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Bowl Bar: El placer gastronómico cabe en un bol

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Fotos realizadas con Xioami Mi A2

Como de costumbre, los mayores placeres de la vida residen en los pequeños detalles. En este caso, caben en un bol. Los chicos de Bowl Bar, llegados todos ellos de la alta cocina, rescatan lo mejor de aquélla dotan a cada plato de una preparación exquisita, un precio ajustado y con materias primas más que decentes... Juntad todo ello en un bol y obtendréis una revolución conceptual de la gastronomía y una de las mejores y más recomendables apuestas culinarias de la capital. La "Rebowlución", como ellos dicen, ha llegado a la capital.

El concepto, el servicio, la materia prima, la atmósfera. En 'Bowl Bar'
nos gustó todo.
Ya desde la fachada, el aire neoyorquino de Bowl Bar que invita a descender para acceder al local nos gustó. Una vez dentro, una decoración despejada pero muy coqueta y jugando siempre con el protagonista, el bol, nos tuvo ensimismados hasta que cogimos una carta. Entonces descubrimos una variedad arriesgada por la combinación de múltiples formas de cocinado y puntos de cocción en un mismo plato con materias primas de necesaria calidad para que el plato resulte. Olía a alta cocina... y sí, sabía a alta cocina. En Bowl Bar se percibe y adivina el origen de estrellas Michelín del que proceden los socios que han ideado el establecimiento en la descripción y estética de los platos. Faltaba comprobar si también sabía a alta cocina. Y así fue.

Acostúmbrate a tan cuidada estética pues es santo y seña en la carta.
La ensaladilla tradicional, rematada con carpaccio de gamba roja y el aderezo de una crema de su cabeza. Como nos recomendaron en varios platos, revolved, mezcladlo todo bien... y a disfrutar. Hasta el paladar menos refinado percibirá cada ingrediente y sabor por separado, culminando todos ellos en un clímax donde todos los elementos alcanzaban un punto ligero pero reconocible, disfrutando cada materia prima empleada. Igual ocurrió con algo tan, a priori, básico como el revuelto de tomates y quesos. 


Pídete una cesta de 'panes del mundo'. Por 2,50 euros satisfará
al panero más exigente.
Queso fresco, curado, espuma de parmesano y vinagreta de trufa aliñando a tomates de primera confluyendo, de nuevo, en una explosión de sabores. Chef y camareros insistían en que todo se debe a su procedencia de la alta cocina, pero aquí hay cariño, amor por los fogones y perfeccionismo para alcanzar semejante punto en platos tan elaborados e incluso en los más tradicionales. La deconstrucción de croqueta presenta pan chino horneado abrigando a la bechamel y por último la carne y sí, también se come en bol: hundirás la cuchara hasta el fondo para atrapar los tres ingredientes y comprobar que, al menos las de puchero que fueron las que degustamos, resultan sensacionales. Igual ocurre con la tortilla de patata, donde el tubérculo llega en forma espumosa y esconde setas en su base. De nuevo, revuelve y marea el bol para obtener uno de los entrantes estrella.

Sí, lo que aquí ves es una croqueta. Si no nos crees, pídela, hunde
la cuchara... y disfruta.
En principales toparás con un pollo en pepitoria y fideos que doblega con autoridad al que creemos (creíamos) que estaba delicioso en los restaurantes asiáticos. Aquí liberan de toda grasa y pesadez al plato y queda un plato abundante y que, sin embargo, no brinda esa sensación de hinchazón de las comidas que, aunque bien preparadas, no emplean la mejor materia prima. Con guiño a un Ramen donde las bolas de carrillera ibérica hace el mejor equipo con torreznos, huevo, verduras de temporada y un caldo soberbio, concluiremos la parte salada con el kefta tajine de albóndigas de conejo al ajillo. Prueba una de ellas por sí sola, sin apenas salsa, y te encantará. Ahora imagina agregar salsa de tomate moruna, crema de cacahuete y huevo. En nuestra humilde opinión, da igual si en la primera o enésima visita a Bowl Bar, pero pruébalo. Te garantizamos un flechazo inmediato.
Albóndigas de conejo al ajillo con salsa moruna, huevo y crema de cacahuete. Menuda delicia.

Hay que decir que con un bol de entrante y dos principales dos comensales se marcharán más que satisfechos, pero dedicad un segundo a sus originales postres o smoothie bowls. 


El 'smoothie Drácula' evoca al nostálgico helado de Frigo. Y lo mejora.
Desde un bol de Choco Krispies (tranquilo, no es el que te puedes preparar en casa, y si lo consigues llámanos por favor) hasta un smoothie ¡Drácula, imitando -y clavando- el sabor del famoso helado! Además de una cantidad enorme, el smoothie combina frutos rojos con helado de vainilla y aroma de Coca Cola que activará tu nostalgia y se incrustará en tu memoria.

No sabemos si la magia está en el bol, en la preparación, en el trato de las materias primas o en el llamativo precio para tan cuidada cocina, pero está claro que desde ya nos declaramos miembros de la Rebowlución. Y añadimos como juego de palabras: si  aún no has estado, ¡ve Bowlando!

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-¿Dónde? Bowl Bar. Calle Quintana, 28. 


- ¿Cuándo? M, X y J de 8:30 a 16:00 y de 20:30 a 0:00. V y S hasta las 0:30 y D cerrado por la tarde. 

- ¿Cuánto? Menús diarios por menos de 12 euros. Platos principales desde 11,5 euros y entrantes por menos de 5 euros.

Jesús Clemente Rubio