Hubo un tiempo en que los reyes, o los que mandaban, vivían por y para sus súbditos, “no podían hacer lo que les diera la gana”. Por supuesto, no hablamos de nuestra especie, sino de la animal, a veces con más raciocinio que el ser humano. De hecho, la anterior cita corresponde a uno que todos pudimos ver hace más de una década en cines, Mufasa, padre de Simba. “El Rey Leon” fue todo un éxito de crítica y taquilla que deslumbró por su genial reparto de personajes, todos cuidados hasta el más mínimo detalle y su guión dirigido y válido para todos los públicos, como el de los buenos dibujos. Toca revivir el clásico revisado y adaptado a teatro, maravillarse con una puesta en escena majestuosa, propia de la Corona, un reparto sin igual y un sonido…¡qué sonido!
Vestuario, figuras y decorados recrean la sabana a la perfección. |
Grrrruuuaaauuu…. Era fácil olvidar a los cinco minutos de metraje que Mufasa era un león, salvo por su desgarrador rugido, debido a la genial personalización que Disney suele acometer con sus personajes. En esta ocasión asistimos justo al caso contrario: los actores han de ser – y son- lo más fieles posibles a los movimientos (te encantará el gesto que emplean para saludarse), brincos e incluso flirteos que componen el abanico gestual de tan fiero animal. Y al igual que ocurriese con la película, si eres capaz de abstraerte pronto verás a Mufasa y Simba en lugar de dos piernas portando una careta. Otros te lo pondrán aún más fácil (Timón –en las zonas verdes- y Pumba – casi siempre- están perfectamente caracterizados) o, directamente, será más complicado ver al hombre que al animal, como en el caso de las hienas.
Simba, ya sea en niño o en adulto, lo borda. |
La música en directo no desmerece a la hornada de
vestimentas, disfraces y demás ropajes para refinar cada detalle del
espectáculo: los percusionistas, situados a ambos lados del escenario, saben
introducir con maestría efectos que realzan la trama y la música, genial como la original, no repite sin embargo fórmula de
ésta adaptándola al teatro, cambiando las letras -¡qué extraño se hace que
nos cambien el “Hakuna Matata” o el “Voy a ser rey león”!- y ampliando las
canciones para acoger mayores florituras y otorgar mayor libertad de expresión
a los actores. El resultado es fabuloso…insisto, si eres capaz de abstraerte un
solo momento, te verás en la sabana
africana rodeado de animales y viviendo casi en primera persona la historia.
Uno se olvida rápido de que detrás de las máscaras hay humanos. |
Historia por todos conocida: Mufasa es traicionado por su
hermano Scar quien, con malas artes y peor lengua, convence a Simba de que él
es el culpable de la muerte de su padre y le “invita” al exilio, de manera que
pueda ocupar el trono por ser el segundo en la línea de sucesión. A partir de ahí, todo son aventuras que
tanto el Simba infante como adulto bordan, acompañados de todos los personajes,
a cual mejor interpretado aunque, como no, nos quedamos con Timón y con la
hiena alocada. El primero porque supera incluso al personaje –ojo al guiño a
España, quizá una licencia algo
exagerada pero desde luego te encantará- y el segundo porque, de nuevo, es
más hiena que persona. Como muchos de los que se encuentra uno diariamente,
ahora que lo pienso.
Sin olvidar, aunque quería dejarlo para el final, a Rafiki, el brujo, papel desempeñado por
un portento de mujer en despliegue de voz y desparpajo que actúa casi como
maestro de ceremonias y que, al igual que el resto del elenco, de origen
africano y marcado acento para rematar el producto africano ante el que nos
encontramos.
Rafiki es, para nosotros, la actriz con más talento del estupendo reparto. |
Sobre la sala, incluso desde la última fila y última butaca
–la más barata- se ve aceptable, si bien en este caso extremo te verás sentado
en ocasiones en el canto de la butaca
para ganar altura y poder seguir a la perfección la trama. Eso visualmente
porque en el apartado sonoro no tendrás problemas con las voces, sonidos ni
música. Créeme, te gustará abandonar
durante tres horas el mundo humano y sumergirte de lleno en la África más
animal que, desgraciadamente, es mucho más humana que lo que te encuentras
una vez abandonas la sala. Sin ponernos melodramáticos pero pregunto ¿cuándo es
la última vez que un mandatario renunció al poder por sentirse responsable de
una tragedia? En 1994 ya lo denunciaste
Mufasa y, casi 20 años después, seguimos igual… ¡Mejor respirar hondo y
Hakuna Matata!
otiuMMaximus
- - El incidente de la estampida. No dejamos de
emocionarnos.
- - El elenco de actores, genial.
- - La puesta en escena. Pura sabana africana.
otiuMMenester
-¿Dónde? Teatro
Lope de Vega. Calle Gran Vía, 57. Madrid.
-¿Cuándo? M, X y
J 20:30 horas. V-S a las 18 y 22 horas. D a las 19 horas.
-¿Cómo? En Metro
L 10 (Plaza de España) y L5 (Callao)
-¿Cuánto?
Entradas desde 19,90 euros en 2º anfiteatro, última fila. De ahí ascienden
hasta los 79,90 euros. Compra en taquilla o en www.elreyleon.es
Jesús Clemente Rubio