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Real Madrid 5 Basilea 1: El Madrid tiende la mano a la afición

Fue el Bernabéu de la aliteración fácil: impaciente, exigente y para nada clemente. Los suyos habían encadenado dos derrotas seguidas en Liga y los pitos, palabras y gestos de resignación prometían aparecer - y aparecieron - tras un par de intervenciones de Casillas y algún que otro gesto sin peligro de Benzemá. Así era el público de ayer en el templo blanco; venido al Mr.Hyde de los públicos europeos, siempre más pacientes y menos quisquillosos, aunque buscando desesperadamente una excusa para reconciliarse con su equipo -prueba de ello, los constantes aplausos que acabaron comiéndose a las pitadas-. Como bien dijo Nacho luego en zona mixta, lo que necesita este equipo es unidad entre gradas y plantilla, y qué mejor para hacer las paces que una buena "manita". 

Goles son amores, pero los de ayer fueron de los que matan. Porque el Madrid salió sin ritmo ni vivacidad alguna, esperando a un Basilea que de las cuatro que llegó cosechó un palo, un gol y dos medio goles. De entre estos últimos, uno despejado por la manopla de Casillas. No importa que hubiera encajado antes un gol; como digo, la afición del Madrid siempre ha sido estricta pero, como el padre severo pero padre al fin y al cabo, deseosa de no tener que sacar la zapatilla a pasear y premiar más que castigar. Con un mano a mano de los que recuerdan la mejor versión del capitán el 1 blanco aplastó los pitos con aplausos. Antes se había adelantado el Real Madrid tras tiro de Nacho, muy participativo -podría desplazar definitivamente a Arbeloa incluso de la figura del recambio defensivo- que rebotó en Suchy para despistar al portero y para abrir la lata. 

Pero en ocasiones, ganar es perder, y fue adelantarse en el marcador y comenzar a disminuir la intensidad del combinado madrileño. Este tipo de pájaras costaron caras en los dos últimos choques, pero un Cristiano con absoluta libertad para elegir banda -siempre intercambiándose con Bale- primero y un Carlo Ancelotti con furia y garra después animaron a las líneas a adelantarse, defender todos y atacar hasta la extenuación y el agobio del contrario. El Basilea, cuadriculado en su juego, no corrigió los mil espacios que dejaban sus jugadores, olvidando que al Madrid le bastan unos cuantos metros para ser Real de nuevo

Porque en su fútbol espacio y tiempo convergen, es decir, a más espacio más tiempo para pensar, y dar tiempo a la reflexión a mentes como la de Modric o James dan lugar al perfecto pase del croata a Bale para marcar el segundo gol -de bella factura y gorro incluido- y al colombiano para encontrar la libertad con la que jugó el pasado mundial con Colombia, asistiendo, recuperando al borde del área de Casillas, atacando, disparando de lejos... o corriendo al último rechace para empujarla dentro y hacer el 4-1. Entre los goles de James y Bale, uno de Cristiano asistido por el galés, en un gesto de generosidad que se esfumó un par de jugadas más adelante, donde CR7 lamentó que su compañero ambicionase el gol.

Daba igual, con semejante clima de reconciliación, encuentro y hermanamiento entre afición y jugadores, era cuestión de tiempo que el Madrid sacase la mano para estrechársela al público, saludar o qué se yo cómo definir el zurdazo de Benzemá. El eternamente discutido delantero francés culminó una de las mejores jugadas de la noche -triangulación, pases verticales y rapidez, Madrid en estado puro- con un disparo de los que hacen temblar portero y portería, literalmente, pues tras estrellarse en el larguero botó dentro. Nadie imaginó mejor gol "1000" del Real en Europa.

Lo que necesitaba el Madrid anoche era un respiro... y encontró su espacio. Donde otros apelan a la intensidad -algo carente de calidad- durante los 90 minutos, al toque o a la posesión, el Madrid ha de recordar que ni al otro lado del Manzanares ni más allá de las Ramblas está su juego; porque su santo y seña nació, se crió y creció fuerte en Chamartín y el Santiago Bernabéu, y aunque ya desarrollado, ha de seguir siendo cuidado y tratado con mimo: velocidad, precisión, empuje y tino. Y de un plumazo desaparecerán los "derrotistas" y quedarán sólo los verdaderos aficionados, pues en lugar de pitos e insultos de boca de los aficionados sólo saldrá una palabra: ¡gol!.

otiuMMenester

- Real Madrid y Atlético de Madrid se estrenan en Champions con suerte dispar: el 5-1 del Madrid contrasta con la derrota a domicilio de los de Simeone por 3-1 frente al Olympiakos de Míchel.
- Hoy juegan el resto de equipos españoles; Barcelona - Apoel Nicosia y Athletic de Bilbao - Shakhtar a partir de las 20:45 horas.


Jesús Clemente Rubio