un convencido por el boca a oído o fiel que repite o bien uno que por allí pasaba y no pudo evitar reparar en un concepto estéticamente tan atrevido -por la conjunción de diferentes conceptos- como acertado.
Caseras, de jamón ibérico y riquísimas. |
Las citadas cristaleras inundan de luz el local que, jugando con los blancos y el turquesa de la barra de la entrada -donde perfectamente puedes tomarte una copa sin necesidad de ir a comer o cenar-, ofrecen un ambiente ibicenco pero con el toque chic que caracteriza al estilo boho. Por la noche, aunque también se cuelan la luz artificial así como las miradas de los curiosos, es la cuidada iluminación del local la que satisface a la vista jugando con los claroscuros para derivar en una experiencia más íntima.
El colorido y presentación de los platos es otra de las marcas de 'Boho Bar'. |
Elijamos el ambiente "costa", la mesa redonda -de hasta ocho personas- o el rinconcito para parejas (sin olvidar el columpio), la mesa siempre será igual... igual de excelente. Porque estamos ante unos propietarios que utilizan su vasto conocimiento del mundo y la experiencia acumulada en el sector de la hostelería así como en años de viajes por el globo para llenar nuestros platos. La fusión de conceptos es siempre acertada, la historia de los platos es digna de ser escuchada para relamernos aún más sobre lo que estamos a punto de probar y, por fin, degustarlos es poner un pie en el paraíso boho.
Redescubre los pinchos morunos. |
No quisiéramos restar credibilidad asegurando que toda la carta merece la pena, pero hemos de hacerlo en lo que a los platos que pudimos probar se refiere. Porque el aperitivo de salmorejo ha sido uno de los más suaves y sabrosos de cuantos hemos catado; las croquetas caseras de jamón ibérico las de sabor más puro y liberado de rebozados aceitosos; los lomitos de sardinas ahumadas todo un pedacito de mar en tu boca con tan buena presentación como resultado y los pinchos morunos Ras al Hanut el puñetazo en la mesa de un plato condenado a las tascas de barrio pero que, con atención y buena mano, queda convertido en exquisito manjar.
El salmón, con teriyaki y costra de sésamo, sabe mejor. |
Antes de pasar a los principales, conviene recordar que pese a una fachada e incluso acabado que invita a pensar en que vaciaremos los bolsillos, los entrantes, por ejemplo, cuestan entre 8 y 10 euros, por lo que Boho Bar no sólo es calidad y exclusividad, sino también economía. Devorados los entrantes, llegaron los principales con aún más refinada apariencia y explosivo sabor. Os lo dice uno que no valora el salmón como debe pero este "teriyaki en costra de sésamo" supuso un bocado de dioses. En el otro, nuevo viaje por el mundo; "De la Habana a Taipei" llena un Guao Bao, una especie de sandwich con un pan que sorprende -pues no resulta ser ni la mitad de espeso de lo que prometía- relleno de ropavieja cubana e inolvidables salsas.
'De la Habana a Taipei' sabe tan bien como luce. |
Hartos de comer que no de la comida -eso nunca en Boho Bar- hasta el postre tenía buena y divertida cara; un "cultivo" de Brownie -con maceta y todo- cuya fotografía dice mucho mejor de lo que nosotros podamos escribir lo que promete -y cumple- Boho Bar: originalidad, diferenciación, mesa chic y detallada y, sobre todo, calidad y amabilidad en el servicio. Porque cuando alguien hace de su negocio una prolongación de sí mismo y es tan buena persona, el resultado no puede ser menos que extraordinario.
Así sí se termina una cena. |
otiuMMaximus
- Uno de los locales más bonitos y que mejor te harán quedar en tus citas.
- El trato y gusto por la comida.
- La atención.
otiuMMenester
- ¿Dónde? Calle Colmenares, 13. 28004 (Madrid) www.bohobarmadrid.com
- ¿Cuándo? J, V y S de 13:30 a 2:00. El resto de días cierra a las 24 horas.
- ¿Cómo? Puedes aparcar en muchas de las calles colindantes; para los días de más afluencia, tienes un parking en la misma puerta. En Metro, L5 (Chueca) o L2 (Banco de España).
- ¿Cuánto? Entrantes entre 8 y 10 euros, principales entre 11 y 14 y postres por menos de 5 euros.
Jesús Clemente Rubio