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Bodegas El Matador: La muerte más sabrosa


España, país de cultura y calidad gastronómica. Dicen muchas cosas de los hombres pero una es clara: se nos conquista por el estómago. Es más, yo diría que a cualquier persona se le llena el corazón después del buche, si éste recibió algo sabroso, pero lo que puedo asegurar es que nosotros caemos rendidos ante un buen manjar. Por eso hoy os quiero contar que estoy enamorado del chuletón de buey que se corta como si fuese mantequilla, del pincho moruno que entra como el agua en el desierto pero con increíble sabor e incluso de los quesos semicurados que mejor parieron las ovejas. Hoy os hablo de Bodegas El Matador, en El Molar. Y lo hago, en lugar de con mariposas, con carnaza en el estómago. Eso es amor.

La ambientación es idónea para parejas.

Empecemos por los peros: está lejos, sí. Entre 50 y 75 kilómetros de Madrid en función de donde vivas (menos si lo haces en los barrios del norte de la región). Olvida toda clase de promoción y descuento: no hacen, ni necesitan para llenarse. Y se acabó. 

El queso de oveja, semicurado y delicioso.
Porque El Matador es de esos restaurantes que sin prometer un ambiente romántico, lo proporciona a golpe de chimenea y luz de velas, que ilumina la estancia lo suficiente para que las sombras hagan sus espléndidos juegos. No garantiza que posee la mejor comida de El Molar y, sin embargo, podríamos asegurar que la ofrece. Y desde luego la sobremesa rematada por un paseo por las cuevas sirve para una didáctica digestión con lección de historia mediante. Pero vayamos al grano. Entre los entrantes, lo más recomendable es la morcilla, el chorizo, los quesos y los pinchos morunos, ya sea cordero o vacuno. Vamos, casi el 80% de la escueta carta, de sobra si lo que buscamos es calidad. Porque el chorizo y la morcilla promete al olfato algo que cumple con el gusto, los pinchos morunos, en especial el de cordero, son un festival de sabores quizá demasiado corto y los quesos geniales. Creedme: si algún día no os apetece apretaros los 300-600 g. netos de carne de los chuletones, podéis jugar con los entrantes y cenar sobradamente sin faltar a la satisfacción. Pero claro, esto sería como ir a un McDonalds y pedirte una ensalada; la estrella es la carne.


Lo más sabroso de la carta.
El chuletón llena ya por su nombre, más aún si apuestas por el kilo (peso bruto) que te ofrecen, recomendado para dos pero que imagino a más de uno engulléndolo sin despeinarse. Quizá se echa en falta guarnición, unas patatas de idéntica calidad, al menos para vestir un pelín más el plato, pero la carne no defrauda. Como si temiese al cuchillo, parece separarse al leve contacto con éste, dando cuenta de la ternura del buey. Jugoso, sabroso y sano (todo está hecho a la brasa en un lugar que se aprecia nada más entrar en el local).


Falta por mencionar el servicio, atento y dispuesto a informar, atender a las peticiones y entender las demandas culinarias. Y hasta aquí la reseña, disculpadme pero escribiendo estas palabras, no sé por qué, he tenido el irrefrenable impulso de hincar el diente a un buen filete. Os espero en El Molar.

El plato estrella: el chuletón de buey.





otiuMMaximus

- El pincho moruno de cordero. No existe bocado más sabroso.
- La textura tipo mantequilla del chuletón de buey.
- La ambientación. Ideal para parejas.

otiuMMenester

- ¿Dónde? Calle de la Cuesta, 44. 29010 El Molar, Madrid. 91 841 03 93.
- ¿Cuándo? De J a D para comidas y cenas. De L a X sólo grupos (a partir de 15 personas).
- ¿Cómo? En coche, carretera de Burgos hasta salida El Molar. A unos 50 km. del centro de Madrid.
-¿Cuánto? Media ración de queso, un pincho moruno, un chuletón de 700 gramos, dos copas de vino y una botella de agua de un litro, 50 euros.

Jesús Clemente Rubio