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Real Madrid 2 - PSG 2 (Champions, Grupos): Diez minutos que hacen olvidar ochenta


En muchos sitios vais a leer que el Real Madrid hizo el mejor partido de la temporada. Que mereció ganar de manera incontestable. Todo piropos con un ligero "pero" al final que nosotros, en cambio, vamos a acentuar. El Madrid mereció el empate, que no el PSG, que jugó más bien poco si bien en un torneo de eliminación las individualidades cuentan mucho. Y lo mereció porque tras ochenta minutos de ensueño, especialmente la primera parte, dejó que los diez minutos restantes empañasen la que podía haber sido otra noche mágica europea. No obstante, hay margen, amplio, para la esperanza; este Madrid huele a lucha, a combate, a garra, a títulos.
Y la mejor prueba de ello es el instante final, el remate de quien el Bernabéu ve más como un enemigo que como un aliado. Si alguien que lo tiene todo en contra, es introvertido y no llegó a adaptarse como es Gareth Bale estrella el balón en el palo en la última falta del último instante del encuentro y lo lamenta con rabia -con toda la rabia que puede expresar Bale- tras haber completado una buena actuación, hay que imaginar el estado de este vestuario y equipo. Cierto es que la defensa volvió a aprobar rozando el suspenso por el despiste que aprovechó Mbappé en el minuto 80 para comenzar la andadura hacia el empate, que completaría Sarabia. Pero también que durante el resto del partido Modric -la mejor noticia blanca- repitió la actuación soberbia frente a la Real Sociedad, Rodrygo estuvo más desaparecido pero aún así comienza a arrastrar defensas temerosos de qué hará a continuación y Hazard... Hazard ya comienza a alcanzar otro nivel. Ése en el que sabes que el mejor inicio de jugada es entregársela para cambiar la marcha y la atmósfera de defensiva o conservadora a ofensiva. 

Claro que hay cierto delantero que como ya ha convertido en rutina el completar actuaciones estelares no termina de llevarse todos los focos que merece. Benzemá hizo doblete y, como siempre, hizo mucho más que los dos goles -el primero tras buena jugada del Madrid y estando donde un delantero  ha de estar, el segundo de buen cabezazo tras genial pase- habilitó, desbordó, abrió juego, defendió y fue un constante apoyo a las internadas de un extraordinario Marcelo.

Neymar entró y tuvo chispazos, pero Mbappé fue de nuevo lo más peligroso de un PSG donde el MVP fue Keylor Navas. Encajó dos, pero detuvo, al menos, otros tantos claros. Buen portero dejó escapar el Madrid, si bien el que ahora tiene crece por momentos y Courtois también transmitió seguridad más allá de los tantos encajados.

El Madrid ya es de octavos, pero también segundo de grupo... no llega al comienzo de las rondas eliminatorias en calidad de incontestable, pero todo el mundo que pisa Europa sabe que por allí pasó alguien y pisó mucho más fuerte: el Real Madrid.

Jesús Clemente Rubio